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En diez años la Andalucía de izquierdas dominado políticamente por el PSOE ha pasado a ser la Andalucía de derechas dominado por el PP. ¿ Principal culpable de ese cambio histórico ?: la izquierda política que ha defraudado a la izquierda social. Explicaciones añadidas hay muchas, desde la influencia de las decisiones del gobierno central de la Nación a las imágenes que dan los distintos dirigentes que compiten en las urnas. Del rojo al azul apenas hab´ñia un paso
Europa se ha llenado de países peones dentro del peligroso juego que están disputando sobre el tablero de Ucrania los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden. Cada pieza que se “ comen” influye en el resto y ambas están dispuestos a dar jaque mate al oponente a la menor oportunidad.
Vivimos en directo un nuevo capítulo de una historia que comenzó hace ocho años. La protagonizan dos Reyes, padre e hijo, que recuerdan mucho a otros capítulos de su propio apellido. La Casa Borbón los ha vivido entre la ambición, el miedo, la soberbia, la aceptación popular, los casos de corrupción y una meta común parav todos sus membros: la permanencia de la Monarquía como forma de estado en España frente a la memoria de dos Repúblicas.
Tras una crisis financiera (2008), una crisis epidemiológica ( 2020 ) y una crisis bélica ( 2022 ) en Europa aparece el fantasma de otra crisis mayor, la del hambre. Ursula von der Layen, la presidenta de la Comisión europea, ya tiene culpable, Vladimir Putin, y un escenario, Ucrania. Cientos de miles de millones de euros que se gastan en destrucción y que desembocarán en la ya anunciada crisis del hambre. Una pregunta obligada ante una de las más previsibles consecuencias de la guerra. ¿ Cinismo o ingenuidad ?.
El presidente del PP y su “vicepresidenta” real han decidido usar un invento romano para vencer en las futuras elecciones generales y conquistar el palacio de La Moncloa. Para la nueva etapa de la derecha española les viene a los dos de maravilla. Además, a quién recurrir mejor que a un dios como Jano, creado hace dos mil cien años para que sirviera de referencia a los “nuevos comienzos”.
No se le mueve un músculo del rostro, siempre detrás del Rey o la Reina, “semper fidelis” en un servicio diario y sin descanso hacia la Monarquía. Es el hombre que ha tenido que sentarse a negociar y a hablar de lo que no se podía negociar y menos hablar. No lo pudo hacer con un presidente gallego y es difícil que lo pueda hacer con otro gallego que aspira a conquistar el palacio de La Moncloa. Es una tragedia griego la que se representa convertido en un sainete.
Primero lo reconoció el nuevo presidente del Partido Popular en su aplaudida reunión en Barcelona con lo más selecto del empresariado: “Cataluña es una Nación “. Les deba la razón a Jordi Pujol, a Artur Más, a Carles Puigdemont, a Joaquim Torra y a Pere Aragonés, que vienen diciendo eso mismo desde hace 40 años. Todos ellos se podían haber ahorrado años de cárcel y de exilio. Dos formas de ver la misma historia por parte de dos políticos gallegos.
Le pueden acosar por el espionaje indiscriminado a los dirigentes políticos; le pueden acorralar por los resultados electorales del PSOE en Andalucía y dentro de un año en toda España; le pueden echar en cara mil veces que su Gobierno es una jaula de grillos y que la mitad de sus socios de investidura le han abandonado; y hasta le pueden colocar delante de sus narices las malas cifras económicas de España; nada de todo eso, que es mucho, le va a obligar a convocar elecciones anticipadas. Las 10 razones para resistir hasta enero de 2024 son buenas y más importantes.
Ahora que el ex presidente catalán comprende que su “exilio” sólo terminará cuando se entregue a la Justicia española, y que el sucesor de su sucesor se empeña en exigir responsabilidades al mismísimo presidente del Gobierno, que acepta una reunión bilateral para resolver la crisis de los espías, que hasta a él mismo le espiaron, tengo que contar la historia tal y como me la contó uno de los “espías” que vigilaban a los otros “espías” que a su vez vigilaban a Puigdemont. También al resto de dirigentes independentistas que mantienen, en baja intensidad, su pulso al estado.
Estamos a medio camino entre la tragedia y la comedia. Pegasus, el caballo de Troya inventado por Israel para que los gobiernos pudieran espiar a su antojo, en el pecado de mirar llevaba la penitencia de ser mirado. El espía se espiaba a sí mismo y no lo sabía.
En la capital francesa no se habla de las elecciones en Andalucia. Ni en los cafés, ni en los informativos de las televisiones, ni en los periódicos. No existen y sin embargo en las dos ciudades se van a decidir los futuros. gobiernos de España y Francia.
En mes y medio el presidente del Gobierno y su vicepresidenta segunda pueden sufrir la derrota más amarga y premonitoria de su carrera política. Si se cumplen los sondeos, el socialismo andaluz verá como se queda de nuevo fuera del poder y la izquierda de la izquierda se quedará sin proyecto de unidad. Y verán cómo tras su llegada al gobierno en Castilla y León, esa derecha a la que llaman ultra y a la que atacan por todos los flancos se sienta en la mesa del palacio de San Telmo
Las cuatro condiciones que el nominado para ser ministro de Hacienda si el PP llega al Gobierno le envió por carta a la actual ministra de ese mismo Ministerio eran tan fáciles de cumplir que sonrojaban. Juan Bravo y María Jesús Montero - ambos con la misma experiencia en la Junta de Andalucía - se lo ha habían puesto muy fácil a sus jefes de fila, salvo que el miedo les llevara al enfrentamiento. Pudo el miedo y no la razón de estado.
El alcalde Almeida quiso enterrar políticamente a la presidenta Ayuso empujado por el presidente Casado y por su lugarteniente Egea. Quisieron que hiciera de enterrados y perdieron los tres. Es ahora Ayuso la que intentará salvar al alcalde para hacerle un favor a Feijóo. Este es el resumen de la guerra interna del Partido Popular de Madrid. Todo ha pasado en apenas en apenas dos años con la pandemia como excusa.
El presidente de la “ideología líquida” repite victoria electoral en Francia y seguirá otros cinco años en el Eliseo. Emmanuél Macron tenía que ganar y ha ganado, al igual que su rival, Marine Le Pen tenía que perder y ha perdido. Respira satisfecha la Europa de Bruselas, Estrasburgo y Francfurt. También respiran aliviados en Washington, en Kiev y en Madrid. Alivio para la Alianza Atlántica. No pasa lo mismo en Francia pese a los 16 puntos de ventaja que existen entre los dos adversarios.
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