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Hace años, muchos años, decidí no discutir con la gente que tiene un pensamiento único, y desde entonces he evitado conversaciones inútiles.
Los servicios de propaganda y masaje de la Moncloa han filtrado una nota a la prensa en la que descargan toda responsabilidad de lo que podría haberle ocurrido al Rey y a su señora , la Reina Leticia, por haber ido a Paiporta, localidad valenciana con memoria histórica de revueltas populares contra el poder.
Iñigo Errejón, por lo que leo, es un acosador con tintes de triunfador que basa todo su encanto como seductor en el poder que le confiere su acta de diputado, su condición de portavoz de Más Madrid, y su falsa pátina de hombre progresista.
El ministerio del interior ha decidido inventarse normas restrictivas para entorpecer la alegría de los hombres y mujeres que no creen en el sexto ni el noveno mandamiento de la ley de Dios que dice ¡No fornicarás! y no desearas la mujer de tu prójimo!
El origen de mi apellido tiene su fundamento histórico en la invasión de España por los franceses según contaba uno de mis antepasados, dueño de una extensa finca y una gran casona, que fue elegida por los invasores como cuartel general y, gracias a unos pasadizos subterráneos mi tatarabuelo espió los planes del enemigo. Como recompensa a sus servicios le pidió al Rey cambiar el apellido Saracedo por el de Armario, mueble a través del cual escuchaba las conversaciones que le sirvieron para ayudar a su patria.
Los que trabajan para Pedro Sánchez caminan apretando el esfínter , porque pende sobre sus cabezas el miedo y la amenaza a los vaivenes de su ira, a la exigencia de no bajar la guardia, al coitus interruptus y al despertar sobresaltado. El miedo corre como la pólvora entre los que están a su servicio, incluidos sus ministros que a veces no saben de qué lado les va a caer una hostia.
Dani Carvajal ha sido criticado por la frialdad con la que saludó al Presidente del gobierno al darle la mano evitando mirarle a la cara, en la visita que la selección española de futbol realizó al Palacio de la Moncloa con ocasión del título de campeones de Europa logrado hace cuarenta y ocho horas.
En España hay mucho cateto ignorante que confunde al Rey Felipe VI con algunos de sus antepasados que, con su forma de actuar, indujeron a que la Academia de la lengua incorporase el término “borbonear”, acción que significa que un monarca se entromete en la política de un gobierno democrático.
Lo he dicho hace unas horas en mi canal de youtube y hoy la prensa me da la razón : en el PSOE empiezan a estar hasta los cojones de Sánchez. Esa reacción de militantes, y algún cargo público que se cuida por ahora de no dar la cara, ya habla del psicópata como del mentiroso que les está llevando a la ruina.
No sé hasta cuando será intocable Felipe González pero a Pedro Sánchez se le están inflando las gónadas y quizás por eso camina separando sus piernas mientras rumia cada sutil descalificación que recibe. A él l van las frases cortas, los eslóganes de barrio, las risotadas ficticias y la simpleza, mientras que al que aun sigue siendo referente del PSOE de Suresnes le basta con decir que el actual Presidente «no tiene proyecto de pais» para hacerle un retrato de foto matón.
Franco dinamitó el "Diario Madrid" y Sánchez está a punto de dinamitar el periódico "El País". La diferencia entre ambos sucesos está en que el primero murió con honra, pero el segundo lleva camino desaparecer sin dignidad y sobran razones para hacer esta afirmación porque se ha convertido en un periódico de partido cuya línea editorial la deciden desde el Palacio de la Moncloa.
Pablo Iglesias ha montado un bar para rojos, Sánchez debería montar otro para golfos, los catalanes para gente que pague por anticipado, Núñez Feijóo para hacer más amigos e Isabel Díaz Ayuso tiene abiertos todos los de Madrid.
José Luis Ábalos ha pasado de villano a víctima para un cierto sector de la opinión pública que odia a Pedro Sánchez, pero no por eso se ha rehabilitado política y socialmente.
Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Si la gente tuviera meridianamente claro este principio tautológico, nadie iría llorando por las esquinas ni lamentando el mal fario de los sinvergüenzas profesionales de la política que al final son descubiertos por la justicia y detenidos por la policía.
La izquierda española ha dejado de ser sexy y se ha convertido en una secta obediente con normas estrictas que obligan a sus militantes a no salirse del cauce oficial. La de hoy es una izquierda con vocación estalinista que involuciona hacia la concepción del partido único.
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