La diablesa de Rajoy

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

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Aguirre tienta al presidente con sus propuestas políticas


La presidenta del PP madrileño esta dispuesta a seguir ocupando un espacio político i portante, tanto dentro como fuera de su partido. Si antes lo hacia mas en su condición de presidenta de la Comunidad de Madrid, e incluso ponía en marcha ideas y actuaciones que le han servido al gobierno de Mariano Rajoy para testar el efecto sobre la opinión pública. Con más comodidad, aprovecha su tirón mediático - que lo mantiene y se cuida mucho de que así sea frente a terceros - para lanzar propuestas de regeneración de la vida política con cambios en la legislación electoral y en la estructura y modo de elección dentro de los partidos que la convierten más que en " líderesa" en una auténtica "diablesa" para el líder del PP y jefe del Gobierno por lo que tienen de " tentaciones" con amplio eco entre los ciudadanos.

Esperanza Aguirre se siente liberada para hacer y decir casi cualquier cosa, casi en cualquier sitio. Para bien o para mal de su partido, el auténtico "verso suelto" de los populares ya no es Alberto Ruiz Gallardón, sino su siempre rival y compañera. Ya sea desde su breve regreso al funcionariado, como ahora convertida en una "head hunter" de profesionales de postín, la mujer que quiso cambiar con más exigencias la educación de este país, que presidió el Senado, que quiso ser al alcaldesa de la capital y que terminó consiguiendo para sus siglas el mayor poder autonómico y municipal del que ha gozado nunca el PP en Madrid, tras un primer asalto al gobierno convertido en un vodevil de transfuguismos que alejaron al PSOE de los sillones de mando para más de una década, se ve así misma como la mejor de las palancas que puedan levantar ante la sociedad la mala imagen y el desprestigio de toda una clase política.

Es difícil y muy poco probable que sus propuestas de listas abiertas electorales, retirada de las subvenciones a partidos, sindicatos y empresarios, disminución del número de parlamentarios en todos los Parlamentos, ya sean nacionales, autonómicos o municipales, y la total transparencia interna de los partidos, llegue a buen puerto. Son muchos los intereses que se cruzan y muchas las voluntades que tendrían que sumarse a esas iniciativas, pero hay que saludarlas y apoyar las pues coinciden con las opiniones mayoritarias de los ciudadanos sobre esos temas. Bien es cierto que se le puede achacar con total justicia que esas posturas las mantenga ahora, que ya no esta en primera línea de gobierno, y no las haya plateado e incluso puesto en marcha cuando ocupaba el gran sillón de mando de la Puerta del Sol madrileña.

Hay que reconocerle a Esperanza Aguirre un buen olfato para conectar con lo que se llama " la calle", el sentir de las gentes corrientes, de aquellos que se enfrentan cada día a los problemas del paro, los despidos, las hipotecas, las subidas del coste de la vida...ese don le ha permitido sobrevivir frente a los adversarios internos y externos que no han sido y son pocos, y algunos con mucho poder. Se entiende así que pidiera o recomendara la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, que criticara la actuación de la alcaldesa Ana Botella en la tragedia del Madrid Arena, y que en el último cónclave de los populares madrileños haya tenido que recomendarle prudencia y sosiego su sucesor en el gobierno, Ignacio González, su mano derecha durante años, convertido ahora en el mejor de los puentes con la sede central del PP y sobre todo con su poderosa secretaria general, María Dolores de Cospedal.

La expresidenta madrileña abandonó el poder con la clara excusa del cansancio y las presiones familiares. Ahora debe añorar el poder directo, el que da encabezar un gobierno. A cambio tiene la tranquilidad de no tener que estar un día si y otro también lidiando con la crisis y las protestas ciudadanas. Su mayor libertad de movimientos tiene la contrapartida de que el tiempo, el paso de los meses fuera del Ejecutivo, irá diluyendo su papel y la importancia de sus mensajes. Por eso mantiene su condición de presidenta del partido pese a sus primeras declaraciones de abandono completo de la dirección política.

Las posiciones de Aguirre tienen mucho que ver con la imagen de deterioro del gobierno de Rajoy por la crisis y el abandono de todas las promesas electorales, y con la siempre soterrada lucha interna de los descontentos con las medidas tomadas en materias como el terrorismo, el unidad territorial o el aborto. Es un frente en el que Esperanza Aguirre coincide con otros descontentos como Jaime Mayor, Rodrigo Rato y José María Aznar. Quedan dos años para las elecciones municipales en toda España y para las autonómicas en trece Comunidades. Un tiempo de luchas y de preparación para " coger" puestos en las listas y sobre todo en la cabecera de las mismas. Y si es difícil que el PP mantenga en la Comunidad de Madrid el inmenso poder del que goza en estos momentos, las batallas se darán de cara al gobierno regional, si Ignacio González se mantiene como líder, y de cara al Ayuntamiento de la capital, con Ana Botella en el centro de la Diana. Ahí es donde Aguirre quiere seguir teniendo voz y voto.
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