Sánchez quiere lo imposible: que China y Vietnam ayuden a Europa contra USA
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Sánchez quiere lo imposible: que China y Vietnam ayuden a Europa contra USA

miércoles 09 de abril de 2025, 19:30h

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La historia pone condiciones y obliga a estudiar lo ocurrido enre 1955 y 1975 en esa parte de Asia a la que ha viajado el presidente español, Pedro Sánchez, con la intención de lograr un imposible: que China y Vietnam se conviertan en aliados indispensables de Europa para combatir comercialmente a Estados Unidos.
La guerra de los aranceles, al final de la misma y justificada por la inasumible deuda nortemaricana y los diferenciales entre importaciones y exportaciones, le dará la razón a Donald Trump. Verle como un loco aventurero desprovisto de inteligencia y sin respaldo interior por parte de sus ciudadanos es un error, tan sólo justificado por la ignorancia de lo que significa la globalización o por un partidismo europeista que no es real. Conviene mirar con detalle lo ocurrido hace medio siglo y las consecuencias posteriores.

Hace cincuenta años Estados Unidos se retiraba derrotado militarmente de Vietnam. Tres presidentes habían hecho todo lo posible por ganar una guerra que no habían declarado tras emplear todas las armas de las que disponían, menos las nucleares. Hoy, ese mismo país, es uno de los grandes fabricantes de productos norteamericanos, con una balanza comercial muy favorable para sus intereses: USA compra productos fabricados en el país asiático por valor de 123.500 millones de dólares, mientras que apenas le vende unos 19.000 millones. Eso explica los aranceles iniciales, los más altos detrás de los impuestos a China, y explica la reacción del régimen de Hanoi, ofreciendole aranceles cero y una disposición a comprar más gas, más productos agrarios, más aviones y el permiso para que la empresa de Musk, Starlink, pueda operar en su territorio. Su moneda, el dong, depende del dólar y eso no va a cambiar.

El presidente Sánchez ha ido a hablar de comercio internacional a China y a Vietnam, buscando que esos dos países establezcan más inversiones y más intercambio comercial con Europa para contrarestar la guerra comercial con Estados Unidos. Se olvida o desconoce que el entonces Vietnam del Norte ganó su guerra civil contra el Vietnam del Sur gracias a la ayuda de China frente a la ayuda de Estados Unidos a su oponente. Murieron 60.000 soldados norteamericanos y Vietnam perdió a más de un millón de sus ciudadanos. Aquello está en la historia, medio siglo más tarde son las grandes empresas USA, sobre todo las tecnológicas las que han permitido a Vietnam mantener crecimientos anuales superiores al ocho por ciento e ncluso llegando al diez por ciento de su Producto Interior Bruto.

En Vietnam están Apple y Microsoft, que tienen a ese país como el segundo de su “fabrica” tecnológica, al gual que Dell que mantiene una inversión de mil millones de dólares. Sólo en 2024 la inversión extranjero en ese país aumentó un 34,7%, hasta los once mil millones de dólares. Vietnam necesita a las compañías americanas y no se puede permitir una guerra comercial por eso el Secretario General del partido Comunista Vietnamita, To Lam, y el vicepresidente del gobierno corrigieron de inmediato las primeras reacciones de su presidente. Nada de enfrentamientos, busqueda de acuerdos y una demora en la aplicación de los aranceles de 45 días. Ese es el escenario en el que se ha movido Pedro Sánchez.

La mitad de las zapatillas Nike se fabrican en ese país, Samsung y Mitsubishi cambiaron China por Vietnam durante el primer mandato de Donald Trump. Exxon Mobile quiere explotar los yacimientos de gas y petróleo, Boing vender al menos diez aviones por año. JP Morgan extender sus sucursales, al igual que Visa, MasterCard o Warburg; Cocalo Cola tiene cuatro fábricas. El Vietnam de hoy en nada se parece al que tenía a Ho Chi Minh como el gran vencedor de la guerra frente al gigante norteamericano. Tecnológicamente está por delante de Europa en fabricación de chips y equipos de última generación. Ni quiere cambiar su relación con USA, ni lo puede hacer.

Algo parecido pero a mucha mayor escala le ocurre a China. El brutal crecimiento de los aranceles que ha puesto en marcha Trump, por encima del 100%, es la base de una obligada negociación. USA tiene una deuda con Pekin de 800.000 millones de dólares, pero si quisiera ejecutarla se encontraría con que su moneda se desplomaría al igual que sus ingresos de ventas al exterior, con aumento del paro. Los dos países se necesitan y están poniendo en valor sus fortalezas y sus deblidades. Europa no puede ocupar el lugar de ninguno de ellos. Intentar lo contrario, como asegura el presidente español, con ese tímido respaldo de Ursula von der Leyen, es un camino que lleva al fracaso. Y lo vamos a comprobar con enrome rapidez.

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