Casado se rinde y deja libre el camino a Feijóo
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Casado se rinde y deja libre el camino a Feijóo

miércoles 23 de febrero de 2022, 04:18h

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El combate por la presidencia del Partido Popular ha terminado de forma rápida y dolorosa para los perdedores. .Ninguno de los adversarios ha ganado de cara al futuro. Su partido sale lastimado y con todos los barones territoriales buscando su propio acomodo en el futuro Congreso extraordinario y en las amenazantes elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.

Unos pensaban en que la presión interna y externa llevaría al actual presidente del partido a arrojar el bastón de mando ante sus adversarios. Lo han conseguido. Demasiado fácil y exceso de optimismo ante una clara debilidad que no aguantaba el bombardeo calculado y metódico de los que ya tenían rodeada, desde el interior, la sede central del partido.

Con todos los barones en contra, con el Grupo parlamentario en contra, con más de la mitad de su Directiva en contra, Pablo Casado quería una salida digna para él. No salir del poder de la derecha española por la puerta de servicio. Le pidió a su compañero y escudero Teodoro garcía Egea que dimitiese, por lo menos para poder mantener la reunión planificada para la semana que viene. El murciano se negó y la soledad de se convirtió en insoportable.

Pedían su rendición sin condiciones y ellos, presidente y secretario general, creyeron que podían combatir en el campo abierto de la militancia. Se equivocaron de nuevo. La soga del ahorcamiento estaba muy bien preparada.

Pablo Casado y su “ ayudante de campo “, Teodoro García Egea han intentado hacer lo único que podían si no querían salir por la puerta de servicio de la política, resistir. Si Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso pensaban en una victoria rápida por la huída de sus adversarios han acertdo.

“Alea jacta est” para un hombre que llegó a lo más alto del Partido Popular cuando nadie loo esperaba, merced a la lucha fratricida de las dos herederas de Mariano Rajoy. El trono de la derecha española se ha quedado en manos de una gestora que convocará de inmediato las fechas del Congreso, con un único y aclamado candidato, el presidente de Galicia, el dirigente que esta vez no podía decir que no.

La reunión de la Directiva nacional, al igual que la convocatoria del Comité Nacional eran tan sólo dos batallas que se iban a librar antes de la confrontación definitiva en el futuro Congreso, de aquí al mes de julio. Las prisas son malas consejeras y el duo Casado-Egea se a roto por la mitad. Sobrevivir a la tempestad tenía un precio. Unidos pensaron que podían salvarse y sobrevivir, separados ya eran fácil presa para los adversarios.

Se trata de ganar el poder, no de establecer diferencias ideológicas. Ni Casado está a la derecha de Núñez Feijóo, ni Ayuso está a la derecha de Casado. En caso de que fuera así el “centrista y liberal” presidente de la Xunta de Galicia estaría caminando y apoyando a la hermana preferida de Santiago Abascal.

Desde antes de las elecciones autonómicas de Madrid, Isabel Díaz Ayuso quería ser la presidenta del partido en su Comunidad. Tenía prisa, mucha prisa por conseguir algo que desde la dirección nacional le habrían tenido que reconocer si en el Congreso regional se hubiera alzado con la victoria.

Casado ha descubierto una de las posibles razones, tanto para la dilatación de la convocatoria como para la investigación interna sobre su compañera de partido: las dudas sobre su comportamiento ético y sobre sus relaciones económicas del gobierno regional con sus familiares.

Las verdades jurídicas saldrán a la luz tras la ya inevitable actuación de fiscales y jueces; las políticas han convertido al Partido Popular en una auténtica cloaca de ambiciones, mentiras, traiciones y miedos que se ha extendido por todas sus articulaciones territoriales y con la vista puesta en las futuras elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023, una fecha que se acerca muy deprisa por las listas que deben hacerse y los nombres que se pondrán en cada una de ellas.
Los dos bandos se conocen muy bien. Llevan años en el partido y han escalado posiciones desde la base a la cumbre. Estaban obligados a resistir en sus actuales posiciones y a a buscar las mayores alianzas posibles. Esta vez no habrá prisioneros, ni cartas de renuncia que se entregan al presidente para que éste las rompa en público, tal y como ocurrió en el Congreso de Sevilla en 1990 entre Manuel Fraga y José María Aznar.

En aquel entonces el camino se había despejado en la localidad de Perbes, con la visita que los entonces barones le hicieron al “patrón” para convencerle de que el sucesor perfecto era el presidente de Castilla y León y no Isabel Tocino. Entre Rodrigo Rato, Federico Trillo y Mariano Rajoy le convencieron. El resto de la historia está muy escrita. Aznar cogió el poder y acabó con todo el cuadro de mandos del presidente-fundador del partido.

Hoy, de nuevo, se parte de Galicia para alcanzar el poder interno. Es la última oportunidad para Núñez Feijóo, el eterno aspirante preso de la eterna duda: “reinar” en Santiago, a la sombra del Apostol, con comodidad, o regresar a Madrid a una batalla sin fin dentro y fuera de las filas de la derecha.

Si no lo hace ahora y no busca la aclamación de los suyos y sí la victoria por una amplia mayoría, que es lo democrático, tendrá que callarse para siempre y dejar que sean otros u otras las que se peleen por la presidencia del PP y por el gobierno de España.

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