Mejor ni pensarlo
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Mejor ni pensarlo

viernes 22 de marzo de 2024, 18:37h

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Publicaba Financial Times estos días en abierto, un muy interesante trabajo interactivo donde mostraba el cambio de inflación y tipos de interés en prácticamente todos los países del mundo desde el inicio de la pandemia.

Comenzaba diciendo lo que ya conocemos: “se espera que los bancos centrales de todo el mundo reduzcan los costes de los préstamos a medida que la inflación mundial disminuya desde los máximos de varias décadas alcanzados en muchos países en los dos últimos años”.

UN TETRIS

Mientras esa esperanza, tan general, efectivamente se mantiene, la realidad a la fecha es que los recortes ya efectuados se limitan a algunas economías emergentes a uno y otro lado (ver cuadro), a la espera de que los grandes bancos centrales, particularmente la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, inicien el proces Los mercados están aceptando sin particulares tensiones el retraso.

La inercia y la convicción sobre los futuros, generales, y próximos recortes, pesa mucho. Nadie quiere imaginar otra cosa. Lo máximo que tenemos mientras esperamos, es un modesto fuego cruzado de opiniones, unas que alaban la prudencia de la espera mientras otras critican el retraso.

Pero las economías continúan arrojando cada día nuevos datos que, a modo de piezas del famoso videojuego, han de ir encajándose para que este continue. Hasta ahora los mercados se van apañando para el encaje, pero conforme avanza el juego, algunos datos empiezan a hacer la tarea más compleja. Sin ser suficientes para afectar a lo que propone FT, van horadando opiniones y no dejan tranquilos ni a los unos ni a los otros.

EN TIERRA DE NADIE

Hemos visto la semana pasada como el BCE prácticamente descartó el recorte en abril. Esta semana ha de pronunciarse la Reserva Federal. Sobre el caso europeo ya nos manifestamos en MIEDO A SER EL PRIMERO. Valoraremos lo que alumbre la Reserva Federal, pero apriorísticamente el encaje de piezas aparenta ir haciéndose cada vez más complejo y por razones opuestas.

Si los datos siguen así, va a ser cada vez más difícil justificar para los norteamericanos cualquier recorte preventivo de tipos. Ni 25 pb, ni 50 pb, ni nada. Los datos de precios industriales de febrero refuerzan el panorama ya apuntado de los datos del IPC que se publicaron el martes: la gran desinflación se ha estancado y parece estar invirtiéndose.

Atendiendo a lo que el presidente de la FED expresó durante su última conferencia de prensa, su preocupación es que la tendencia de desinflación de los bienes, excluidos alimentos y energía, se invierta, y eso es lo que parece estar pasando.

La economía norteamericana se encuentra en tierra de nadie, donde ni el empleo sufre, algo que alentaría el recorte, ni todavía los precios repuntan más allá de la zona donde las alarmas se encenderían de nuevo. Es tiempo pues de observar y esperar, algo que es un lujo poder permitirse, a diferencia de lo que ofrece el panorama en Europa.

No hay razones para inquietarse en exceso, pero lo que aún se antoja impensable para prácticamente todos, y de ahí que los mercados estén cómodos, incluida la relación de cambio del euro y el dólar, es que la hipótesis de que el siguiente movimiento de la Reserva Federal pueda ser una subida, como algunos apuntan, deje de tener la probabilidad cero que ahora los mercados descuentan. Mejor ni pensarlo. Bueno…no pensarlo, vale; pero tampoco desatenderlo.

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