La difícil y urgente necesidad de cambiar de Gobierno para sobrevivir
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La difícil y urgente necesidad de cambiar de Gobierno para sobrevivir

miércoles 20 de abril de 2022, 22:38h

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Lo sabe pero no se atreve. Pedro Sánchez está convencido de que para acabar la Legislatura e intentar ganar en las siguientes elecciones necesita con urgencia cambiar su Gobierno. Puede esperar a que se lo impongan desde Europa y desde USA, pero tendrá que “invitar” a unos a que se marchen y a otros les tendrá que poner de “patitas en la calle”. También se puede encontrar con que los socios que le dieron el poder, se lo quiten con el abandono apresurado antes de que sean las urnas las encargadas del ajuste.
Si se empeña en mantener su equipo de gobierno hasta el final de la Legislatura se encontrará con que la mayoría de sus ministros, tanto los nuevos como los antiguos han agotado sus reservas políticas y que son incapaces como conjunto de " ganar" los " partidos" ( elecciones ) que están en el calendario de este 2022, en Andalucía, y en el de 2023 en toda España. Las crisis económicas se van a suceder unas a otras, pandemia, guerra en Ucrania, ajustes del gasto, condiciones para la legada de los Fondos Europeos… martillos dispuestos a golpear una y otra vez sobre el yunque de los hogares españoles.
Al igual que ocurre con los equipos de fútbol, el entrenador tiene que vigilar el estado de forma de los jugadores, ver si tienen la fortaleza mental y física para aguantar la presión de los encuentros difíciles, comprobar que la labor de conjunto permite mantener el tipo frente a los más duros adversarios y si tiene la suerte de contar con " estrellas", lograr que éstas brillen cuando se las necesita. Si miramos la plantilla del Consejo de Ministros comprobaremos que la defensa que representan la ministra María Jesús Montero en Hacienda, el ministro García-Marlasca en Interior, Pilar Llop en Justicia, y José Luís Escrivá en Seguridad Social están cansados y reciben más “goles” de los competidores de los necesarios.
El teórico centro de político del equipo ministerial está diseñado para que la vicepresidenta Nadia Calviño organice el juego des resto del equipo, bien ayudada por Tomás Bolaños desde la cartera de Presidencia, de Margarita Robles desde Defensa y con la difícil misión de atacar y defender al mismo tiempo, Reyes Maroto desde Industria por la banda izquierda y Luís Planas, desde Agricultura por la derecha. Si ese centro se hunde las líneas de transición del equipo se separan tanto que su eficacia desaparece.
El “tridente” de ataque, el que debería “meter los goles” tanto hacia el interior del Partido Socialista como sobre todo hacia los equipos rivales, carece de “regate”, de “imaginación creativa” para esos últimos metros y de química entre ellos. Yolanda Díaz, la que aparece el mejor “fichaje” externo va por libre y con el permiso directo del presidente para que deambule por todo el territorio de España de cara a futuras y necesarias alianzas si los números electorales lo permiten. Más que representar a Unidas Podemos es de hecho la futura “sucursal parlamentaria” de Pedro Sánchez, ya muy alejada de aquellos que están en el banquillo y sin mucho que aportar al equipo como son desde Ione Belarra a Alberto Garzón, Irene Montero y Joan Subirats, al margen de sus méritos académicos y cualidades políticas.
Acompañan a la vicepresidenta segunda en ese cometido el titular de Exteriones, José Manuel Albares, otro verso suelto dentro de la estructura creada por el presidente, y la discreta y siempre bien posicionada, pese a que se la vea poco en los titulares periodísticos, Teresa Ribera, “administradora” de los temas ecológicos y fatalmente condenada a chocar con varios de los “pesos pesados” del vestuario ministerial. El intento de sumar a esos puestos de avanzadilla a la nueva portavoz y responsable de la política territorial, Isabel Rodríguez, es más una foto para la galería semanal que obligan los Consejos de Ministros que otra cosa.
Los otros componentes del Gobierno han sucumbido ante la opinión pública o están desaparecidos en esa zona media que debe modular al conjunto pero en la que no se juegan los títulos: no defienden, ni atacan, permanecen sobre el césped de la actualidad esperando que sean otros los que consigan la victoria o se responsabilicen de la derrota. Con mantenerse en la plantilla tienen bastante.
Desde el PSOE y desde los grupos que apoyan al Gobierno y desde los que ejercen de oposición se sigue la evolución del " equipo" de la misma manera que los directivos de un club de fútbol asisten a los resultados de los suyos: con preocupación creciente ya que ven como las derrotas que se van cosechando en la sociedad española pueden incidir de forma directa en sus propias " Ligas" ya sean estas autonómicas o municipales.
Los datos económicos reales son malos y sirve de bien poco cerrase en la defensa numantina de la comparación con otros países europeos e incluso a nivel mundial. Ni los Presupuestos Generales del 2022 y 2023 parecen que se puedan cumplir si miramos el estancamiento de Europa y de su principal motor, Alemania; y si vemos como la subida de impuestos va a incidir para mal en la cada vez más exigua y enfadada clase media.
Para colmo de los desastres actuales y venideros, las noticias malas y muy malas que llegan cada día para la clase dirigente en general y para el gobierno y su partido en particular llegan de tres en tres: corrupciones generalizadas en distintos sectores ya sean en el de la Sanidad con las mascarillas o en el Deporte con las comisiones desproporcionadas y generando mayores dosis de desconfianza; mantenimiento del desafío soberanista en Cataluña; y aparición recurrente del enorme desajuste fiscal, presupuestario y de deuda con el que nos bombardea el FMI, el BCE y la Comisión Europea..
El cambio es urgente si quiere que con nuevas caras las elecciones del mayo de 2023 y las más inmediatas de Andalucia no signifiquen el principio del fin del poder que tiene el PSOE en toda España. La caída en votos y en representación va ser imposible de parar, lo que puede hacer el doblemente presidente y secretario general del socialismo es intentar que la pérdida no se convierta en una gran derrota. En las circunstancias actuales y en las que previsiblemente vamos a tener en los próximos meses, lograr un empate representaría casi una victoria, ya mirando las encuestas con la subida del PP de Núñez Feijóo y la consolidación del Vox de Santiago Abascal como tercera fuerza e inevitable socio de Gobierno dentro de la derecha tal y como adelanta el Ejecutivo castellano leonés de Fernández Mañueco.
Para conseguir una victoria en las urnas, cada día más difícil, o una suma de escaños que permutan con alianzas mantenerse en La Moncloa, Pedro Sánchez sabe y escucha desde dentro y fuera de España y de su partido que el actual equipo de los veintitrés no le vale. Es duro de asumir pero en el cargo se lleva también la penitencia de tomar decisiones que no son agradables, que molestan a más de uno y que conllevan el riesgo de la equivocación. En este caso el mayor riesgo y la mayor equivocación está en dejar las cosas como están.
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