El reto el BCE
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El reto el BCE

martes 12 de septiembre de 2023, 20:27h

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En un mundo de desaceleración económica y desinflación, el BCE se enfrenta al dilema de cómo mantener la credibilidad y el control del mercado sin desatar un debate prematuro sobre recortes de tipos

AMENAZA CREIBLE

En última instancia, la decisión de subirlos o no dependerá del equilibrio de poder entre los halcones y las palomas del Consejo de Gobierno. Al fin y al cabo, la cacofonía de los comentarios del mercado no hace sino reflejar la confusión y la incertidumbre que reina en el propio BCE, si hemos de juzgar en base a los comentarios de miembros de ambas corrientes a lo largo de las últimas semanas.

En lo que probablemente estén de acuerdo ambas corrientes, es en que conviene, sobre todo, mantener intacto el control sobre el mercado y para ello es esencial la credibilidad. Se trata por tanto de trasladar la idea de que los tipos van a permanecer largo tiempo en estos niveles. Un modo de hacerlo es trasmitir la idea de un “salto”, a semejanza de lo anunciado con éxito evidente por sus colegas de la Reserva Federal. Es fundamental la capacidad de amenazar de forma creíble con que cualquier pausa responde en realidad a ese "salto" y que siempre es posible otra subida si la desinflación llegase a estancarse. Se evitaría de esta forma que los mercados entren en modo debate de anticipar un recorte.

LA ÚLTIMA DEL CICLO

Es esta una fórmula que puede resultar mucho más eficaz incluso que decretar un alza, porque en las circunstancias actuales de desaceleración evidente, un alza desatará de modo más temprano y profundo el debate sobre cuando vendrán los recortes. Se daría la paradoja de que un alza en estas circunstancias, y cuando pocos lo esperan, lejos de reforzar la credibilidad de la institución, la amenace, y que el euro sea la primera víctima de ese debate.

Europa precisa de toda la asistencia necesaria para reducir la brecha de inflación que tiene con EE.UU. y el tipo de cambio juega un papel en ello al influenciar las muy importantes expectativas de inflación.

El proceso de desinflación parece bien asentado y en todo caso tiene un recorrido evidente antes de que el mercado se cuestione si la inflación ha alcanzado el suelo. Los servicios y los alimentos explican actualmente la inflación casi en su integridad, y en ambos casos cabe anticipar una evolución favorable.

En los primeros, porque finaliza el periodo de fuerte demanda (turismo y restauración), y en los segundos porque si hemos de hacer caso a la evolución de los índices de la FAO y al de los precios de los alimentos que en julio acumulaban un interanual del 4.9% en EE.UU., tienen en el 11.6% que en el mismo mes se registraba en la Eurozona (10.8% en España) mucho que aportar a la mejora del índice general. En eso poco puede ayudar un mayor coste del dinero y, sin embargo, si puede hacerlo un tipo de cambio del euro más firme.

Estamos pues ante la última decisión de este ciclo, cuya eficacia se medirá más por el estado de opinión que genere que por el mero efecto que otros 25 pb puedan tener sobre la economía y sobre la evolución de precios y salarios.

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