Las 15 estaciones del Via Crucis de Carlos Divar

Las 15 estaciones del Via Crucis de Carlos Divar

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

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El presidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial dirá adiós a sus dos cargos el próximo jueves. Tras las celebraciones del bicentenario de la creación del Tribunal Supremo por las Cortés de Cádiz en 1812. Carlos Divar llegará así a la estación decimocuarta de su particular Via Crucis. Si puede tener una más y "resucitar" lo dirá el tiempo.
Un hombre tan religioso como el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial no supo ver en la última semana de mayo las señales que le indicaban que comenzaba su personal Via Crucis, su particular camino del Calvario que le iba a llevar al abandono de sus dos cargos tras recorrer las quince estaciones dolorosas que tiene instituidas la Iglesia para narrar la muerte de Cristo, desde su condena a muerte hasta su resurrección.

El Sanedrín de los jueces ha tardado menos de un mes en abandonarle, en convencerle de que ya no contaba con su apoyo y que su única salida era la dimisión. la única y la mejor si no quería enfrentarse a algo mucho más doloroso como sería la expulsión. Católico como es y con una sólida formación religiosa seguro que puede examinar en su interior cada una de las paradas, cada una de esas estaciones por las que ha pasado desde que la denuncia de José Manuel Gómez Benitez llegara a la Fiscalía, por un gasto de 28.000 euros en 32 viajes. ¿Qué papel le otorgamos a este miembro del CGPJ. el de Caifás o el de Poncio Pilatos?. Cualquiera de los dos vale para este juego histórico: su acusación se puede tomar como el primer paso, las primeras letras de la condena.

A partir de ese momento, Carlos Divar carga con su cruz y comienzan sus caídas: la primera el día 31 de mayo, cuando convoca una rueda de prensa y asegura que no piensa dimitir, pues no ha cometido acto alguno por el que tenga que arrepentirse. Aparece en escena su "Cirineo", en la persona del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que le ayuda a levantarse por un sentido del estado que le hace creer que, con España rota por la economía y con sus instituciones en jaque, no se puede crear una bicefalia en la cúspide del poder judicial ya que es muy difícil que los vocales del Consejo y los miembros del Tribunal Supremo se pongan de acuerdo en la elección de un sustituto. Y aparece también su "Verónica", la mujer que intentará limpiarle el rostro de los ataques públicos que se multiplican, transmutada en la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, logrando que no tenga que comparece en el Congreso poniendo sobre la mesa el valor de la mayoría absoluta de que goza el Partido Popular.

Más datos y más pruebas aportadas por Gómez Benitez, junto a una querella presenta por juristas de Murcia ante el Supremo, le llevan a Carlos Divar a caer dos veces más en su camino al Calvario, del que intenta huir, del que intenta zafarse en una resistencia numantina en la que vuelve a encontrar en apoyo del Fiscal General del Estado, que no ve delito alguno en los viajes del presidente de los jueces, pese a que algunos de ellos y de ellas se disponen a despojarle públicamente de sus vestiduras. No quieren que presida los actos del Bicentenario, ni que pueda estar con el Rey tanto en Madrid como en Cádiz. Margarita Robles, Felix Azón, Carlos Cruz e Inmaculada Montalbán insistirán en la necesidad de su abandono, pero el resto, tras varias horas de reproches y consideraciones sobre la necesidad de devolver a la Institución el crédito que cada día pierde a chorros, acepta que sea él mismo quien diga su propio adiós tras un último discurso en Cádiz con la sola presencia de la vicepresidenta y del ministro de Justicia.

El Rey ha encontrado la excusa perfecta para no estar en la foto: la inesperada muerte del heredero al trono de Arabía Saudí; y el Príncipe, que le sustituirá en el inicio de los actos de la conmemoración del nacimiento del Tribunal Supremo se marchará el mismo martes a Marruecos y luego a Estados Unidos. Más soledad institucional, la última lanzada que se dispone a recibir, ya clavado en su propia cruz desde esa fecha que le acompañará siempre: 16 de junio de 2012, el día de todos los abandonos y en el que tuvo que pronunciar por boca de Gabriela B ravo, las palabras que no pensó nunca: "anunciaré el jueves 22 una postura rotunda y contundente".

Ese día le bajarán de esa "cruz" en la que se han convertido los dos sillones para los que fue elegido. Y ese día dos personas tendrán que ocuparlos de forma provisional hasta que los dos grandes partidos lleguen a un acuerdo - que se presenta como imposible - o hasta que cumplan los plazos establecidos dentro de año y medio: Fernando de Rosa en el Consejo General del Poder Judicial, y Juan Antonio Xiol en el Tribunal Supremo. Mientras tanto la reforma del Tribunal Constitucional seguirá pendiente, y hasta es posible que quien en esta comparación histórica ha jugado el papel de Juan el Bautista, cuya cabeza Carlos Divar ayudó a cortar, esboce una amarga sonrisa.
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