Luis de Guindos y Christine Lagarde, los máximos dirigentes del BCE.
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Luis de Guindos y Christine Lagarde, los máximos dirigentes del BCE.

Más liquidez, pese a todo

miércoles 15 de septiembre de 2021, 04:02h

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Hay cada vez más evidencias de que el virus del Covid va a convertirse en una enfermedad endémica con la que vamos a tener que convivir el resto de nuestras vidas. La aspiración a la inmunidad de rebaño ya no pasa de eso, y la vacuna se convertirá en una más de las obligaciones/recomendaciones anuales de las autoridades sanitarias.

Su influencia económica va perdiendo enteros, y aunque las evidencias parecen demostrar que las vacunas pierden eficacia con el paso de los meses, mantienen sin embargo su efectividad en evitar que se incremente el número de hospitalizados y fallecidos. De este modo, las economías empiezan a verse poco afectadas por el virus, y los agentes económicos se centran en lidiar con sus consecuencias.

Reducción, no retirada

Entre estas consecuencias, la que tenemos más presente en este momento es la inflación, y vinculado, el debate sobre la retirada de estímulos monetarios. En realidad, no es tal, porque de lo que están debatiendo los bancos centrales es de la reducción de la cantidad de liquidez que vierten sobre los mercados y no de su retirada. Hay elementos que indican que los norteamericanos pueden empezar a reducir esas inyecciones probablemente a partir del mes de noviembre y en Europa, el BCE refería esta pasada semana que también reducirán las compras de bonos, pero nada que pueda, si quiera, considerarse una mera amenaza para los países más endeudados.

De hecho, el bono italiano era comprado con intensidad tras el anuncio del BCE, síntoma inequívoco de que los inversores están convencidos de que no faltará liquidez, si las circunstancias lo exigen, para mantener bajo control el rendimiento de los bonos, que es lo mismo que el coste de la deuda, cuyos niveles sobre PIB, -merece recordarlo-, superan los existentes al final de la IIGM.

Lo que no podrá eludir Europa es el debate sobre la revisión de las reglas fiscales, y tampoco sobre las limitaciones que el BCE tiene para adquirir más allá de un porcentaje de la deuda emitida por cada país, una vez que el periodo de aplicación de las medidas de emergencia llegue a su final en marzo.

Con todo, nadie duda de que, si es preciso, se implementarán nuevas medidas extraordinarias, y de hecho es lo previsible a partir de entonces, porque ningún banco central desea errar en retirar precipitadamente estímulos, no vaya a ocurrir que a la inflación se sume la contracción de las economías y hayamos de enfrentar un proceso de estanflación.

Quiebras en china

Pero, tanto EE.UU. como China han registrado indicadores muy pobres en agosto, bien sea en respuesta al final de los programas de asistencia al desempleo del que disfrutaban los últimos 7,5 millones de norteamericanos, bien a consecuencia de la política de restricción monetaria aplicada por China, que ha de afrontar además la probable quiebra de la principal inmobiliaria del país, Evergrande, que pasa por ser la empresa promotora más endeudada del mundo.

China ya tuvo que dotar en julio fondos de rescate para asistir a empresas públicas con dificultades para atender sus compromisos de deuda, y existe el temor a que la crisis que pueda sufrir Evergrande se extienda por todo el sector en el país, afectando al sistema financiero y a millones de familias que han efectuado pagos anticipados a cuenta de futuras entregas de vivienda a los promotores.

Veremos cómo reaccionan los mercados, que continúan en modo “risk off”, pero parece muy difícil en estos momentos que un episodio así desencadene una ola de pánico en los mercados financieros mundiales. Es mucha la liquidez que se sigue generando.

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