José Manuel Pazos

Desconcierto

El ajuste monetario no genera impactos inmediato y podemos estar ante un error de cálculo de economistas y mercados. Nos irán mejor si las economías se debilitan ahora. Lo destacaba The Economist la semana pasada. Los tipos de interés en las 58 economías que representan el 90% del PIB mundial estaban de promedio en el primer trimestre de 2021 en el 2,6%. En el último de 2022 habían saltado hasta el 7,1%. Su nivel de deuda había pasado a representar el 342% de su PIB desde el 320% antes de la pandemia.

Ajuste, ¿pero hasta cuándo?

El arranque del año ha venido dominado por el optimismo sobre la evolución de los precios y por las mejoras de las expectativas de crecimiento, Sn embargo, los mercado se encuentran ahora en un periodo de ajustes de esas expectativas. Y así lo están reflejando las cotizaciones. Veamos hasta donde puede durar este ajuste.

Policrisis

¿Qué es lo que nos hace percibir que estamos ante un fenómeno de policrisis o permacrisis y que esta idea esté arraigando? Acuñamos conceptos que no habíamos utilizado y que llevan a preguntarnos si se trata simplemente de referir situaciones que la casualidad ha querido que fuesen coincidentes, o estamos ante cambios más profundos que nos advierten de que el mundo está ante retos que cuestionan la forma de vida de las últimas generaciones.

Es de lo pior

Supuestamente cerca de la fase final los bancos centrales mezclan compromisos con intenciones. Los compromisos han de cumplirlos, las intenciones, esas, hay que descubrirlas.

Continúan los bancos centrales del mundo desarrollado desplegando su proceso de endurecimiento de la política monetaria. Aunque lo hacen tratando de ajustar, y a su vez ajustarse, a las expectativas inmediatas de los mercados para así mantenerlos alejados de consecuencias indeseadas, no son capaces de alinear las diferentes expectativas que conviven a medio plazo. Es más, se consolidan las divergencias.

Janet Yellen, secretaria del Tesoro.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro.

Los bancos centrales de Estados Unidos y de la Eurozona erraron en interpretar la evolución de la inflación hace seis meses, volverán a elevar los tipos esta semana pero el entorno es ahora muy diferente. La secretaria del Tesoro norteamericana, Janet Yellen, ha anunciado que se ha alcanzado el nivel máximo de deuda autorizado por el Congreso, lo que obligará a tomar drásticas medidas,

 
Ya están aquí...

La serie reciente de datos que hemos conocido apunta a que la Reserva Federal va a detenerse en su subida de tipos después de la próxima reunión que tendrá lugar en febrero. A partir de entonces dejará que sea el mercado laboral el que determine cuando llegará el momento para empezar a recortarlos.

Inflación, empleo y dólar

Parece que fue hace mucho, pero no. La preocupación estuvo, durante muchos años, en el riesgo de deflación. Conforme aumentaba el nivel de deuda a golpe de medidas contra la Gran Recesión y la pandemia, se advertía con razón, que la sola posibilidad de que se pudiese registrar una fuerte corrección en los mercados de activos podía colocar a la economía mundial en una situación crítica.

Alineados unos y otros no

Cuando el BCE publicó en diciembre sus expectativas de inflación para 2023, que cifró en una media anual del 6,3%, en su pronóstico consideraba un precio del gas promedio en el año de 124€/MWh. La referencia holandesa TTF retrocedía la semana pasada cerca de un 10% hasta los 70€/MWh. Algo similar ocurre con la hipótesis de los precios del petróleo.

Sesgos y sorpresas

Después de la última dosis de alzas de tipos despachada por los bancos centrales, discursos y proyecciones incluidas, unos escenarios pierden puntos y otros los ganan. Que han moderado su paso es evidente, como también lo es que han endurecido su discurso, pero cuando has perdido credibilidad, recuperarla no es cuestión que se resuelva en dos días, de modo que los mercados no van a volver rápidamente a colocarse a rebufo.

Difícil por insensato

Las piezas que se nos sirven para configurar el puzle empiezan a ser más difíciles de encajar. Es lo propio de la fase final del montaje. Nos han inducido a pensar que las economías desarrolladas se moderarán lo suficiente como para que la inflación de demanda responda a tipos de interés más altos, y a que la que proviene de la oferta se irá diluyendo al tiempo que lo hacen las disrupciones de las cadenas de suministro. Como capa final, el efecto base.

Bendición y maldición

No queremos ajustar demasiado porque recortar las tasas no es algo que queramos hacer pronto”. Así se pronunciaba el presidente de la Reserva Federal el miércoles pasado, certificando, a ojos del mercado, que en la reunión del 13 y 14 de diciembre se pondrá fin a la serie de cuatro alzas consecutivas de 75 pb, abriendo un periodo de alzas más moderadas de 50 y 25 pb, aunque sin vislumbrarse si esto significa un camino más lento para llegar a la tasa terminal, o que esta pueda ser finalmente más baja. O quizá más alta. Tan abiertas se mantienen las opciones.

David Solomon, presidente ejecutivo de Goldman Sachs.
David Solomon, presidente ejecutivo de Goldman Sachs.

Sin duda la gran noticia en los mercados es del retroceso de la tasa interanual de inflación de octubre en EEUU. La respuesta ha sido tan amplia como para que apenas los criptoactivos, que han de atender a su propia expiación, se quedasen al margen.

Inesperadas consecuencias

Conforme nos vamos acercando a la parte final de la actual fase en la política monetaria, y una vez que se da por asentado que los bancos centrales harán lo que sea necesario para reconducir la inflación a niveles compatibles con su objetivo, hemos de prepararnos para adentrarnos en un territorio de incerteza.

El Rey Felipe VI con Christine Lagarde en la sede del Banco Central Europeo en Franfurt.
El Rey Felipe VI con Christine Lagarde en la sede del Banco Central Europeo en Franfurt.

Esta semana el BCE volverá a subir los tipos en 75 pb, otro paso más para llegar en diciembre a territorio "neutral" con un tipo de depósito del 2 %. Esta es la parte más sencilla de un trabajo que para ser resuelto va a necesitar bastante más que ir subiendo los tipos. Se va a precisar mucha fontanería para revisar el funcionamiento de todos los mecanismos que se pusieron en marcha en los tiempos en los que el objetivo era asegurar la liquidez al sistema, mecanismos plagados de acrónimos que tardamos en comprender y que ahora están actuando en sentido contrario al objetivo de endurecer las condiciones de liquidez.

¿Será suficiente?

No hay duda de que la inflación sigue obstinadamente alta en EE.UU. con una tasa subyacente del 6.9% de promedio en los seis últimos meses y solo algo más moderada de media en los últimos tres, pero todavía al 6%. El dato de inflación de septiembre fue peor de lo previsto. Hasta el 10 de noviembre ya no se publicará el dato de octubre, y para entonces, ya habrán tenido lugar las elecciones legislativas de mitad de mandato.

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