María Guardiola se le juega pero tiene a su favor el poner contra las cuerdas a un Vox que se niega a aprobar los presupuestos y a un PSOE sobre el que pende esa “espada de Damocles” de las andanzas del hermanísimo de Pedro Sánchez por tierras extremeñas y con un candidato Miguel Ángel Gallardo que intentó librarse de su procesamiento en el mismo caso haciendo dimitir a una compañera de partido para estar aforado.
Es un caso parecido al que aprovechó Isabel Díaz Ayuso para lograr la mayoría absoluta en Madrid enviando a Vox a convertirse en un “cero a la derecha” y a Pablo Iglesias a su casa. No lo va a tener tan fácil María Guardiola pero su figura se ha venido agrandando políticamente desde el día en que se negó a gobernar con Vox, cosa que tuvo que aceptar a regañadientes. Ahora el tiempo le ha dado la razón.
Feijóo ha confiado en ella y eso también le va a valer en unas elecciones donde los candidatos de todos los partidos participantes tienen que ir a cara descubierta sin posibilidad de escudarse en cuestiones baladíes. O gana el PP por una mayoría suficiente como para que Vox no pueda poner condiciones o volverá planear una nueva convocatoria electoral siempre que no salte la sorpresa y los socialistas ganen cosa que con Gallardo al frente parece difícil.