Un nuevo régimen para el dólar

Un nuevo régimen para el dólar

jueves 22 de mayo de 2025, 04:45h

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La correlación históricamente positiva entre el dólar y los tipos de interés en EE.UU. es uno más de los muchos pilares del análisis clásico que se está deteriorando. Responde a la alteración de factores estructurales que afectan al comportamiento tradicional de los flujos de capital y a las expectativas de política monetaria. También al cambio de marco fiscal y geopolítico.

El giro en la estrategia comercial materializado el pasado lunes en la “tregua” con China, atenúa la posibilidad de un importante e inminente riesgo bajista para el dólar. La revisión de expectativas sobre los tipos de interés en cuanto a un menor número de recortes llega en el contexto de un sentimiento previo del mercado muy pesimista, facilitando su recuperación. A esto se suma el efecto El giro en la estrategia comercial materializado el pasado lunes en la “tregua” con China, atenúa la posibilidad de un importante e inminente riesgo bajista para el dólar. La revisión de expectativas sobre los tipos de interés en cuanto a un menor número de recortes llega en el contexto de un sentimiento previo del mercado muy pesimista, facilitando su recuperación. A esto se suma el efecto psicológico de que sirva de pauta para acuerdos similares con otros países, reduciendo el riesgo de un nuevo desplome.

ELEMENTO CRÍTICO

Bajo la superficie, la dinámica no aparenta tan favorable. Aunque el conjunto de datos “duros” no refleja todavía una contracción significativa, el crecimiento del consumo privado se está moderado sensiblemente. Es consistente con la desaceleración de los ingresos reales y el menor dinamismo del mercado laboral. Son datos que apuntan a que el consumo amenaza con convertirse en un lastre durante el resto del año.

Otro factor que introducirá distorsiones es el nuevo paquete fiscal propuesto por la administración. Implica déficits de mayor magnitud. Una expansión fiscal, en un contexto de crecimiento moderado sin presión inmediata de recesión, genera tensiones adicionales sobre la inflación complicando el marco de actuación de la Reserva Federal, que podría optar por una actitud más prudente, rebajando los tipos a un menor ritmo del hasta ahora descontado. El dólar se enfrenta así a un impacto dual: el estímulo fiscal expansivo que sostendrá la actividad, pero también la creciente percepción de dudas sobre su sostenibilidad a medio plazo.

Pero el elemento más crítico es el cambio en el comportamiento de los inversores internacionales. Los flujos netos exteriores hacia activos norteamericanos que invierten en EE.UU. no dan señales de acusar el alivio del riesgo político. Se debilita así la tradicional transmisión entre tipos de interés y la demanda de dólares. Adicionalmente, la percepción de riesgo político y la incertidumbre asociada al enfoque transaccional de la política exterior de EE.UU. deterioran el carácter de “activo refugio” del dólar. A ello se suma el ajuste estratégico en las ratios de cobertura cambiaria por parte de inversores institucionales extranjeros como se puso de manifiesto con Taiwán, algo que puede ser síntoma del inicio de una nueva tendencia. Países con posiciones netas frente al exterior elevadas podrían replicar este patrón, generando una presión estructural adicional sobre el dólar, incluso en ausencia de rebajas de tipos.

DINÁMICA DIFERENTE

La tradicional correlación entre el dólar y sus tipos está siendo sustituida por una dinámica diferente, donde la evolución del dólar pase a depender de otros vectores: la solidez de los datos, la reactivación o no de los flujos internacionales hacia activos norteamericanos y el comportamiento estratégico de los grandes tenedores extranjeros de estos activos. Podríamos estar asistiendo, no a un ajuste coyuntural, sino al inicio de un nuevo régimen estructural en la determinación del tipo de cambio del dólar.

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