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La Asamblea fundacional de Sumar, cargada de discursos tan altisonantes como vacíos, confirma que el proyecto de Yolanda Díaz es una Resta política para la izquierda que soñó en destronar al PSOE de la hegemonía de ese espacio sociológico de la vida pública española. Sólo votó un 11% de los supuestos “afiliados” al proyecto y la realidad, la cruel realidad para la vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez es que se ha convertido en una dirigente prescindible. Su base de poder, que se alimenta de los rescoldos de lo que fue Podemos, se circunscribe a los 10 diputados del Congreso que se dicen de Sumar.
El 13 de noviembre de 2003, ante 20.000 personas que llenaban el Palau Sant Jordi, el presidente del Gobierno y Secertario General del PSOE, José Luís Rodríguez Zapatero, cerraba la campaña electoral catalana con la frase que ha perseguido a todos los políticos y a todos los partidos desde entonces: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán”.
El 12 de mayo los partidos independentistas tendrán que decidir su futuro y todo dependerá del resultado electoral donde, al igual que ocurrió con los comicios generales españoles del 23 de julio, todo puede depender de lo que decidan los partidos pequeños, como En Comú o la CUP, siempre pensando que tanto el PP como Vox no den ninguna sorpresa al estilo de lo que consiguió Ciutadans en 2017, que luego no les sirvió para nada.
Por Olga Heras
Las mujeres de Sánchez y Feijóo se han covertido en víctimas de la guerra sucia que tanto uno como otro practican, con más o menos pruebas, para intentar destruir al enemigo. Los populares piden explicaciones poor el papel de Begoña Gómez en el rescate de Air Europa, mientras que desde el PSOE se habla de ayudas a la Xunta a una empresa en la que trabajaba Eva Cárdenas.
Le empujaron a abdicar y abdicó. Le dijeron que no podía seguir siendo Rey y lo aceptó. Le convencieron de que la única forma de salvar la Monarquía era dejarla en manos de su hijo y entregó la Corona a Felipe VI. Díez años más tarde los escándalos de los partidos, los cambios de liderazgos en los partidos y la crisis constitucional han convertido a España en un país de locos, en una jaula de grillos en la que los insultos y ataques personales entre diputados en todas las Cámaras parlamentarias han roto la convivencia impidiendo el necesario diálogo democrático entre el poder y la oposición.
El Triangle
El presidente de la Generalitat ha convocado los comicios para el 12 de mayo después del fracaso presupuestario provocado por el No de Puigdemont y Ada Colau. De nada le ha valido a Pere Aragonès el apoyo de los socialistas catalanes con Salvador Illa a la cabeza. Un aviso para navegantes enviado por Puigdemont a Sánchez, que ha decidido no presentar a su vez sus presupuestos para 2024 en el Congreso.
Los españoles ya no piensan ya no sienten, ni se alegran, ni padecen, somos insensibles a los efectos de la economía, de la política o de los terremotos…Todo lo contrario de la sociedad que luchó contra la dictadura de Franco. En los últimos cuarenta años, los españoles hemos sido anestesiados ante los problemas de España y del mundo.
El 31 de octubre de 2007 el magistrado Javier Gómez Bermudez leía la sentencia del juicio por los atentados contra los trenes de cercanías que tenían que llegar a la estación de Atocha a primera hora del 11 de marzo de 2004. En la sentencia se atribuía el asesinato de 192 personas, con 1865 heridos a una “célula de tipo yihadista” y se descartaba cualquier intervención de ETA. Ese día de octubre había un presidente socialista al frente del Gobierno y el candidato del PP, que ya había perdido las elecciones generales de 2004, Mariano Rajoy, estaba a unos pocos años de volver a perder su segundo intento. Hoy, 20 años más tarde, la verdad policial y judicial sigue siendo criticada y puesta en duda.
En menos de un año como máximo tendremos elecciones autonómicas en Cataluña, con Aragonés por ERC e Illa por el PSC peleando por la presidencia, al margen del resto de los partidos y los necesarios pactos que lleven a sumar mayorías absolutas. Cita con las urnas que se sumará a las de Euskadi y Europa, con el llamado “problema catalán” como eje de todos loos programas y manifiestos electorales. Tendremos toda la guerra sucia entre los partidos como ya se ve con el estallido de la compra de mascarillas en 2020, que se extenderá, tal y como ha acordado el Congreso, a investigar a 17 gobiernos autonómicos y a alguno de los Ayuntamientos importantes del país. Al final siempre aparece Cataluña.
La primera de las grandes batallas que sostienen los dos grandes partidos, sólo o en compañía, la ha ganado Sánchez con el primer paso legal de la Ley de amnistía. Quedan muchas más hasta el hipotético julio de 2027 en el que se terminará la Legislatura. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, sin balas, sin tanques, sin destrucción de ciudades, están representando el conflicto de Ucrania en versión española. Ninguno de los dos busca la Paz o, al menos, una tregua de Estado ante los problemas que debe afrontar este país en competencia con el resto de Europa. No quieren prisioneros, sólo víctimas.
Estaban preparados para la gran guerra desde hace meses. Esa destrucción que hace imposible la Democracia. Las elecciones andaluzas, primero, y las autonómicas, municipales y generales, más tarde, se convirtieron en la señal de salida.
Si trasladamos la prueba de resistencia más dura del mundo a la política española nos vamos a encontrar con un único participante en la salida, con una única meta: conseguir en los próximos tres años sobrevivir como presidente del Gobierno y como Secretario General del PSOE.
Sin salida, el diputado Ábalos, el exministro Ábalos, el compañero en las horas difíciles del presidente del Gobierno tras su primera caída como líder del PSOE, no tiene más remedio que decir adiós a la política y renunciar a su escaño en el Congreso de los Diputados.
La ambición de Yolanda Díaz le hizo querer ir más deprisa y más en solitario de lo que la coalición que era Sumar requería. La vicepresidenta segunda y heredera de Pablo Iglesias, ofreció una plataforma electoral a todos los grupos y formaciones que existen a la izquierda del PSOE. Se trataba de llevar a cabo una CEDA de la izquierda, una Confederación. Española de las Izquierdas Autónomas, a imitación de lo que lograra José María Gil Robles durante la II República para la conquista del poder desde la derecha. El fracaso en Galicia ha terminado con la ambición y con el liderazgo.
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