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Laa presidenta de la Comunidad de Madrid vuelve a tomar la delantera a su jefe político. Mientras Alberto Núñez Feijóo y su equipo e confianza se plantean qué hacer ante el ciclón político que ha llegado a la Casa Blanca, Isabel Díaz Ayuso ha felicitado a Donald Trump por su llegada a la presidencia de Estados Unidos y le ha dicho que en Madrid tiene su “segunda casa” frente a ese BRICS encubierto que según Trump es Pedro Sánchez. No se trataba de una equivocación o de un error grosero en la política internacional. En washngtón saben muy bien que los BRICS son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, juntos pero no revueltos en sus intereses y situaciones internas, la intención de colocar en ese espacio global a España. Es una amenaza a tener en cuenta.
El presidente del PP ya tiene a su peor enemigo a las puertas de su casa política y no es Pedro Sánchez. La fiesta que está acompañando a la llegada de Donald Trump, junto a su inseparable Elon Musk como cabeza de la nueva oligarquía tecnopolítica que ha tomado el poder en la primera potencia mundial, demuestra que Estados Unidos puede que no quiera nada al actual gobierno español, en el que coloca a socialistas y comunistas de la mano, pero que tampoco lo convence el primer partido de la oposición. El amigo español de Washington se llama Santiago Abascal.
El presidente del PNV quiere dejar resuelto el problema de su sucesión antes de la Asamblea general del partido, que se celebrará a finales de marzo. Su candidato es el portavoz en Madrid, Aitor Esteban, quien ya ha dicho que para él “sería un honor presidir el partido” en el que milita desde siempre. Si Andoni Ortuzar consigue su objetivo, que es impedir que el ex-lendakari Iñigo Urkullu ocupe su cargo, lo anunciará en los tres próximos días. Tiene todo a su favor pero si ve las dificultades puede que de marcha atrás y se vuelva a presentar.
En una semana Donald Trump tendrá a su lado para intentar cumplir con sus deseos de cambiar el mundo a nueve de los diez hombres más ricos del mundo, todos ellos dueños de las principales empresas tecnológicas de ese mismo mundo. Los algoritmos son la auténtica fuerza del poder y desde Elon Musk a Steve Banner ese mundo que avanza a enorme velocidad, con la Inteligencia Artificial aplicada a todos los procesos económicos, sociales y personales, es el que quiere desafiar Pedro Sánchez. Un imposible incluso para China y Rusia. Para el presidente del Gobierno español otra forma de mirar a Europa y a América Latina como si del gran escapista Houdine se tratara. Europa se ha convertido en el último cadaver de la Democracia que ha regido en Occidente desde hace doscientos años, tanto por su falta de visión como por sus enormes defectos internos a la hora de repartir el poder. La descomposición es interna.
El presidente del Gobierno va a dedicar todo este año a colocar a Francisco Franco y la Dictadura como estandarte de la bandera de la izquierda contra la derecha que representan el PP y Vox. Con Presupuestos Generales o sin ellos, Pedro Sánchez está decidido a mantenerse en La Moncloa, por lo menos, hasta las primeras elecciones autonómicas de 2026, las primeras grandes batallas que van a definir el resto de la Legislatura hasta el verano de 2027.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE está dispuesto a controlar todo el aparato del partido en quince de las diecisiete autonomías. En el proceso de elecciones internas ya ha logrado que sea el alcalde de Soria, Carlos Martínez, el favorito para sustituir en el liderazgo de Castilla y León al dimitido Tudanca. Lo mismo ha logrado en Andalucía con la retirada de Espadas y la casi segura elección de la vicepresidenta María Jesús Montero.
La iniciativa del presidente del Gobierno y Secretario general del PSOE de resucitar la memoria del franquismo, en lugar de la memoria democrática que comenzó a instalarse apenas 48 horas más tarde, ya ha colocado al hijo del principal responsable del regreso de la Democracia en tiempo récord, en una delicada situación institucional. Si Felipe VI acude el próximo día ocho al primero de esos actos, estará apoyando la iniciativa de la izquierda; si no va se presentará su figura en sentido contrario. Una crisis entre el papel de la Mnarquía y de la presidencia del Gobierno, que no debería haberse puesto en marcha de la forma en la que se ha hecho.
El martes, 31 de diciembre de 2024, durante veinticuatro horas el mundo se despidió de uno de esos años que nacen para demostrarnos que la crueldad, la maldad, la avaricia, la muerte y el poder en su forma más terrible siguen formando parte de la llamada condición humana. Un segundo más tarde de que sonaran las campanadas de medianoche en Haway y Los Angeles, tras haber lo hecho en Sidney y Tokyo, había nacido el 2025.
El último de los grandes males de la vida pública española ha llegado justo cuando este 2024 agoniza. El Senado denuncia al Congreso ante el Tribunal Constitucional. Así llevamos toda la Legislatura y así parece que va a seguir hasta el 2027, fecha en la que se deberán convocar nuevas elecciones, salvo que Pedro Sánchez se rinda y adelanta el calendario electoral. Política y Justicia encadenadas y sin visos de solución.
El PSOE que dirige Pedro Sánchez y el PP que dirige Alberto Níuñez Feijóo - el resto son si les compañeros de viaje por mucho que se nieguen a aceptarlo- aplauden el discurso navideño del Rey y esperan 24 horas para repetir en sus comportamientos todo aquello que Felipe VI les ha pedido que no hagan. Ese es el grave problema que tiene el Monarca y el grave problema que tiene España. Los políticos no dan ninguna muestra de serenidad en sus comportamientos y declaraciones; no buscan nngún pacto de convivencia, tan sólo se acercan para pactar la destrucción del contrario; hacen todo el ruído que pueden dentro y fuera de las instituciones y dejan fuera de los debates las auténticas reclamaciones de los ciudadanos: vivienda,paro, sanidad, ediucación, emigración.
Se habrán reenviado miles de veces en menos de 24 horas y seguirán de protagonistas navideños durante muchos días. Duran 27 segundos los abrazos que se dan diez de ellos y se cierra la evidente broma navideña, realizada con Inteligencia Artificial y mucho ingenio humano, con un beso que sería la portada de todas las revistas, periódicos y web del mundo. El beso del año. Vestidos con esos jerseis que solo se ponen en estas fechas vemos a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo abrazarse y sonreirse, lo que sería todo un gran acuerdo político para alejarse de los juzgados y dedicarse a discutir del paro, la sanidad, las pensiones, las guerras del exterior, la deuda públic, de todo lo que debería ser verdad, pero es mentira, claro. Vemos a la vicepresidenta Yolanda Díaz estrechar entre sus brazos a Isabel Díaz Ayuso, las dos felices a más no poder, un acuerdo de paz entre dos mujeres que sería todo un canto a la trasversalidad, pero es mentira, claro. Vemos al presidente de Vox, Santiago Abascal, y nuevo mejor amigo del esperado y medio, Donald Trump, mirar a los ojos de Gabriel Rufian y lanzar sus brazos hacia los del portavoz de ERC en el Congreso, la derecha más antinacionalista abrazada a la derecha republicana e independentista catalana, pero claro, es mentira.
Ni Pedro Sánchez, ni Alberto Níñez Feijóo pueden hacer otra cosa que lo que ya están haciendo. El presidente del Gobierno es consciente de que debe resistir el acoso constante de la oposición e intentar que sus socios de investidura le aguanten, con concesiones, hasta las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2027, que serían la antesala de las generales unos meses más tarde.
No son los muros de Jericó pero los treinta años que lleva el Partido Popular gobernando la Comunidad de Madrid se le parecen y mucho. El 28 de mayo de 1995 comenzaba ese “reinado” ininterrumpido gracias a la aplastante mayoría absoluta que consiguió Alberto Ruíz-Gallardón frente al socialista Joaquín Leguina y el dirigente de IU, Angel Perez.
En 48 horas, las que van del 20 al 22 de noviembre de 1975, España pasó de ser una Dictadura a convertirse en una Monarquía. La democracia parlamentaria que conocemos hoy tardó 19 meses más en llegar, primero con unas elecciones generales, luego con un Refréndum para aprobar la nueva Constitución y, finalmente, para otras elecciones ya con la nueva Carta Magna como guía que ha llegado a nuestros días. La democracia no acabó con Francisco Franco, el Generalísimo murió en la cama de un hospital tras un largo proceso de deterioro físico. Tampoco regresaron las libertades en aquel mes de noviembre. Todo sucedió muy rápido, sin que los ciudadanos se dieran cuenta de la velocidad a la que iba el cambio.
Tres años antes de que el Papa Benedicto XIV lo incluyera en la lista de los libros prohibidos por la Iglesia, Charles de Montesquieu escribió “ El espíritu de las Leyes”, la base política y jurídica sobre la que ha girado Occidente desde hace casi tres siglos. La necesaria separación de los poderes del Estado en Legislativo, Ejecutivo y Judicial permitiría que los equilibrios en la gobernanza de los países impidiesen las dictaduras, ya fueran estas reales o populares
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