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Una obra de teatro rescatada del pasado y una novela que siempre será futuro tienen de protagonista a un mismo nombre, Pedro, y a un mismo creador, Luís Martín Santos. Los dos Pedros quieren romper los límites de sus vidas y terminan aceptando su fracaso, al igual que lo hacen todos los que les acompañan. Puede que el presidente del Gobierno, el tercer Pedro, haya leído “Tiempo de silencio”, publicada diez años antes de que naciera. Está a tiempo de hacerlo o de recordarla en uno de eso largos viajes alrededor del mundo. Lo que debería hacer, sin falta, es acercarse al Teatro Español y disfrutar de la obra que ha rescatado Fernando Domenech del olvido en el que estaba: “Viaje hasta el límite”. Dentro de los tres Pedros está la España de hoy.
Un muy enfadado presidente del Gobierno, una escurridiza presidenta de Redeia y un burocrático director de Operaciones de Red Eléctrica Española ya han dado el primer paso para conovocar a esta isla negra, en la que se convirtió España durante muchas horas, a los “diez negritos” que podrían ser los responsables del gran apagón que dejó a este país sin energía. La obra que escribió Agatha Christie hace 85 años, para descubrir al autor de un crimen, trasladada a la España de 2025 para descubrir lo mismo.
Día a día, mes tras mes, se siguen acumulando los problemas sociales que más acucian a los ciudadanos sin que los políticos se pongan de verdad a la tarea de resolverlos más allá de las proclamas electoralistas que unos y otros hacen de vez en cuando. Ni la falta de médicos y enfermeras en la Sanidad, ni el coste de los alquileres, ni la solución a los menores amontonados en Canarias, ni la continua subida de los alimentos, ni el lento pero continuo aumento de la delincuencia, ni nada de nada.
La convulsión mundial se va a prolongar durante meses. Si alguien piensa lo contrario debe ir con urgencia al oftalmólogo. Donald Trump ha hecho volar por los aires el andamiaje político, económico y militar del mundo. Y sus consecuencias, en España, son difíciles de analizar y menos aún de evaluar en las siempre socorridas encuestas. ¿Qué piensan loos españoles del presidente norteamericano‘, ¿qué opinan de las respuestas que están dando los dirigentes políticos?, ¿a cuál de ellos hace más daño la política arancelaria?. El CIS y el resto de empresas consultoras tienen un trabajo que hacer.
La dirigente de Podemos ha visto en la llegada de Trump a la Casa Blanca una buena ocasión para devolver a Podemos parte del terreno perdido tras la traición de Yolanda Díaz cometida contra su valedor Pablo iglesias. La lucha militarización de Europa y la amenaza de una guerra son sus principales argumentos, como antes lo fueron la defensa de los derechos sexuales y de género.
La historia pone condiciones y obliga a estudiar lo ocurrido enre 1955 y 1975 en esa parte de Asia a la que ha viajado el presidente español, Pedro Sánchez, con la intención de lograr un imposible: que China y Vietnam se conviertan en aliados indispensables de Europa para combatir comercialmente a Estados Unidos.
Necesitan intentarlo por pura supervivencia. Si acuden por separado y cada uno con sus propias listas el resultado será catastrófico. No se fian de las intenciones del otro y si no se miraran al hombligo, ni defendieran sus posiciones personales, dejarían que fuesen otros los que lo intentaran. Un imposible. Tanto Irene Montero, como Antonio Maillo y sobre todo Yolanda Díaz desean tener o mantener una parte del poder. Por mínima que sea. Sin su colaboración, sin su ayuda para lograr una mayoría en el Congreso, la izquierda en general perderá en las urnas y perderá en el Congreso. Será el PP de Feijóo, en solitario o con ayuda del Vox de Abascal el que gobierne. Pura y dura matemática electoral.
Todo lo que está pasando en la Unión Europea tras la legada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, desde la aplicación de aranceles a casi toda la industria, a las negociaciones con Vladimir Putin para alcanzar una paz en Ucrania, le vienen muy mal a España y en concreto al actual Gobierno.
La guerra de los impuestos entre las dos vicepresidentas se ha resuelto con una tregua anual, la de este año, que les permite a las dos mostrarse como ganadoras. Un primer asalto para la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, que presumirá de haber conseguido que los perceptores del Salario Mínimo Interprofesional no tengan que pagar impuestos este año; y victoria final para la vicepresidente primera y ministra de Hacienda, que ha impedido que ese mismos salario crezca por encima del actual. Yolanda Diaz logra ese pequeño triunfo, vital para sus propios intereses políticos dentro de la crisis que arrastra Sumar; y María Jesús Montero evita que la subida base del SMI obligue al Estados a gastarse dos mil millones más en los salarios, justo cuando Pedro Sánchez tiene que justificar ante Europa su apoyo al aumento del gasto en Defensa hasta el dos por ciento del PIB.
Los políticos españoles no saben salir del barro judicial y territorial en el que están metidos. Da lo mismo que se mire al Gobierno como a la oposición, que se piense en una retirada imposible de Pedro Sánchez antes de que termine la Legislatura, o que se intente cambiar a Alberto Núñez Feijóo por otro líder que tenga más capacidad de arrastre entre los votantes de la derecha . Hay jueces para todos y eso es lo peor de la historia. No es que sobren los administradores de la Justicia, todo lo contrario, el problema es la utilización de los mismos en el terreno político. Los tiempos de unos y otros son muy distintos.
Ni Mazón por su gestión nante la dana con 224 muertos, ni Abalos por sus negocietes. ni Sánchez por los negocios de su mujer, ni Ayuso por cómo administró el asunto del covid en las residencias para mayores, no Puigdemont por sus chantajes a La Moncloa, ni Yolanda Díaz por comulgar con las ruedas de molino que le sirve su socio de gobierno. Y así la lista se podría hacer tan larga como se quisiera.
Hace ya tiempo que el famoso Gobierno Progresista que conformaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se convirtió en un simple gabinete del PSOE, prácticamente desde que el líder morado comprendió que no pintaba nada como vicepresidente de un Consejo de Ministros que aprobaba el envío de armas a Ucrania o que rechazaba una reforma fiscal para que los ricos pagasen más que los trabajadores.
El presidente de Vox ha salvado políticamente al presidente de la Generalitat y al presidente del Partido Popular. Santiago Abascal ha dado el sí al acuerdo de su partido con Carlos Mazón para que haya Presupuestos en la Comunidad Valenciana y, la mismo tiempo, le permite a Alberto Núñez Feijóo mantener ante los suyos su defensa del presidente valenciano. Nada ha cambiado socialmente tras el desastre de la Dana, pero la nueva unión de las dos derechas la ha proporcionado a Mazón la única salida que tenía para llegar al final de la Legislatura.
A medida que nos aproximamos al mediodía de la actual legislatura que comenzó el julio de 2023 los nervios de los políticos comienzan a aflorar aunque queden teóricamente dos años para su consumación. El caso es más complejo, teóricamente, en el PSOE que en PP donde, por ahora, nadie pone en duda a Feijóo como próximo candidato. Sánchez no querría presentarse a una tercera reelección, pero a lo mejor no tiene más remedio
A medida que pase el tiempo vemos como en La Moncloa y en Waterloo se instalan cada vez más dos realidades virtuales diferentes que tanto Sánchez como Puigdemont intentan vender a sus respectivos partidarios como hacen los equipos de futbol con sus forofos. No han encontrado otra manera de entenderse. En cada acuerdo entre los dos políticos hay ya dos mundos y dos realidades diferentes, pero no les importa creen que sus votantes prefieren eso a que rompan de verdad.
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