Feijóo necesita más González Pons y menos Cuca Gamarra
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Feijóo necesita más González Pons y menos Cuca Gamarra

martes 30 de agosto de 2022, 00:58h

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Al presidente del Partido Popular le va a ocurrir con Cuca Gamarra lo mismo que le ha pasado a Santiago Abascal con Macarena Olono. Dos guerrilleras dispuestas a ir más lejos en el fondo y las formas de la crítica al Gobierno que sus respectivos jefes. Macarena va camino de convertirse en tertuliana de “Sálvame” con Jorge Javier Vázquez, que sabrá explotar su descubierto lado de folclórica desde el sentido teatral que le adorna; y a Gamarra puede que, en una de sus ocurrencias semanales más pensadas que meditadas, el escurridizo Risto Megide le ofrezca una silla en “Todo es mentira”. Los dos programas encajan en sus personalidades como anillos en sus dedos.

La Secretaría general del PP será siempre una copia, un reflejo, una sosias de Isabel Díaz Ayuso, sin la frescura, desvergüenza y atrevimiento de la presidenta madrileña. Cada vez que se levanta de su asiento en el Congreso de los Diputados para atacar por estibor y babor a Pedro Sánchez o a cualquiera de sus ministros, creyendo que le hace un favor a su presidente, se equivoca y lo que consigue es darle oxígeno al socialista de turno.
Por más que repita el único argumento que emplea, éste no se convertirá en realidad, ni ayudará a cambiarla, si es que ese proceso fuera necesario para que los habituales esperpentos de algunos ministros/as/es pudieran corregirse.
Doña Concepción Gamarra Ruíz-Clavijo debería fijarse en lo que les ocurrió a Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores Cospedal, malevolamente empleadas por Mariano Rajoy para poder leer el Marca con tranquilidad. El expresidente les entregó la voz parlamentaria y la cara de mando interna - Elias Bendodo también puede tomar nota - para que todo el resto de su partido y la mayoría de la oposición se enceleran en sus diatribas contra ellas y así le dejaran tranquilo.
El Registrador de la Propiedad tenía una larga experiencia en hacerse invisible y dejar que se quemaran en la hoguera pública sus contrincantes. Le ocurrió a Jaime Mayor Oreja, le ocurrió a Rodrigo Rato, le ocurrió a Eduardo Zaplana, le ocurrió a Esperanza Aguirre, y hasta el habilidoso por excelencia, Javier Arenas, supo que tenía que practicar la inmersión política con tal de sobrevivir.
Núñez Feijóo pone en juego el balón de las críticas más simples y reiterativas, con muy poco aporte de argumentos y alternaivas, y de forma inmediata esa nerviosa delantera que es Gamarra se pone a disparar a la puerta contraria sin ver que hay una barrera defensiva de 184 escaños por medio. Así sucede que el portero, llamado Sánchez, ni siquiera tiene que intervenir y se limita, a miles de kilómetros de distancia en señalar las deficiencies que observa en el distribuidor de juego del equipo contrario. El Gobierno logra sus objetivos y a seguir con la Legislatura, que es de verdad lo que le importa a nuestro viajero presidente.
En este escenario y durante todos los meses que faltan para acudir a las urnas, la persona que mejor encarnaría una alternativa al socialismo de Sánchez, que estaría bien visto por Europa y con la experiencia y calma suficientes para saber cuándo, cómo y dónde hay que atacar al adversario, se llama Esteban González Pons. Su presidente lo “usa” poco y se equivoca.
El político valenciano es el que mejor encaja en el perfil de derecha moderada y moderna que aparecía en el Manual de Ruta de Feijóo cuando dejó Galicia para “echar” a Pablo Casado y convertirse en el único candidato viable en estos meses para pelear por La Moncloa.
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