|
Nunca fueron amigas y apenas se toleraban tanto en Podemos como en el Gobierno. A Irene Montero le oscurecía la presencia de su particular Pigmalión político y compañero de vida, Pablo Iglesias; a su adversaria, a Yolanda Díaz le quisieron controlar Alberto Garzón y Enrique Santiago. Les devoró a los dos de la misma forma que lo hacen las anacondas: primero les asfixian lentamente y luego los engullen. Tardan en digerir a sus presas, pero éstas no tienen salvación desde que los anillos del poderoso ofidio se van cerrando, en este caso sobre las ambiciones políticas de Alberto y Enrique.
La deriva política española con el enfrentamiento histórico entre el PP y el PSOE se parece cada vez más al que maneja el mundo del fútbol en la disputa entre el Madrid y el Barça con todos sus componentes de socios, simpatizantes y hasta “hooligans” que harán, desearán y soñarán incluso con todo tipo de tretas, jugarretas y ataques en el campo y fuera de él, para conseguir que gane su equipo y, sobre todo, que pierda el contrario.
Si las ocho formaciones políticas que otorgaron su voto a Pedro Sánchez el 16 de noviembre de 2023 para que se convirtiera en presidente del Gobierno no lo hubieran hecho hoy no estaríamos como estamos. Esos 1. 329. 334 votos que lograron en las urnas el PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y CC, traducidos en 179 escaños en el Congreso permitieron que el candidato socialista continuara en el palacio de La Moncloa. Tardaron 146 días en negociar los apoyos, los que van del 23 de julio a ese jueves 16 de noviembre, casi cuatro meses en los que las calles de España se llenaron de manifestaciones convocadas por el PP y Vox en contra de la amnistía, con Alberto Núñez Feijóo reclamando que debía ser él quien ocupara la presidencia del Gobierno o que, al menos, se repitieran las elecciones.
A la Ley de Amnistía le espera un largo recorrido judicial, primero en España y luego en Europa. Ese “cielo” por el que suspiran Carles Puigdemont y todos los condenados o perseguidos por el Proceso soberanista que se inició en diciembre de 2012 y tuvo su epicentro en el “ Referendum” de 2017 pueden consolarse viendo “ El cielo puede esperar”la película de 1978 codirigida por Warren Beatty, con su “error divino”· y el cambio de cuerpo para poder regresar a la Tierra. De la tragedia a la comedia apenas hay un paso. Mientras la Ley recorre el camino de las “togas y las puñetas” la esposa del presidente del Gobierno, muy en contra de la voluntad de ambos, ya se ha convertido en un referente eterno cuando del poder político en España se hable y se estudie en los siguientes cien años.
Cinco días y comprobaremos que todo sigue igual en la vida política española. Ni Pedro Sánchez, ni Alberto Núñez Feijóo van a olvidarse de la guerra, ni van a buscar La Paz, ni van a rendirse, ni dejar su papel a otros. Los dos van a seguir en el liderazgo de sus partidos, uno en el Gobierno y otro en la oposición. Sánchez reafirmando su deseo de terminar la Legislatura y Feijóo pidiendo una y otra vez que se repitan las elecciones generales. Los otros, desde Santiago Abascal a Carles Puigdemont se mantendrán en la primera fila esperando su oportunidad para recitar el mismo papel que les ha tocado en este drama.
Si la amnistía negociada y aprobada busca cerrar las heridas producidas en Cataluña por los partidos independentistas, en otro intento histórico de querer aprovechar las debilidades de un Gobierno para romper la unidad de España, el mayor de los pecados constitucionales que contempla la Carta Magna, con beneficios políticos, económicos y sociales para sus protagonistas, el Rey Felipe VI, junto a los principales dirigentes de los partidos políticos, deben plantear que es jurídicamente un disparate y políticamente un error mantener a Juan Carlos I en el exilio, por más dorado y confortable que sea. La “generosidad” política, de ser verdad en su fondo, tiene en el padre del Rey la mejor de las pruebas.
Conseguido el primer objetivo de los pactos de investidura y pese a la clara victoria del PSC en las elecciones catalanas, los dos lideres del independentismo, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, han decidido que el siguiente paso es unir sus fuerzas, y las de la CUP, para avanzar en un nuevo “abrazo del oso” sobre Pedro Sánchez. Con la Ley de amnistía aprobada y conocedores que aún le queda un largo trámite judicial,, tanto en España como en Europa, quieren plantear el reparto del poder en el Parlament y en todos aquellos organismos que dependan de la Generalitat, incluidos a los que llegan hasta el mundo económico y financiero, para terminar con nueva fecha para un nuevo Referendum sobre la independencia, éste acordado y pactado con el Gobierno español.
Pasa el tiempo y los errores que cometió el entonces presidente de la Generalitat, Artur Más sigue persiguiendo a los actuales dirigentes del nacionalismo catalán, tanto a Puigdemont como a Junqueras y al resto de políticos que intentaron seguir el sendero que había marcado el hombre que había sucedido a Jordi Pujol al frente del Gobierno autonómico.
Lo hace una y otra vez y sus rivales no aprenden. El presidente del Gobierno es un fiel seguidor de las ideas que Pedro Almodóvar plasmó en “ Mujeres al borde de un ataque de nervios” en el aparentemente lejano 1988, con las mujeres convertidas en protagonistas de una gran comedia de enredo, en la que las amantes capitaneadas por un gran Carmen Maura, terminan siendo las vencedoras en su particular lucha contra los inestables y hasta timoratos hombres que las enamoran. A menos de trece días para que se abran de nuevo las urnas electorales, esas que llevarán al Parlamento de Estrasburgo a 61 compatriotas que no saben muy bien qué van a hacer, ni con quién les dirán que tienen que pactar Pedro Sánchez ha recibido a Volodomir Zelensky, le ha dado mil millones de euros en armas - que serán de fabricación española con lo que los dineros se quedarán en España - y le ha asegurado que será su amigo hasta conseguir que Rusia, la Rusia de Vladimir Putin, abandone todo lo que ha conquistado en Ucrania y se rinda en una mesa de paz.
Desde que el 28 de abril de 2019 Pedro Sánchez fracasara en su intento de gobernar solo y que su nuevo fracaso el 10 de Noviembre del mismo año le obligara a aceptar el gobierno de coalición con Pablo Iglesias, su concepto de como gobernar un país lo cifra todo en clave electoral. No importa quien, ni qué ni con quién, siempre que le sirva para seguir en La Moncloa. Su única línea roja, por ahora, es la extrema derecha porque es el “lobo” que le permite paliar en última instancia su propia debilidad.
En la larga lucha que se inició tras las elecciones de julio del año pasado tanto Alberto Núñez Feijóo como Pedro Sánchez saben que más importante que loos escaños que conseguirán el PP y el PSOE en el Parlamento de Estrasburgo son las consecuencias que tendrán en la política nacional. Ninguno habla de lo que España quiere hacer y representar en Europa. Es una guerra de desgaste que sólo terminará cuando haya nuevas elecciones generales. Feijóo tiene prisa y Sánchez no se cansa de repetir que agotará la Legislatura pase lo que pase. Cada uno de los dos busca los aliados coyunturales que mejor les viene pero, rotas las antiguas líneas rojas, no parece que vaya a ver paz para los vencidos.
Un auténtico festín, una “grande bouffe” política, una comilona preparada a conciencia y servida por un “maitre” tan eficaz como Pablo Motos en su restaurante televisivo es la que se dió el expresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE, Felipe González, en la noche del jueves. Una hora de máxima audiencia en la que descalificó desde el principio y con una copia de la Constitución en la mano (con la otra jugaba con sus gafas o se mesaba su blanca melena), al actual presidente socialista y al anterior presidente socialista. Pedro Sánchez recibió el mayor de los ataques que le podían hacer desde su partido, pero aún más duras fueron las descalificaciones hacia Rodríguez Zapatero y su herencia maldita cuando perdió el poder.
Unas memorias cargadas de emoción y una ausencia del Senado al que pertenece tras haber perdido el poder en Aragón ha servido para que Javier Lambán haya reunido en Madrid al núcleo del socialismo que quiere, desea y busca que Pedro Sánchez deje la presidencia del Gobierno y la Secretaria General del PSOE. El actual lider socialista ya cruzó su Rubicón particular cuando regreso al primer puesto tras su abandono y su particular victoria en la Galia de las Federaciones socialistas en cada una de las provincias españolas. Tanto Felipe González como Alfonso Guerra y Emiliano García Page creen que el inquilino de La Moncloa puede destruir la “República interior del PSOE” y conducir a España hacia el desastre. Sus razones y sus comportamientos cada vez se parecen más a los que ocurrieron hace 23 siglos.
El presidente argentino se siente a gusto en el cuerpo a cuerpo. Lo demostró durante su campaña electoral y lo viene demostrando desde que ocupa la Casa Rosada. En menos escala, a Santiago Abascal le ocurre lo mismo.La diferencia está en el territorio y en la posición electoral de cada uno. Javier Milei ganó con mayoría absoluta en su país tras las malísimas experiencias que tenían los argentinos con la corrupción de sus gobiernos, tanto de la derecha conservadora como de la izquierda socialdemócrata.
Este domingo, 19 de mayo, Santiago Abascal cerrará la cumbre anual que Vox celebra para reunir a una gran parte de la derecha más dura en todo el mundo. Será segunda vez que acuda Javier Milei, que ya lo hizo en 2022, pero ahora como presidente de Argentina y gran estrella de la Convención junto a la francesa Marine Le Pen, el polaco Mateusz Morawiecky, el chileno José Antonio Kast, el portugués André Ventra y, sobre todo el israelí Amichai Chikli. Hay más participantes pero el planteamiento ideológico lo apostarán los dos representes de dos de las Fundaciones conservadoras más importantes de Estados Unidos, la Conservative Union y The Heritage Foundation. De sus estudios y análisis salen los mensajes y programas que luego se extienden por el mundo, desde Estados Unidos a Europa.
|
|
|