Gorbachov, el cirujano que acabó con el segundo Imperio ruso

Gorbachov, el cirujano que acabó con el segundo Imperio ruso

lunes 05 de septiembre de 2022, 04:47h

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Si los que siempre han sido tus enemigos te alaban, algo o mucho estás haciendo mal para tus intereses y los de tu país. Por esa razón Occidente le rinde homenajes a Mijail Gorbachov en su muerte y Rusia lo ve como el responsable de la destrucción de su segundo Imperio, la URSS. En el lejano 1991, de la mano de Boris Yeltsin, terminó la gran operación de desmembramiento con la firma de la “independencia” de Ucrania.
Seducido por los otros y abandonado por los suyos, de halaga en halaga - premio Nobel de la Paz incluído - hasta su derrumbe final por un golpe de estado liderado por un borracho como Boris Yeltsin, y una manada de lobos que se habían creado bajo el todopoderoso manto de la KGB y que comenzaron con enorme avidez a repartirse el botín, tanto dentro como fuera de las fronteras de Rusia, desde Ucrania al Asia Central. Las quince Repúblicas pasaron a estar controladas por los sátrapas y las mafias que se han ido sucediendo desde 1991.
Si de verdad se quiere entender lo que está ocurriendo en Ucrania hay que leer las dos preguntas de su Referendum de Independencia. El 80% quería la independencia pero ese mismo porcentaje quería seguir dentro de la URSS. Desaparecida la segunda parte de la consulta, lo que ha tardado en aparecer con la guerra de invasión, treinta añosn más tarde, es lo que le permite a Vladimir Putin justificar políticamente ante los rusos el ataque contra el gobierno de Kiev.
Volvamos al recordado y falsamente defendido desde USA a España, Mijail Gorbachov, que al igual que sus predecesores en el Kremlin , desde Nikita Jruschov a Konstantin Chernenko, heredaron una enfermedad política incurable que venía desde Stalin pasando pasando por Leonidis Breznev: el comunismo real impuesto por la Revolución rusa nació con el virus de su destrucción y logró sobrevivir durante ochenta años por las crisis europeas de dos Guerras Mundiales.
A Gorbachov sólo se le ocurrió aplicar la cirugía y fracasó, de la misma forma que fracasó su sucesor Boris Yeltsin, golpe de estado interior por medio. De aquellas lluvias de la llamada Perestroika” llegaron los lodos de los Balcanes y el actual fango de Ucrania. Dice Felipe González, que se ha deshecho en recuerdos hacia Mijail, que éste quiso imitar la Transición española sin darse cuenta que el ejemplo era imposible de llevar a la práctica.
Dsapareció la URSS y desapareció su brazo armado, el Pacto de Varsocia, pero se mantuvo la OTAN ,mientras las fronteras de los países que habían servido de colchón durante la llamada Guerra Fría, que debían permanecerá neutrales, comenzaron a regresar al perdió del Imperio austrohúngaro, como Repúblicas pero partidos algunas en pedazos. Checoslovaquía y Yugoslavia son dos ejemplos de libro de cómo la derrotada Alemanía ya era capaz de organizar a su favor el conglomerado de intereses y ambiciones de la Europa Central.
Cayó el infame Muro de Berlín y la Alemania del Kaiser Guillermo y del canciller Bismark volvió a ser el primer país de la nueva europa a nivel económico gracias a la interesada y multimillonaria ayuda de Estados Unidos y sus grandes corporaciones financieras a industriales. Eso sí, con la desconfianza obligada por la Historia de polacos, hungaros, rumanos y, sobre todo franceses. Una desconfianza que se traduce estos dias de crisis energética en las condiciones que Emmanuel Macron ha puesto a Pedro Sánchez y a Olaf Scholz para que el necesario gas llegue desde España a Alemania atravesando Francia.
Los análisis del general De Gaulle sobre sus vecinos deben pesar y mucho sobre el inquilino del Eliseo. Juntos sí, pero no revueltos, algo que hasta la ultraderecha italiano de Georgia Meloni ha entendido a la perfección.
Ucrania y Crimea son dos piezas del mismo puzzle que armaron Catalina la Grande y el almirante Potemkin para que la Rusia imperial se garantizara una salida al mar Negro, convirtiendo Odessa en la base de su gran flota armada. La necesita el Kremlin de finales del siglo XVIII, y la necesita el de 2022 con Vladimir Putin. El diluido recuerdo del nonagenario Gorbachov sirve para atacar la política de Moscú. Nada nuevo bajo el amargo sol de la crisis económica; al igual que no es nuevo el comportamiento de los líderes políticos, siempre habrá un pueblo o una etnia a la que aplastar y unos ciudadanos a los que engañar, durante un tiempo que cada vez es más largo.
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