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Este jueves, 10 de octubre, sale a la venta la autobiografía del ex premier británico Boris Johnson, obligado a dimitir por sus “fiestas privadas” en el domicilio familiar del número 10 de Downing Street durante la pandemia del Covid 19. El siempre polémico dirigente del Partido Conservador habla de su vida y de la vida de los demás, incluida la de Isabel II. Con el mismo desenfado con el que dirigió la política británica. Su título, “Desatado” no puede ser más acertado y más aplicable al Rey Juan Carlos tras el viejo escándalo - convertido en nuevo - de sus relaciones con Barbara Rey hace ya más de 30 años, cuado él tenía poco más de cuarenta y la actriz y vedette rondaba los veinticinco. No se habían visto las fotos, ni se habían escuchado los audios, pero la relación era ampliamente conocida por todos, desde la élite política y económica al llamado pueblo llano.
Dos años más tarde el presidente del Gobierno buscará este viernes el apoyo del Papa Francisco en defensa de sus políticas. La excusa de este viaje no programado es su intento de lograr la paz en Oriente Medio, algo que ya ha dejado claro Benjamin Netanyahu que no lo va a conseguir nadie, ni Sánchez, ni el presidente de Estados Unidos, ni el Secretario General del la ONU, ni ninguno de los presidente y primeros ministros de Europa. El primer ministro israelí ya ha decidido que no parará en sus ofensivas contra Hamas e Hizbulá hasta que no haya terminado con las direcciones de ambos grupos. Y algo más: no parará hasta cambiar las actuales fronteras dentro de Palestina y del Líbano.
Es el número tres del PSOE y la persona, junto a la vicepresidenta María Jesus Montero y el ministro Felix Bolaños, el militante y dirigente socialista que goza del mayor grado de confianza del presidente. Santos Cerdan le acompaña desde hace diez años, en los buenos y malos momentos, ha sido el encargado de negociar con los independentistas los acuerdos sobre financiación singular y, por supuesto, la amnistía. Hoy, de cara al Congreso Federal de finales de noviembre, es la pieza esencial que necesita Pedro Sánchez para mantenerse al frente del partido ny del propio Gobierno.
Un ictus le mató hace cinco años. Antes Alfredo Pérez Rubalcaba había sido todo lo que se puede ser en política salvo presiente del Gobierno, que lo intentó en las elecciones de 2011 frente a Mariano Rajoy. Perdió pero siguió como Secretario General del PSOE durante otros cuatro años. Después dimitió de la política activa y regresó a la Universidad a dar clases de química.
Con 69 años de edad - los cumple el próximo día veinticuatro- la ONU se ha convertido en una de las instituciones mundiales más caras y más inútiles que existen. Incapaz de cumplir y hacer cumplir los objetivos que se marco y los principios que buscaban los 50 países fundadores. La razón del monumental fracaso está en el carácter dictatorial de los cinco estados que tienen poder de veto y que se anulan unos a otros.
La esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, y el juez Peinado tendrán que esperar rotor mes para ver quien gana en el desigual combate en el que llevan meses implicados. La Audiencia Provincial se ha dado cuenta, en el último mínuto, que faltaba una de las recusaciones que el abogado de la mujer del presidente, Antonio Camacho, había enviado al juzgado. Esa “pequeña” nota, de apenas un folio de extensión, ha bastado para que los magistrados que tenían que tomar la decisión de mantener a Peinado al frente de toda la instrucción del sumario, o retirarlo para que el sumario pasara a otras manos y otras instancias, hayan pedido más tiempo. Tiempo que aprovechará otra acusación particular para aumentar los motivos de la denuncia con la investigación que está levando a cabo la Universidad Complutense, el “alma mater” del curso.
El presidente de Castilla la Mancha y la vicepresidenta segunda del Gobierno se han convertido en las dos caras de las mismas monedas que tiene el presidente del Gobierno para llevar adelante lo que quiere hacer en política nacional e net nacional pero que no puede. Los dos, junto al ex presidente Rodríguez Zapatero forman una especie de “mister Hyde” que le permiten al “doctor Jekyll “ de La Moncloa hacer de bueno y malo al mismo tiempo, de estar y no estar, de decir y no decir, de presionar y no presionar. Así hasta el infinito.
Si aceptamos la frase más repetida por Alberto Núñez Feijóo y todos los demás dirigentes del Partido Popular, Pedro Sánchez y su Gobierno deberían llevar meses muertos y enterrados. No lo están. Tampoco lo está la izquierda que luchó contra la dictadura por mucho que haya cambiado en nombres y liderazgos. Tienen mala o muy mala salud pero ya han convertido a la derecha en el dóberman amenazante de los derechos de los más débiles. Un conjunto de mentiras que explica el alejamiento de los ciudadanos de la clase política.
Más dividida que nunca, llena de contradicciones, con líderes enfrentados, con fronteras renacidas, sin claros liderazgos, sumergida tanto en la guerra de Gaza como en la destrucción de Palestina, que no sabe qué posición tomar ante Nicolás Maduro o Javier Milei, ni ante los candidatos para presidir Estados Unidos, que necesita y no quiere a los emigrantes, ya sean de la Europa del Este, del Africa subsahariana o de sus antiguas colonias, que necesita y no quiere la tecnología china, que tiene tantos agujeros en su estructura política como un colador. La Unión Europea no encuentra su sitio en el gran mapa del poder mundial.
El presidente de Castilla la Mancha se ha quedado sólo en sus disparos de precisión contra Pedro Sánchez, tras el evidente declive del expresidente de Aragón, su otrora compañero de aventuras dentro del PSOE. Cada día el Partido Popular y su presidente, Alberto Núñez Feijóo, saben que el mejor de sus francotiradores se llama Emiliano García-Page, el político que aprendió a dar sus primeros pasos en el difícil y a veces sanguinario ring de la vida pública con un auténtico experto en el arte de esa esgrima dialéctica que consiste en buscar al más asequible de los adversarios y ponerse a golpearle con los guantes regionales, siempre bajo dos banderas, la de España y la del Vaticano.
El siete de agosto de 1974, a las 7,15 de la mañana, el equilibrista, funambulista, mimo y mago francés Philippe Petit comenzó a caminar sobre un cable de acero de 200 kilos que unía los 417 metros que separaban las dos Torres Gemelas de Nueva York. Tardaría una hora en hacerlo, tiempo que empleó para saltar y tumbarse sobre ese cable y hacer bromas con la policía neoyorquina que le esperaba a ambos lados. Se entregó, le detuvieron, le absolvieron y le convirtieron en un héroe. Nadie ha vuelto a hacer nada parecido. Hasta ahora y no en ningún cable colocado a 417 metros de altitud. Cambiado Manhattan por Madrid y la locura física por la política, Pedro Sánchez ya es el mayor equilibrista, funambulista, mimo y mago de la historia de nuestra democracia y puede que sea un auténtico record mundial.
En toda guerra todas las armas que se pueden utilizar, se utilizan. Basta con mirar lo que sucede en Ucrania y Gaza para comprobarlo. Allí la muerte física y la destrucción de pueblos enteros se justifica por las posiciones políticas que se aseguran irrenunciables por parte de los contendientes. En España, la guerra política entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el PP de Alberto Núñez Feijóo se extiende y utiliza cada ”nueva arma” que llegue a las manos de los adversarios. Por citar las tres más importantes: el acuerdo fiscal con Cataluña, la emigración masiva que colapsa los servicios en Canarias y se extiende por el resto de las autonomías, y ahora la posición política sobre Venezuela y las últimas elecciones celebradas en ese país.
El presidente del Gobierno se dispone a terminar con la disidencia radical dentro del PSOE. En el Congreso Federal de noviembre dejará en la mayor de las soledades al secretario general del partido en Castilla la Mancha y presidente de esa Comunidad. Emiliano García Page y su equipo de confianza, que controla el territorio empleando los mismos procedimientos que Sánchez a nivel nacional, tendrá que esperar tres meses más para ver hasta qué punto su inevitable derrota frente a Pedro Sánchez influye en su futuro político.
Acababa de ganar las elecciones gallegas por mayoría absoluta. Alberto Núñez Feijóo estaba feliz en 2012. Su carrera política parecía imparable, pero recluido en su tierra. Su paisano y amigo, Mariano Rajoy, por fín, había conquistado un año antes el palacio de La Moncloa y había colocado a su izquierda y a su derecha a las dos mujeres que iban a ayudarle a ejercer el poder dentro y fuera del partido, María Dolores Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Qué podía ir mal?, nada. Se equivocaron. Cospedal, como secretaria general del PP, destituyó a Luís Barcenas como tesorero y ya nada sería igual para la historia del partido que había fundado y refundado otro gallego, Manuel Fraga, el jefe que envió a Rajoy a Madrid para que hiciera “carrera política” a la sombra de José María Aznar, el único no gallego de la tragedia
Escenificando la dura guerra entre los dos partidos, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo han logrado avanzar en lo importante a nivel del Estado. Los dos líderes nunca serán amigos y combatirán, junto a sus equipos, por conquistar y mantener el poder, pero al menos han logrado que haya una presidenta al frente del Consejo General del Poder Judicial y a la cabeza del Tribunal Supremo, Isabel Perelló; que el ministro y expresidente de la AIReF, José Luís Escrivá, se convierta en el Gobernador del Banco de España y que ambos puedan afrontar con éxito ls turbulencias internas de sus propios partidos. Más necesita el socialista que el popular pero convencidos ambos que en las guerras a muerte, más pronto que tarde, mueren los dos contendientes.
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