ada fué nuevo en el Hemiciclo del Congreso. Por la mañana de este miércoles, 9 de julio, se iba a hablar de corrupción y todos lo hicieron. El guión las palabras, los adjetivos más duros, todo ya estab dicho y escrito en los medios de comunicación desde hace semanas. Más de lo mismo en boca de los mismos. No existen otros temas, ni otras ambiciones. Cuchillos corvos en cada frase con los que intentar matar al adversario.
La única “originalidad” la pusieron Santiago Abascal y sus 33 diputados de Vox, que decidieron no sentarse a escuchar la intevención del presidente y, en su turno, le dijeron que le iban a decir lo que ya le habían dicho muchas veces y que su ausencia se basó en que no esperaban que el presidente dijera nada que no fuera lo que esperaban. La mejor síntesis de “usted diga lo que quiera, que yo diré lo que me dé la gana”. Traducido al lenguaje más directo: “me importa un bledo lo que diga, yo voy a mi bola”.
Por la tarde se hablará de política internacional con los mismos argumentos y los mismos propósitos. Cada afirmación, propuesta o compromiso de Pedro Sánchez recibirá la misma respuesta por parte de Núñez Feijóo y las mismas posiciones por parte de los socios del Gobierno. La alargada sombra de un adelanto electoral justifica las dudas de unos y otros, y hasta el “desmarque” de la vicepresidenta segunda del Gobierno, que eligió sentarse en los asientos de Sumar en lugar de en el banco azul reservado a los miembros del Gabinete. Emocionado por los aplausos que le dedicó el Hemiciclo como homenaje e ala muerte de su padre el día anterior, Yolanda Díaz insistió en la necesidad de más avances sociales, la forma en la que la izquierda del PSOE ha encontrado una puerta abierta para no seguir cayendo en los sondeos.
Salvo que Pedro Sánchez dimita, que un juez le coloque como investigado o que al menos cuatro de los apoyos con los que consiguió la investidura se pasen a apoyar una moción de confianza que presentaran de forma conjunta el PP y Vox todo continuará por el mismos camino de los últimos meses. El presidente se mantendrá como el protagonista de Toy Story, Buzz Lightyar, mirando a las estrellas y declarando con voz de barítono que está dispuesto a llegar “hasta el infinito y más allá”; hasta el fin de la Legislatura en 2027 y presentarse de nuevo como candidato.
Si Isabel Diáz Ayuso le dice a Feijóo: “el partido es tuyo”, convirtiendo al presidente del PP en el amo y señor de las siglas, y no al revés; mientras que el ministro de Transportes proclamó con enfásis que Sánchez era “el puto amo”, la realidad política española de hoy demuestra que la esencia de la misma ya no depende de lo que digan los ciudadanos y ni siquiera los militantes de los partidos, depende de lo que en cada momento piense, diga y haga el jefe. El resto es la música de ambiente entre dos escenas de acción.