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Si habrá o no recesión y hasta donde bajarán los tipos, son las preguntas más frecuentes tras el verano. Con el informe de empleo de EE.UU. del pasado viernes había el riesgo de que los mercados tomasen el mando. Afortunadamente se abortó
El episodio de volatilidad extrema que sacudió a los mercados en la primera semana de agosto ha reajustado muchos pares de divisas consecuencia de operaciones de desapalancamiento. ¿Y ahora qué?
La fuerte depreciación del dólar que promueven los candidatos republicanos a la presidencia y a la vicepresidencia de Estados Unidos no es consistente con otra política que no sea la de implicar un grave deterioro institucional.
Desde 2010 cambiaron en Estados Unidos las condic iones en las que los aspirantes a cualquier puesto de representación pueden financiar sus campañas . A este cambio no es ajeno el creciente déficit fiscal con consecuencias que están por verse.
El dólar sde debilita porque los mercados están incorporando la posibiidad de que la Reserva Federal confirme este mes el recorte de tipos que efectuará en septiembre, pero la amenaza sobre el dólar se escribe en otra clave y puede ser no tan lejana.
Una larga secuencia de procesos electorales, previstos e imprevistos, está dando un carácter singular a 2024. Hasta la fecha, están siendo relativamente bien digeridos por los mercados, que, no obstante, tratan de anticipar las consecuencias económicas a las que, a largo plazo, pueden inducir. No podemos hablar de que hayan desatado hasta el momento crisis destacada alguna, y eso a pesar del creciente protagonismo de propuestas radicales.
Si algo puede ponerse a prueba en los próximos días es hasta que punto Francia ha venido contando con el "privilegio exorbitante" de ser drmasiado grande para caer y hasta donde ese privilegio puede estirarse.
Estamos ante la primera e inesperada consecuencia del resultado de las elecciones europeas. Confiemos en que lo que hayamos de vivir en las dos próximas semanas no sea preludio de mal provenir.Las primeras facturas del resultado electoral europeo están empezando a llegar. El euro ya lo está pagando.
Corresponde aventurar sobre lo que viene, y esta semana es la Reserva Federal, pero también lo que nos deja la semana anterior: interpretar al BCE y las consecuencias de las elecciones en México.
El jueves llega el primer recorte en la eurozona, el julio habrá pausa, y en septiembre, de nuevo recorte. Si no fuese así, el riesgo de que algo se rompa aumenta.
El hecho de que la economía norteamericana esté ofreciendo síntomas incipientes de moderación del crecimiento está dando entrada de nuevo a los teóricos de la recesión. La narrativa clásica de acción/reacción vincula el discurso y decisiones de los bancos centrales, a la evolución de los precios que se cruzan en el mercado. Así, si los tipos van a subir o a bajar, entonces bla, bla, bla… Podríamos responsabilizarlos de la volatilidad que resulta de lo que dicen y hacen. Pero también lo contrario; que son los propios mercados los que, buscando anticiparse a cambios de criterio y discurso de los bancos centrales, generan esa volatilidad.
El creciente nivel de deuda no es solo un dato financiero sino un elemento crucial que afecta a la estabilidad al tiempo que condiciona las decisiones políticas y económicas futuras.Las tres últimas ediciones de The Economist titulan así su portada: “Europa en peligro mortal” (4/5), “El nuevo orden económico” (11/5), “¿Está América a prueba de una dictadura” (18/5). No aparenta que concilien mucho con nuestro anterior análisis que titulábamos “Peor no estamos”. Depende de donde se sitúe el observador.
La economía mundial está saliendo de un periodo difícil y en mejor posición de lo que nadie esperaba, Sin embargo, la gente ve amenazas a largo plazo, lo que genera descontento y desconfianza. Después de un periodo de angustia en el que pusieron en riesgo su credibilidad y prácticamente se veían abocados a llevar a las economías a una recesión, los responsables de los bancos centrales, cuyo compromiso, -recordemos-, es controlar el ritmo de variación de precios y no su nivel, respiran tranquilos.
Un dólar fuerte crea problemas en todas partes y cada país se va zafando como puede. Japón interviene, China cambia su política y Europa se declara no dependiente. La temperatura está subiendo,
La espera que pueden permitirse los norteamericanos resulta ser un creciente quebradero de cabeza para otros. Aumenta el riesgo de inestabilidad entre divisas. Unos tipos de interés más altos durante más tiempo no suponen una amenaza inmediata para la economía norteamericana. La Reserva Federal declara “depender de los datos” y a la vista de los que se van publicando, esa declaración está más que justificada.
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