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No se darán tregua. han decidido que la política en España se base en la destrrucción y no en el diálogo. No se miran como contrincantes en las urnas, se observan como enemigos detrás de sus respectivas trincheras. No se disparan con propuestas económicas y sociales, se lanzan bombas judiciales. No hablan los partidos, hablan los dirigentes, que tampoco tienen una única voz. La Democracia del disenso ha sustituido a la del consenso. Y no hay marcha atrás. Así hasta que se escuché la voz de las urnas. Debería ser otro el camino, pero ese ya no existe. El barro lo ha hecho impracticable.
El presidente del Partido Popular quiere actualizar el programa electoral con el que se presentará en las próximas citas con las urnas, tanto a nivel nacional como autonómico y municipal. Quiere que los votantes que logró su partido en 2023 se mantengan con una renovada confianza y que una parte - pequeña o grande - de los que lo hicieron a Vox, al PSOE o decidieron abstenerse se inclinen por las siglas de esa derecha moderada y liberal que desea encarnar en su persona. Eso dijo al llegar desde Galicia pero no es lo que ha hecho durante los últimos meses.
El expresidente del Gobierno y ex Secretario General del PSOE se ha convertido en el infiltrado de mayor rango que el Partido Popular tiene dentro de las filas socialistas. En El Hormiguero de Pablo Motos reproduce de forma exacta lo que ocurre en ese hormiguero gigante en el que se ha convertido el PSOE. Felipe González no se reconoce como militante y mucho menos como dirigente jubilado del partido al que cambió, de forma radical y con corte de cabezas incluido, en los lejanos años setenta y ochenta del siglo pasado. Su objetivo directo es animar a los actuales líderes del socialismo a que se levanten en armas contra Pedro Sánchez, en su doble condición de presidente del Gobierno y de Secretario General, por representa el mayor mal que puede sufrir España en estos momentos.
Dentro de dos años habrá elección autonómica en la Comunidad de Madrid y el candidato del PSOE, Oscar López, comprobará que sufre de una maldición electoral, que le persigue desde el lejano mayo de 2011, cuando quiso llegar a la presidencia de Castilla y León, y el candidato del PP, Juan Vicente Herrera, le derrotó en las urnas. Era capaz de ganar en el interior del partido pero no frente a los adversarios exteriores. Pelear contra Isabel Díaz Ayuso para los comicios de mayo de 2027 es su último compromiso obligado, tras dejar el palacio de La Moncloa y su puesto de Jefe de Gabinete de Pedro Sánchez.
El actual presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, dejó muy atrás su paso por el Gobierno central como ministro de Sanidad durante la pandemia y, con habilidad, se ha convertido en la mejor apuesta de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder con el apoyo de los socios nacionalistas. En ese mundo, el lider de Junts, desde su autoexilio en Bélgica, sigue proponiendo imposibles, por la propia legislación Europea, y que le sirven para no perder su posición de privilegio. Carles Puigdemont, políticamente, es menos de lo que le gustaríaa y más de lo que se merece. Mirar su pasado es descubrir sus fortalezas y sus deblidades.
Adelantar el Congreso Nacional del Partido Popular obedece a la necesidad que tiene Alberto Núñez Feijóo de trasladar a sus dirigentes, militantes y votantes que está al mando, que toma decisiones y que es capaz de integrar en sus dirigentes equipo personal a los dos grandes vencedores con quien cuenta para ir a las urnas. No le basta con que sean los presidentes autonómicos de Madrid y Andalucía, necesita que les vean como los dos líderes que aceptan su jefatura y que aportan dos victorias por mayoría absoluta, en las dos autonomías claves para la derecha, que son Madrid y Andalucía. Sin la plena incorporación de Isabel Díaz Ayuso y de Juanma Moreno, el nuevo proyecto saldrá sin fuerzas y con muchas dudas sobre su capacidad para echar del poder al PSOE de Pedro Sánchez, por más datos que lancen las encuestas privadas y por más miedo que se tenga a la subida de Santiago Abascal y de Vox.
Ni quieren cambiar, ni les dejan cambiar, ni sabrían hacer otra cosa. El presidente del Gobierno y el presidente del Partido Popular están empeñados en alejarse de las preocupaciones reales de los españoles cada vez que se suben a la tribuna del Congreso. Cualquier motivo es bueno para que Núñez Feijóo se harte a pedir dimisiones ministeriales, le da igual que sea por el apagón universal, por el evidente sabotaje a los trenes o lo que llama “entreguismo” del Gobierno a los bárbaros indpendentistas y a los más bárbaros representantes de la otra izquierda. La derecha con sentido del estado ni está, ni se la espera. A fuerza de tener miedo a su derecha, la dirección del PP ha adelantado a Santiago Abascal y a Vox llendo tan lejos por ese extremo del arco político, que se está volviendo irreconocible.
Como si fueran sus escuderos en una guerra medieval, ministros y ministras de Pedro Sánchez ejercen un auténtico papel de escuderos intentando que las flechas y los golpes de espada de la oposición no le causen heridas graves. En el combate cuerpo a cuerpo entre PSOE y PP en que se ha convertido la política española, los miembros del gobierno más que manejar sus ministerios se dedican a proteger a su jefe de filas.
Una obra de teatro rescatada del pasado y una novela que siempre será futuro tienen de protagonista a un mismo nombre, Pedro, y a un mismo creador, Luís Martín Santos. Los dos Pedros quieren romper los límites de sus vidas y terminan aceptando su fracaso, al igual que lo hacen todos los que les acompañan. Puede que el presidente del Gobierno, el tercer Pedro, haya leído “Tiempo de silencio”, publicada diez años antes de que naciera. Está a tiempo de hacerlo o de recordarla en uno de eso largos viajes alrededor del mundo. Lo que debería hacer, sin falta, es acercarse al Teatro Español y disfrutar de la obra que ha rescatado Fernando Domenech del olvido en el que estaba: “Viaje hasta el límite”. Dentro de los tres Pedros está la España de hoy.
Un muy enfadado presidente del Gobierno, una escurridiza presidenta de Redeia y un burocrático director de Operaciones de Red Eléctrica Española ya han dado el primer paso para conovocar a esta isla negra, en la que se convirtió España durante muchas horas, a los “diez negritos” que podrían ser los responsables del gran apagón que dejó a este país sin energía. La obra que escribió Agatha Christie hace 85 años, para descubrir al autor de un crimen, trasladada a la España de 2025 para descubrir lo mismo.
Día a día, mes tras mes, se siguen acumulando los problemas sociales que más acucian a los ciudadanos sin que los políticos se pongan de verdad a la tarea de resolverlos más allá de las proclamas electoralistas que unos y otros hacen de vez en cuando. Ni la falta de médicos y enfermeras en la Sanidad, ni el coste de los alquileres, ni la solución a los menores amontonados en Canarias, ni la continua subida de los alimentos, ni el lento pero continuo aumento de la delincuencia, ni nada de nada.
La convulsión mundial se va a prolongar durante meses. Si alguien piensa lo contrario debe ir con urgencia al oftalmólogo. Donald Trump ha hecho volar por los aires el andamiaje político, económico y militar del mundo. Y sus consecuencias, en España, son difíciles de analizar y menos aún de evaluar en las siempre socorridas encuestas. ¿Qué piensan loos españoles del presidente norteamericano‘, ¿qué opinan de las respuestas que están dando los dirigentes políticos?, ¿a cuál de ellos hace más daño la política arancelaria?. El CIS y el resto de empresas consultoras tienen un trabajo que hacer.
La dirigente de Podemos ha visto en la llegada de Trump a la Casa Blanca una buena ocasión para devolver a Podemos parte del terreno perdido tras la traición de Yolanda Díaz cometida contra su valedor Pablo iglesias. La lucha militarización de Europa y la amenaza de una guerra son sus principales argumentos, como antes lo fueron la defensa de los derechos sexuales y de género.
La historia pone condiciones y obliga a estudiar lo ocurrido enre 1955 y 1975 en esa parte de Asia a la que ha viajado el presidente español, Pedro Sánchez, con la intención de lograr un imposible: que China y Vietnam se conviertan en aliados indispensables de Europa para combatir comercialmente a Estados Unidos.
Necesitan intentarlo por pura supervivencia. Si acuden por separado y cada uno con sus propias listas el resultado será catastrófico. No se fian de las intenciones del otro y si no se miraran al hombligo, ni defendieran sus posiciones personales, dejarían que fuesen otros los que lo intentaran. Un imposible. Tanto Irene Montero, como Antonio Maillo y sobre todo Yolanda Díaz desean tener o mantener una parte del poder. Por mínima que sea. Sin su colaboración, sin su ayuda para lograr una mayoría en el Congreso, la izquierda en general perderá en las urnas y perderá en el Congreso. Será el PP de Feijóo, en solitario o con ayuda del Vox de Abascal el que gobierne. Pura y dura matemática electoral.
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