El obituario personal de un Rey entre dos mujeres y dos elefantes
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El obituario personal de un Rey entre dos mujeres y dos elefantes

viernes 04 de julio de 2025, 08:19h

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El Rey Juan Carlos quiere reconciliarse con los españoles con una larga confesión en forma de libro de memorias escrito por una mujer que encierra en su árbol familiar todas y cada unas de las contradicciones del último siglo. El hombre Juan Carlos no podrá nunca desprenderse del traje de Rey y menos de un traje dinástico que une a todas las monarquías europeas; ni Laurence Debray de las alargadas sombras de su padre revolucionario, guerrillero, socialista y filósofo arrepentido; y de un suegro que se empeñó en reinventar la esencia de la burguesía liberal europea. Si de verdad Juan Carlos I sueña en francés nadie mejor para interpretar sus pesadillas que esa quintaesencia de la élite francesa que es Laurence.
Juan Carlos I no quiere morirse sin dejar escrita su personal necrológica y hace bien. Es tan dueño de su memoria como de sus deseos de dejarla al descubierto ante los españoles. Se escribirán millones de páginas más durante años y está España quebradiza de hoy es, tal vez, el mejor momento para reivindicar el lado bueno de la Monarquía ante el lamentable espectáculo de la clase política.
Al Rey emérito le comenzaron a sacar a pasear la entrepierna de la que hacía uso abundante dede siempre tras su caída durante la cacería del segundo de sus elefantes en Bostwana. El primero que marcó su vida política era blanco y nació y murió un 23 de febrero de 1981.
Sus historias han ido y viniendo sin libreto pero sí con protagonistas hasta que Corinna Larsen cobró vida pública y rescató de las hemerotecas a la rubia vedette que era y es Barbara Rey, como si de una película de Hollywood se tratara.
El soberano y la corista se rodó en 1957 y las vidas de Juan Carlos y esa doble imagen de Barbara y Corinna podría convertirse en cine si no fuera por la imposibilidad - hasta ahora - de llevarla a la gran pantalla en nuestro país. Ni María García García es Marilyn Monroe, ni Juan Carlos es Laurence Olivier. Ni, lo más importante, España es Carpacia, aquel reino al que intentaron llevar por amor a la corista londinenses tras un beso y una noche de alcohol y conspiraciones palaciegas.
Hace 68 años que se rodó la película por la que la rubia eterna en la memoria de varias generaciones logró uno de los pocos premios dados a su talento y no a su físico, el David di Donatello. En la ficción de Hollywood había amor, justo todo lo contrario de lo que ocurrió en nuestra historia real. Si alguna televisión se atreve con un clásico del género de comedia musical y nostálgica podremos ver esas diferencias. Una sugerencia que dejo a los programadores, que tienen un socorrido filón para los docudramas televisivos con el revival de Barbara, Corinna, y sus andanzas desde Totana a las carpas de circo y los programas de cocina pagados a precio de oro pasando por el glamur de Mónaco y el exclusivo barrio londinense de Belgravia. Marta y Laurence pueden servir de secundarias de lujo.
Todo lo que se ha contado en estos años ya estaba contado: lo habían hecho los amigos del Rey en privado, lo habían hecho las amigas de la corista y la ex princesa en público. Y tras salir de la Real Casa lo había hecho el general Fernández Campos advirtiendo de los peligros. Sabíamos del asalto a la casa de la actriz circense, sabíamos de sus cobros en pesetas a cambio de sus silencios. Habíamos oído hablar de videos, de cuentas, de fotos, de dineros pagados a través de cadenas de televisión, tanto nacionales como autonómicas...sabíamos todo menos los números de cuentas bancarias en Luxemburgo, esos números de los que presumían tener más de un financiero patrio.
Aquella historia cinematográfica era amable y sin sexo. Su traslado a la España de los años ochenta y noventa del siglo pasado, tuvo mucho sexo y terminó sin amabilidad. Con dinero, que siempre se quedaba corto por culpa del juego, pero sin ninguna épica. Grabaciones realizadas en chalets de espías en la capital del Reino y sus alrededores, algo de lo que hemos tenido una versión aún más cutre con el "Pequeño Nicolás" en este siglo XXI, con caserones de lujo plagados de cámaras y alquilados por empresas imposibles a miembros del Gotha europeo. Corinna sintetizó en su persona la hidra de múltiples cabezas que siempre obedeció al Rey.
La dos grandes preguntas que no tienen respuesta única, pero sí aproximaciones son éstas: ¿por qué se vuelve a contar esta historia cuando no había ningún elemento o noticia que de forma directa reactivara la memoria de esta España cuando Felipe VI y Letizia Ortiz han conseguido que desaparezcan los nubarrones hereditarios sobre la Princesa de Asturias ?. Y ¿ a quién se hace daño al contarla de nuevo y poner a los servicios secretos como una parte coral de la comedia de enredo, que en definitiva es lo que vamos a leer?
Si descartamos lo que parece menos probable, al final nos aparecerá lo más posible. Empecemos:
  • La historia no le hará ningún bien a Barbara Rey y a Corinna, nque aparecerán como mujeres dispuestas a todo por asegurarse un futuro a cambio de una relación de claro tinte sexual. El dinero al final de la escapada literaria de una vida marcada por la existencia de dos elefantes.
  • La historia no le hará ningún bien al antiguo Cesid ( hoy CN) y a sus responsables que fueron incapaces de mantener la privacidad de los encuentros en una casa que controlaban por completo.
  • Si todos los anteriores son argumentos en negativo, quedan los positivos que circulan por la Villa y Corte:
  • El Gobierno lo podrá aprovechar para "tapar" en parte y unirlo a los juicios que quedan de la Kitchen y la Gurtel del PP, y alejar un poco los propios escándalos del cuarteto que formaron Koldo, Ábalos, Cerdán y Aldama. ÑEs poco consistente y sí muy manido, pero aceptemos que pudiera tener una pequeña parte de realidad.
  • Existe un hecho, una intención, un objetivo que no conocemos en su totalidad ( objetivo que puede ser múltiple ). Ha pasado algo que no ha trascendido a la opinión pública y que explicaría de forma contundente la reactivación de la historia. Puede que algún día aparezcan unas cintas, unos videos, unas notas de agenda, unas memorias guardadas con celo hasta le defunción de su protagonista y nos enteremos de esas parte de la verdad.
Cada uno puede elegir la versión que más le cuadre o crea que más se ajuste a la realidad de esta España nuestra. Reconciliación es una palabra de paz en tiempos de guerra. Una petición de un Rey al que se le impide que viva en la que fue su casa durante cincuenta años.
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