Ana Pontón y “El hombre unidimensional' de Marcuse
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Ana Pontón y “El hombre unidimensional" de Marcuse

martes 20 de febrero de 2024, 19:17h

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Tierra de meigas y de conjuros, de mitos celtas, de muy viejas historias perdidas entre las nieblas del Fin del Mundo. Esa Galicia de acantilados que rugen por encima de los bostezos del océano que los golpea; esa Galicia frágil como frágil es la danza nocturna de las doncellas antes de que el diablo que habita en sus montes les invite a beber el orujo sagrado; esa Galicia que es capaz de buscar en la Escocia del Rey Jacobo una causa por la que combatir en nombre de una libertad que no era la suya; esa Galicia le acaba de romper el espinazo al Gobierno seco de una Corte llena de encajes financieros.
Galicia, que fuera Reino con Hermerico siglos antes de que la ruda Castilla de Fernando la convirtiera en parte de una herencia manchada en sangre, ha comenzado a cobrarse su soldada acaudillada por una Ana, que bien podría ser el reflejo de la Ana que fuese muerte por querer reinar en la gran “ Guerra de las Rosas” que encharcó la hoy, de nuevo, inquieta Gran Bretaña. Una María Triángulo que ya es parte inseparable del isosceles que forma, tras 30 años de combate identitario, con las viejas siglas de populares y socialistas.

¿Quieres entender o mejor, comenzar a entender lo que ha ocurrido en Galicia, lo que va a ocurrir en Euskadi y está ocurriendo en el mundo?. Haz lo que ya estoy haciendo tras colocar un espejo, no frente a mi, que me tengo muy visto, sino en ángulo de 60 grados. Verás casi todo menos la zona oscura, a la que solo accederás tu.

Antes descubre o reconcíliate con Herbert Marcuse y coloca a tu lado a su “Hombre Unidimensional”. Mira al espejo y comienza a leer. Una, dos, tres páginas… desaparecerá el espejo de tus ojos y éstos se llenarán de palabras. Ana es unidimensional de la misma forma que lo son los cipreses, esos seres arbóreos que marcan los caminos.

Palabras convertidas en imágenes de tu día a día, de lo que ves al caminar por tu barrio, de lo que te lanzan desde la televisión, de las bombas de racimo con que te bombardean en las redes sociales, que te harán pensar, unir, descubrir, enfadarte, cerrar los puños, desear huir de tu propio juicio.

Tu mismo, tu misma, Ana, ya te has convertido en ese hombre/ mujer/ unidimensional que retrató con fidelidad de pintor renacentista el profesor Marcuse. Mirarás a los demás y volverás a verte en su interior. Sin salvación posible. Ya estamos condenados. Nos queda el perdón para nosotros mismos. Nos lo advirtieron. Nos lo dijeron. Miramos a derecha e izquierda, metimos nuestras manos en los bolsillos y seguimos caminando y caminando y caminando… Tu sigues mientras escuchas las invocaciones misteriosas de las invisibles meigas.

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