Sánchez tiene tantos problemas como sus tres rivales juntos
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Sánchez tiene tantos problemas como sus tres rivales juntos

martes 13 de marzo de 2018, 20:58h

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Mientras que el principal problema electoral de Rajoy es Ciudadanos y el del partido magenta el PP, y el de Podemos son los distitnos Podemos qu se vislumbran para el mes de junio de 2019, puede decirse que los problemas se triplican para el socialista Pedro Sánchez, pues debe pelear con PP, Ciudadanos para alcanzar el gobierno y rivalizar con Podemos para obtener la hegemonía de la izquierda

El problema electoral de Mariano Rajoy y del Partido Popular es Albert Rivera y Ciudadanos. Es muy difícil que sus votantes decidan pasarse al PSOE y mucho menos que lo hagan a cualquiera de las marcas de Podemos. El presidente del Gobierno puede centrar sus esfuerzos en combatir al emergente partido naranja y pelear con él en la franja de votos del centro derecha. El resto de formaciones que están en ese sector, VOX incluido, no representan un peligro y ni siquiera un problema de cara a los distintos procesos electorales que se avecinan en 2019, que son muchos.

El problema electoral de Pablo Iglesias y los distintos Podemos que se vislumbran para el mes de junio de 2019 es Pedro Sánchez y el PSOE, al margen de los conflctos internos que aparecen y desparecen en vistud de las ambiciones personales y de grupo de los distintos líderes autonómicos y municipales, fruto de los orígenes del movimiento y de la mayor o menor radicalidad de cada uno de ellos. Sus votantes no tienen nada que ver con el PP, y pese a lo que algunas encuestas afirman de trasvase hace Ciudadanos de parte de los electores desencantados por su ambiguedad en la crisis de Cataluña, de producirse sería en una minoría. Su gran rival es el PSOE, con el que viene disputándose la hegemonía de la izquierda.

El problema electoral de Albert Rivera y de Ciudadanos es el PP de Mariano Rajoy, el resto es minoritario y así lo reflejan todos los sondeos. Es posible que a meses vista de una cita con las urnas exista una parte de los votantes socialistas, que se sienten decepcionados con la falta de claridad del partido, sus luchas internas y su abandono de la oposición radical a Rajoy y al PP en los temas de regeneración democrática, dispuestos a votar a Ciudadanos, pero irá disminuyendo y viendo al partido naranja como una opción de derechas que en nada cambia respecto al PP en los temas económicos y sociales. Para Rivera es fundamental que el PP pierda votos, seguidores y hasta cuadros administrativos que ahora están en las autonomías y en los Ayuntamientos.

El problema para Pedro Sánchez es triple, sin contar las peleas internas que le hacen aparecer como un líder que no controla ni su propio partido. Por un lado, si aspira a gobernar, debe vencer al PP de Rajoy, la formación y el íder que le “sacó” 50 escaños en las últimas elecciones. Tiene que pelear contra el partido con el que el PSOE se ha ido intercambiando el poder desde que regresó la democracia a nuestra vida política.

Para lograrlo se encentra con su segundo problema en la búsqueda del centro estratégico ideológico que hace ganar o perder en las urnas y que no es otro que Rivera y Ciudadanos. Para mantener esa pugna por la “renovación” desde el equilibrio entre la derecha y la izquierda tiene que plantear un programa que puedan aprobar una mayoría de españoles, de regeneración pero sin llegar a las propuestas de cambio que ofrece y respaldan los de Podemos. Un equilibrio que le hace perder eficacia ya que su discurso entra en el terreno de la ambigüedad, tanto para los problemas económicos y sociales como para los de estructura del estado y los de regeneración de la vida pública.

El tercero de sus problemas electorales está en la izquierda de Pablo Iglesias, Podemos y el resto de confluencias que se han agrupado mal que bien y hasta ahora en esas siglas. La mayoría de los votos perdidos por el PSOE han ido a parar al partido morado, en toda España, algo que se ha hecho más visible en los grandes nucleos urbanos e industriales y en aquellas regiones donde existe uno o varios partidos nacionalistas fuertes, como es el caso de Cataluña, Euskadi y Galicia. O de forma muy especial en la Comunidad de Madrid.

Para que el PSOE de Pedro Sánchez se recupere electoralmente, Podemos tiene que perder apoyos y votos, algo que no parece que este sucediendo. Así, el panorama que se presenta ante los ojos de Sámchez para regocijo de sus adversarios no es nada bueno: no está en condiciones de ganar al PP, puede perder el segundo puesto electoral a favor de Ciudadanos y, como se descuide, hasta puede verse relegado al cuarto en favor de Podemos.

Si antes no hay elecciones generales, en la primera quincena de 2019 se resolverán bastantes dudas. Veremos que pasa en 13 Comunidades autonómos y miles de Ayuntamientos. Quién gana y quién pierde. Qué pactos se negocian y se materializan. Es muy difícil que aparezcan mayorías absolutas y serán los que encabecen las listas ganadoras los que pongan en valor su triunfo. Por eso Rajoy quiere ir por delante de Rivera y para éste es fundamental lograr el “sorpasso” sobre el PP. Y por eso Sánchez no puede dejar que el líder de Ciudadanos le deje en tercer lugar, un puesto desde el que apenas podría negociar condiciones.

El renqueante y poliformo Podemos puede permitirse el lujo de mirar desde la cola del pelotón, siempre dispuesto para un sprint final que le otorgue un inesperado triunfo a la hora de gobernar. Ya se lo hizo ver Iglesias a Sánchez cuando el secretario general del PSOE soñó con sentarse en La Moncloa.

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