María Jesús Montero, ministra de Hacienda.
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María Jesús Montero, ministra de Hacienda.

Entre Woody Allen y Confucio

martes 20 de julio de 2021, 01:53h

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El Gobierno, en plena crisis, publicó la Ley de Medidas para la Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal. Suena bien ¿verdad? Pues hable con su asesor fiscal, y verá

"Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Una sentencia así solo puede ser de un genio como Woody Allen. Claro que también Confucio recomendaba: “Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”.

A las agencias de rating se supone que también les interesa el futuro, porque de sus valoraciones dependen las que decisiones que tomaremos otros, y para ello se supone que se basan en el estudio del pasado. Así que hay que considerarlas una mezcla, a saber en qué dosis, entre Allen y Confucio.

Llevan tiempo intentando recuperarse del fuerte golpe que sufrió su reputación tras la crisis de 2008, pero es asunto que en poco parece haber afectado a su negocio, más allá de que sus conclusiones son ahora más cuestionadas y sus valoraciones tendemos a considerarlas más un indicador atrasado que adelantado.

Más que una crítica, es una constatación, porque tampoco hemos visto grandes crisis en las mayores auditoras después de fiascos manifiestos tan conocidos como Bankia, Banco Popular o Wirecard. Probablemente se deba a que los utilizamos mal y por eso sobreviven, sin apenas daños, a fuertes golpes a su reputación. No hay nada que una modesta multa, hábilmente gestionada su comunicación, no pueda asear.

Nunca se vió algo semejante

No es muy diferente el caso de grandes entidades financieras que estos días no pueden evitar que los medios recojan, investigaciones internas, pagos de multas o compensaciones a empresas por pactar precios o por colocar productos financieros poco apropiados en el mejor de los casos.

Tampoco aquí podemos decir que su negocio se vea muy afectado. De hecho, salvo reforzar los procesos de compliance de modo que la responsabilidad pase de la forma más inequívoca posible al cliente, poco ha cambiado.

Decimos esto, porque las agencias de rating están llevando a cabo una de las revisiones crediticias al alza más importantes de la historia del mercado de bonos corporativos en EE.UU. Afectando tanto a emisiones en grado de inversión (IG) como a bonos basura (HY), se espera que siga creciendo la cifra de los que pasan de HY a IG, como ya se ha hecho en lo que llevamos de año con emisiones por valor de 18.000 millones de dólares. Un veterano estratega crediticio de Citigroup decía a FT que no había visto algo semejante en su vida en esta industria.

Ese es el futuro

Uno podría pensar que, con la pandemia sin superar, con niveles de deuda similares a los máximos históricos de final de la IIGM, con los bancos centrales comprando títulos de forma masiva, con la inflación mostrando sus fauces, con la certeza absoluta de un incremento global de la presión fiscal a la vuelta de la esquina, y con las valoraciones en niveles muy altos (aunque siempre hay un PEG para acallar un PER), no parecería que el futuro en el que vamos a vivir vaya a ser el que eligiese Woody Allen, pero será que en este caso pesa más Confucio y lo cierto es que las empresas han ganado mucho más dinero que hace un año, que ya hay vacunas, que la liquidez abunda por doquier y que los tipos de interés están como están y nos prometen que así seguirán.

¿Qué motivo encontraría Confucio para que pueda temer por su futuro Woody Allen? De momento, y por si no se enteró, el sábado pasado, el Gobierno, casualmente en plena crisis, publicó en el BOE la Ley 11/2021 de Medidas para la Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal. Suena bien ¿verdad? Pues hable con su asesor fiscal, y verá.

Aquí sí que aplica la sentencia de Confucio, porque ese, es el futuro.

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