Liderazgos rotos

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

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Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba sufren el vendaval de la crisis dentro y fuera de sus partidos. Sus liderazgos están rotos y puestos en entredicho. Ninguno teme por su puesto a corto plazo, pero las voces disidentes no paran de crecer en autonomías y municipios. Mientras que el Partido Popular sigue bajando en todas las encuestas, el PSOE no lo rentabiliza y ambos ven como las formaciones alternativas se abren paso, desde la UPyD de Rosa Díez, a la Izquierda Unida de Cayo Lara. Con un aumento preocupante de los nacionalismos soberanistas en Cataluña y Euskadi.

Los dos líderes de los dos grandes partidos están viendo como día a día se resquebrajan sus figuras dentro y fuera de sus propias formaciones políticas. Todos los sondeos que se han publicado en las últimas semanas coinciden en lo mismo: el gobierno y el presidente del gobierno retroceden en sus apoyos, pero los socialistas no avanzan respecto a los resultados electorales del pasado otoño. Tanto Mariano Rajoy como Alfredo Pérez Rubalcaba sufren en sus carnes la trituradora de la crisis. El que tiene el poder sabe que hoy por hoy no tiene sustituto posible y que salvo que la crisis se agrave aún más, la mayoría absoluta de la que dispone en el Congreso, y el abrumador poder autonómico y municipal conseguido, le blindan ante cualquier eventualidad de cambio. No así el secretario general del PSOE que ya sabe que le están moviendo la silla bajo sus pies, tanto aquellos que apostaban por el liderazgo de Carma Chacón, como los que aspiran a entrar de nuevo en la pelea por encabezar unas futuras elecciones generales, como puede ser el caso del madrileño Tomás Gómez.

 

Rajoy y Rubalcaba creen que deben dar una imagen de unidad frente al resto de los países del euro, como única forma de conseguir las mejores condiciones para España y el rescate bancario que ya se ha transformado en rescate del país, pues las tesis de Angela Merkel no han cambiado y tras reunión tras reunión de diferentes líderes europeos la conclusión siempre es la misma: el garante de los cien mil millones que se pondrán a disposición de nuestro país - previsiblemente a partir del uno de julio - será el estado y no los bancos que reciban las ayudas desde el FROB. Y además, será el estado y sus instituciones las que deberán dar cuentas a los inspectores que nos visiten un día sí y el otro también. Eso se llama intervención, lo diga Luís de Guindos o Joaquín Almunia. Las palabras no pueden cambiar la durísima realidad: a España la han colocado al borde del bono basura, sin que ni los políticos que nos gobiernan, ni la oposición sepan que actitud tomar ante la avalancha de malas noticias.

Se deja y se mantiene en poder de los llamados mercados la especulación financiera y la prima de riesgo española sube u baja como si estuviera montada en una montaña rusa. Los técnicos y los políticos saben lo que deben hacer, empezando por la prohibición de los cortos - la esencia de la especulación desde hace años - pero se resisten o no se atreven a ponerlos coto. Veremos si tras las reuniones del fin de semana se ve algo de luz en esta batalla en la que por delante de los ciudadanos se ha colocado la supervivencia del euro, asegurando que si este desapareciera la propia Europa comunitaria podría desintegrarse y cada uno de sus países empobrecerse aún más.

 

Se afirma con rotundidad que esto es lo único que se puede hacer: que salvando la existencia del euro ( con más o menos países ) se salva Europa y se salvan los mermados derechos de sus ciudadanos. Y se afirma de igual manera que cualquier alternativa es mala y que carece de rigor, con el inevitable añadido si se quiere entrar en comparaciones que Europa no es Japón, que Grecia es muy pequeña, que la periferia es un desastre, que Alemania es el único ejemplo posible; y que el Norte rico no se fía del Sur pobre. Declaraciones y juicios de valor tan viejos y gastados como el crédito de los políticos, que se empeñan en reunirse y hacer declaraciones antes, durante y después de las cumbres que no conducen a ningún sitio y dejan a los ciudadanos con la certeza de que aquellos que les dirigen no saben muy bien por dónde van, ni a dónde quieren ir. Hasta ahora, a la nación que mejor le ha venido la existencia del euro como moneda continental es a Alemania.

Y a sus bancos, que con la crisis y las diferentes primas de riesgo de los países más afectados ha visto como 2,2 billones de euros, de los que mas de la mitad provienen de los paises mediterráneos se han ido a sus balances, dando lugar a uno de esos disparates que enriquecen a los más aprovechados: con el dinero miedoso de los ricos entre los pobres, Alemania se refinancia ahora al 1,5 cuando hace 4 años lo hacia al tres. Y sus entidades financieras no tienen que recurrir al BCE por exceso de tesorería. Como los dos llevan treinta años en política y cuentan con grandes equipos de asesores, debemos pensar que tanto Mariano Rajoy como Alfredo Pérez Rubalcaba se dan cuenta del engaño en el que estamos metidos. Es verdad que una parte importante nos la hemos ganado a pulso, o mejor se la han ganado a pulso distintos gobernantes de nuestra democracia desde sus inicios y sobre todo en los últimos quince años, pero no es menos verdad que la falta de liderazgo es uno de los males que llevaron a Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España a la pérdida de su soberanía, si es que le quedaba algo tras las intervenciones de la Unión y sus entidades financieras. Nos van a financiar con una parte del dinero que ha salido de nuestros bancos.

Y conviene que sepamos todos que las mentiras son contagiosas, al igual que los sarpullidos de la especulación de unos cuantos fondos y sus ejecutivos. Alemania, que porcentualmente no es el primer financiador de la UE, que es el séptimo ya está empezando a notar los efectos de la brutal caída del consumo y de la actividad económica en los países de su entorno, que son los que consumen el 70 por ciento de sus exportaciones. Ahora se preocupa por la caída del mercado europeo para sus productos, y por más que intenten convencer a sus propios ciudadanos con una imagen deformada de los españoles y del resto de los países mediterráneo, están dejando de crecer, bienes cierto que mientras los demás nos hundimos


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