Sobrevivir con un no y desaparecer con un si
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Sobrevivir con un no y desaparecer con un si

lunes 15 de julio de 2019, 18:23h

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Ya tenemos a dos autonomías en tiempo de descuento. Dos fracasos en los Parlamentos autonómicos para el PP, y de rebote para Ciudadanos, y un partido, Vox, que podrá sobrevivir tras los cuatro años de Legislaturas, y que desaparecerá si dice si tras lanzar dos órdagos político al máximo nivel.

A partir del día 25, si las cosas no cambian, Podemos estará en la misma situación, a nivel nacional tras la entrada del PSOE en los tiempos de descuento a nivel nacional, tal vez por esa razón y tanto desde las direcciones socialistas como de los adversarios internos del líder de la formación morada se ataca la intención de Pablo Iglesias de someter a consulta su negociación con Pedro Sánchez.

Santiago Abascal, apoyado por el duo familiar que forman Ivan Espinosa de los Monteros y Rocio Monasterio, puso como condición para negociar el apoyo de Vox a las investiduras de los candidatos del PP en Murcia y Madrid que se sentaran con él tanto Pablo casado como Albert Rivera.

El presidente del Partido Popular no tiene ningún problema en hacerlo, el líder de Ciudadanos se niega en redondo. En las dos Comunidades que están en juego gobernaban y siguen gobernando las derechas, situación que le permite a Vox mantener su posición hasta el mes de septiembre, ya que no podrán acusarle con seriedad de entregar Murcia y Madrid a la izquierda. SI Abascal cede, se “traga” su órdago mientras Rivera mantiene el suyo, los días de Vox como partido estarán contados. La victoria se la apuntará Ciudadanos que demostrará que se pueden mantener posiciones de dureza hasta el final y ganar el combate.

No será un éxito de Pablo Casado pero puede que dentro de cuatro años gran parte de los militantes y de los votos que se marcharon del PP hacia su derecha por los comportamientos del gobierno de Mariano Rajoy regresen y le empujen un poco más hacia La Moncloa en base a esa Ley D´Hont que intentan cambiar para volver al bipartidismo.

Por el contrario si mantiene su no como respuesta a lo que considera un desprecio hacia su formación y hacia su liderazgo, aquellos que le han votado es más que probable que mantengan su voto como respuesta tanto hacia Ciudadanos como hacia el PP. Pablo Casado no logrará que vuelvan los votos perdidos y Albert Rivera aparecerá como el auténtico mal de la película. Los tres tienen de plazo hasta septiembre para seguir negociando.

Desde la izquierda la situación de Podemos y Pablo Iglesias es parecida, pero con una variante que puede cambiarlo todo. El órdago está lanzado, y desde el PSOE y desde el gobierno en funciones están reaccionando. Primero para negar la mayor: gobierno monocolor y aceptación de nombres de independientes para estudiar su incorporación en segundos niveles de la Administración del Estado. De ahí a admitir la presencia de dirigentes de Podemos, pero no de Pablo Iglesias, en Ministerios “técnicos”, adjetivo difícil de encajar en el lenguaje político ya que los más técnicos son Economía, Hacienda o Justicia, muy por encima de Cultura, Educación o Exteriores, por señalar tres ejemplos.

Lo último, mientras se acercan los días 22 y 23 de julio a toque de corneta aparecen las grietas en Podemos, que no existen en Vox. Dirigentes como Teresa Rodríguez o Ramón Espinar aprovechan la estrategia “democrática” de Iglesias para atacarle y restar autoridad interna en los momentos en los que el partido se juega el ser o no ser dentro de cuatro años.

Si vencen los críticos de Iglesias, bien para oponerse a la consulta en sus territorios y en los grupos a los que pertenecen, o bien para “aceptar” el veto personal a su secretario general para que entre en un futuro gobierno de Sánchez, la consecuencia será la misma: la lenta e inexorable decadencia de la formación por más empeño que ponga Iglesias en evitarlo a través de una reunificación con Izquierda Unida. A la espera, como no podía ser de otra forma y dispuesto a recibir con los brazos abiertos a los disidentes en su nuevo partido, Iñigo Errejón.

En competencia de acogida con el propio PSOE tal y como ya ocurrió hace treinta años.

Abascal desde la derecha e Iglesias desde la izquierda están condenados a mantener las posiciones duras que han mostrado a Casado, Rivera y Sánchez. Si ceden podrán mantener sus escaños y hasta sus liderazgos, con más facilidad el dirigente de Vox que el de Podemos, pero sus carreras políticas y la pervivencia de sus formaciones habrán comenzado a deslizarse por el tobogán que lleva al fracaso. UN gran favor para ese bipartidismo que añora los buenos y viejos tiempos.

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