Cada tres años, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) publica su encuesta trienal sobre el mercado de divisas, la radiografía más completa que se elabora del mayor mercado financiero del mundo. La edición de 2025 confirma que este mercado sigue siendo el epicentro de la liquidez global, con una rotación diaria de 9,6 billones de dólares en abril, lo que supone un incremento del 28% respecto a los 7,5 billones de 2022. En dos semanas de negociación, el mercado de divisas transacciona el equivalente al PIB mundial de un año.
Lejos de lo que sugeriría el ambiente que se respira ahora, los datos muestran que el dólar mantiene su papel hegemónico y está presente en el 89% de todas las transacciones, algo más que en 2022. El euro conserva la segunda posición, aunque reduce su peso relativo al 29%. El renminbi chino gana relevancia y representa el 8,5% del total, frente al 7% en 2022, lo que lo consolida como la quinta divisa más negociada tras el yen (17%) y la libra (10%). Así pues, la multipolaridad geopolítica todavía no se traduce en multipolaridad monetaria.
PLAZAS E INSTRUMENTOS
Hemos de esperar que lo que está aconteciendo ahora implique cambios relevantes en el informe de 2028. Veremos cuanto, pero si el euro no se ha acercado más al dólar, es que algo habrá ido mal para Europa en ese período.
Siendo optimistas, se deberá a que EE.UU. ha ganado la batalla de las divisas digitales, en la que por diseño, regulación y estructura lleva enorme ventaja respecto a Europa, que acaba de ponerse a ello. En cuanto al desarrollo de la versión de su divisa digital, China se encuentra muy por encima, pero prácticamente todo lo demás lo tiene en contra.
Londres refuerza su liderazgo como plaza dominante, con un 38% del mercado global, mientras que Nueva York se mantiene en torno al 19%. Hong Kong aguanta y Singapur consolida su importante ascenso, reflejando el dinamismo asiático. En conjunto las cuatro plazas negocian más del 75% del volumen total. Por instrumentos, los FX swaps siguen siendo el bloque mayoritario, con el 42% del negocio, aunque pierden peso frente a ediciones anteriores.
El mercado spot sube al 31% del total, los forwards al 19%, y las opciones representan el 7%. Esta estructura es fácil de interpretar. La presencia de las opciones, aun en ascenso, es testimonial, y el mercado de divisas responde cada vez más como engranaje del sistema financiero global, vinculado a la gestión de liquidez y a la cobertura de riesgos financieros.
LECCIONES ESTRATÉGICAS
Más allá de los datos, el informe deja algunas lecciones estratégicas. La primera, que la supremacía del dólar, pese a todo el ruido, sigue siendo abrumadora. La segunda, que la internacionalización del renminbi avanza, pero a un ritmo más lento de lo que sugiere la narrativa geopolítica. Y la tercera, que el mercado de divisas está cada vez más ligado a la gestión de liquidez y a la intermediación financiera, lo que lo hace más sensible a shocks regulatorios, tecnológicos o geopolíticos.
Para los inversores y las empresas, la conclusión es clara: el mercado de divisas sigue siendo un mercado inmenso, líquido y dominado por el dólar, pero también más complejo, con una estructura en evolución que exige una gestión activa del riesgo. Como habitualmente recuerda el BIS, los cambios estructurales —ya sean tecnológicos, regulatorios o geopolíticos— tienden a incubarse en el mercado de divisas mucho antes de hacerse visibles en el resto del sistema financiero.