Tiempos de moderación
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Tiempos de moderación

José María Peredo Pombo / Atalayar

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Aunque algunos medios se han encargado de escenificar el último tropezón de Joe Biden, lo cierto es que el acuerdo alcanzado entre los sectores moderados de los dos grandes partidos en el Congreso de Estados Unidos, para reajustar el techo de la deuda y evitar una caída de la economía, ha sido en parte un éxito del presidente demócrata.

Que las bolsas han reconocido con una subida y que confirma la tendencia alcista de las posturas equilibradas y centradas de republicanos y demócratas en la opinión pública.

En el Capitolio, la ola del populismo se redujo a una suave marea opositora, que volvió a poner de manifiesto la intención de los trumpistas y de los ultra progresistas demócratas de continuar con su principal objetivo político: debilitar las instituciones liberales para que la agitación no cese, aunque la mayoría social esté harta de gastar energía y perder dinero en pugnas ideológicas, falsarias e insustanciales.

La coincidencia del acuerdo en Washington con las elecciones municipales y autonómicas en España, donde el rechazo a las posiciones de confrontación que ha representado el Gobierno de coalición hace pensar que, la ola reaccionaria global a la que se ha referido el presidente Sánchez es, por el contrario, una tendencia al entendimiento entre sectores moderados, que quiere poner fin al populismo infecto que ha intoxicado la política durante largo tiempo.

El trumpismo y la izquierda demócrata han quedado en minoría, lo cual ha sido celebrado por la economía y por el sentido común.

El mensaje ha resultado lo suficientemente claro como para que los candidatos republicanos a las presidenciales del 2024 entiendan que la primera potencia del mundo, referencia de las democracias a nivel global, no puede estar representada por líderes deconstructivos y demagogos. Por el contrario, Nikki Haley, exgobernadora republicana de Carolina del Sur, liberal moderada y con experiencia internacional; Chris Christie, exgobernador de New Jersey y anti trumpista declarado; Mike Pence, representante del sector conservador tradicional del republicanismo, que ultima su candidatura; o el propio gobernador de Florida, Ron De Santis, que no reniega de Donald Trump, pero al mismo tiempo se aleja del expresidente para construir su espacio político propio, tienen ahora en su mano la posibilidad de suceder a un presidente Biden, cuya edad está causándole un déficit de credibilidad.

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