Es un riesgo, no un pronóstico
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Es un riesgo, no un pronóstico

martes 09 de mayo de 2023, 02:41h

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Ya tenemos la resolución de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo de mayo. Los norteamericanos, que van por delante, empoiezan a arriesgar, mientras que los europeos esperan. Ahora vienen semanas de tránsito, pero no confie en oír hablar de recortes.

La Reserva Federal entra en modo pausa, y la pregunta ahora habría de pasar a ser esta: ¿qué es lo que puede llevarlos a motivar un recorte? Argumentan que toman tiempo para "observar y ver" atendiendo a: 1) los altos tipos reales, 2) al ajuste del crédito, y 3) a la reducción del balance (QT). Suena bien la música, pero hace falta atender a la letra y antes de aceptar la composición, comprobar si casan.

DESACOMPASAN

De tipos reales altos, poco. De contracción crediticia, algo, pero en su inicio, y la QT se está quedando muy corta. No agrada ver que música y letra no concilian, porque los que han de bailarla (los mercados), van a tener que moverse con cuidado para que la fiesta no finalice amarga, porque si con esto quieren llevar la inflación al 2%, van a necesitar que la economía les haga el trabajo. El tiempo se les va a hacer muy largo, y mientras esperan y observan, los mercados tendrán que seguir bailando.

Finanzas y tecnológicas pierden empleo, pero lo ganan los servicios, de modo que, aunque se note debilidad, que se nota, y no puede ser de otra manera tras la fuerte recuperación post pandemia y la masiva campaña de estímulos fiscales que ahora no cuentan, el mercado de trabajo aguanta y va a ser muy difícil sin una recesión llevar la tasa de desempleo por encima del 4%.

Tendría que bajar la inflación, pero hace falta suficiente tiempo de una política monetaria restrictiva. A pesar de toda la subida, apenas se asoman los tipos a un nivel que podamos considerar neutral. Sin recesión que colabore, poco hay en lo que fundamentar un recorte de tipos, de modo que los mercados pueden estar bailando la música, pero no estar atendiendo a la letra.

Podría venir una ayuda en forma de un acuerdo para incrementar el límite de la deuda que imponga al gobierno una política de menos gasto y/o más ingreso, pero incluso para eso hay que llegar hasta ahí. Va a tener que venir una recesión para que la inflación baje, de otro modo, no serán suficientes tipos al 5% y entonces los mercados tendrán cambio de música y habrán de ajustarse.

EL BCE SE CIÑE AL GUIÓN

En Europa, música y letra todavía no se desacompasan. No han llegado a ese punto, y aunque moderar las subidas a 25 pb, le concede al BCE flexibilidad para hacer frente a los riesgos alcistas y bajistas de inflación y crecimiento, todavía es posible esperar escenarios en los que la tasa terminal no ha de ser el 3.75%, particularmente si la economía norteamericana se resiste a entrar en recesión.

El BCE se cuidó de hacer referencia al crecimiento global y se ciñó al guion ya conocido de que la perspectiva de inflación sigue siendo demasiado alta durante demasiado tiempo y que hay todavía camino por recorrer. En conclusión, para el BCE aún no ha llegado el momento de liderazgo de los moderados. Los halcones continúan siendo más.

En los mercados, el dólar mantiene su inercia a perder frente al euro, pero ni mucho menos están todas las cartas servidas. Ahora empieza el tránsito a junio y, por el camino, las tesis de los mercados que respaldan esa continuidad tendrán que reforzarse. De otro modo podría alterarse la senda, y la corrección del dólar al alza que ahora no vemos, asomar. No es un pronóstico, es un riesgo, pero lo suficientemente alto como considerar que ya estamos en la fase de tipos final. ¿Qué puede llevarnos a motivar un recorte? En las próximas semanas, nada.

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