El grito electoral del alcalde Almeida: ¡ A mi la Legión !
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El grito electoral del alcalde Almeida: ¡ A mi la Legión !

viernes 11 de noviembre de 2022, 04:16h

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Ochenta años después el grito de “ A mí la Legión” retumbó en el Paseo de la Castellana en boca del alcalde Martínez Almeida. Recien salidos de la Guerra Civil la película de Juan de Orduña quería resaltar una de las características y virtudes del Cuerpo del Ejército que había fundado Millán Astray, iniendorso la estructura de la Legión francesa con el código japonés del bushido. Era un grito de socorro al igual que lo ha sido el del regidor madrileño.
En nada se parece José Luís Martínez Almeida al “Grajo”, el personaje que interpretó Alfredo Mayo y si hay que buscar un paralelismo con el “Mauro” de Luís Peña el más cercano sería Ortega Smith. El primero buscando salvar al segundo para salvarse a sí mismo. Nuestra política municipal regresa en la capital del Reino a los años más duros de la Dictadura, cuando recien ganada la guerra el Régimen de Francisco Franco necesitaba todo el ardor patrio a favor de su causa.
El alcalde no tiene la fuerza declamatoria del fundador de La Legión y hasta es muy posible que no se sepa el himno que contaban, hombro con hombro, Millán Astray y Francisco Franco, de lo que podemos estar seguros es que su mirada no está dirigida hacia los años 20 del siglo pasado y tampoco a la sublevación militar de 1936 que desencadenó el conflicto civil, su pensamiento se dirige hacia el 28 de mayo de 2023 y las elecciones municipales.
En su papel de “Grajo” ha cambiado el guión que escribieron Raúl Cancio, Jaime García-Herranz y Luis Lucía, ya no quiere salvar a ese “Mauro” convertido en rival electoral como es el candidato de Vox, quiere esos votos que Ortega Smith tiene en su partido.
Colocar un monumento de seis metros de alto y varias tonelada de peso en un lugar tan emplemático como es el Paseo de la Castellana, a seis meses de la cita con las urnas y dentro de una larga campaña electoral que va a ser muy dura, no tiene más explicación que el uso político, que no militar, ni histórico, del hecho.
Si La Legión, como tal, se merece o no un monumento debería haberse propuesto en un Pleno del Ayuntamiento para que los representantes de los ciudadanos hubieran expresado su opinión. La nocturnidad y la falta de transparencia con la que se ha hecho indica que tanto el alcalde como su equipo querían presentarlo como una decisión personal y política para recabar apoyos en el sector más conservador y franquista de los ciudadanos de Madrid.
La aceptación y silencio del Ministerio de Defensa es otra de las características del homenaje. Margarita Robles y la cúpula militar podían haber indicado la escasa idoneidad de la época y haber dejado la escultura de Salvador Amaya para otro momento.
La presencia de su antecesora en el cargo, Dolores Cospedal, es tan sólo una anécdota sin trascendencia política dado su alejamiento de la misma. No así el de la concejala Andrea Levy que ha puesto su granito de arena, que no ha sido pequeño, para que su jefe pueda comparar y unir a Madrid con La Legión como “crisol de personas de diverso origen “ y ese vibrar de corazones que hasta se permitió recordar versos de Calderón de la Barca que, como es más que obvio, llevaba varios siglos muerto cuando se fundó el Cuerpo Militar.
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