La investidura -trampa de Sánchez que compromete al Rey
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La investidura -trampa de Sánchez que compromete al Rey

jueves 12 de septiembre de 2019, 21:13h

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Si el martes 17 de septiembre Pedro Sánchez llega al palacio de La Zarzuela para cerrar con el Rey los dos días de consultas que ha fijado con la presidenta del Congreso, y sigue sin contar con los 176 votos necesarios para sacar adelante su investidura por mayoría absoluta, colocará a Felipe VI en una situación comprometida para la Corona.


L
o que ocurrió entre el 23 y el 25 de julio durante las dos primeras votaciones para elegir presidente tras las elecciones del 28 de abril demostró que el candidato socialista sólo contó con los 123 escaños de su grupo y con el solitario representante del PRC cántabro. En total 124 votos a favor.

Demostró que el bloque de todas las derechas, desde las constitucionalistas a las independentistas, sumaron 155 escaños pese a que los tres representantes elegidos dentro de JxCat no pudieron votar. Y dejó ver que en el heterogéneo grupo de la abstención y sus 67 votos convivían Unidas Podemos, el PNV, ERC, Compromís y Bildu.

Era lo esperado y lo que le trasladaron al Rey durante los días previos de consultas los distintos líderes políticos, desde Pablo Casado a Gabriel Rufián. Pese a la previsible doble derrota Pedro Sánchez quiso ir a la investidura - lo que no había hecho dos años antes y por dos veces Mariano Rajoy - y convenció a Felipe VI de que propusiera su nombre a Meritxell Batet.

Dos meses de espera perdidos, negociaciones contra reloj, y tal parece que con el mismo escenario y la misma presión sobre el palacio de La Zarzuela si en cinco días no cambian de opinión los dirigentes políticos. Los escenarios posibles son los siguientes:

1.- Pedro Sánchez cuenta como fijos sus 123 escaños, más el regionalista de Cantabria. Llegar a los 176 votos afirmativos parece imposible sin el apoyo de Unidas Podemos, aunque consiguiera que el PNV, ERC y hasta Compromís cambiaran de opinión y pasaran de la abstención de julio al sí de septiembre. La suma total se quedaría en 145, muy lejos de la cifra necesaria.

2.- Conseguidos esos 145 votos a favor, y en segunda ronda, podría salir elegido presidente si una parte de los diputados del PP o de Ciudadanos decidiera abstenerse y los 155 noes del 25 de julio se quedaran en 144 o menos. Pablo Casado y Albert Rivera tendrían en sus manos ese gesto de “solidaridad con España” que tanto les reclama el presidente en funciones.

3.- Con los mismos 124 votos a favor de las anteriores votaciones, la convocatoria a las urnas para el 10 de noviembre sería un hecho salvo que confluyeran varios “milagros” políticos de distinta intensidad:
a) que se pusieran de acuerdo PP y C´s para “regalarle” a Sánchez la abstención de al menos 32 de sus parlamentarios. Panorama muy complicado para una Legislatura con 4 años por delante.
b) que o bien Casado o bien Rivera, convencidos de la necesidad de la formación de un gobierno y con la vista puesta en una posterior oposición tan dura como creyeran conveniente, ordenaran a todos sus representantes que se abstuvieran. Unica forma de que los 124 escaños a favor se convirtieran en mayoría simple y suficiente.

4.- Si los 155 noes que agrupó la derecha en julio se mantienen estables, el reto del secretario general del PSOE es conseguir uno más que sus oponentes. Necesitaría 32 votos más que tendrían que salir necesariamente de la ruptura interna de Unidas Podemos. Algo imposible en estos momentos.

5.- Las combinaciones posibles, si se producen cambios en el sentido del voto, dependen tanto de la voluntad de los dirigentes de los partidos como de las matemáticas: a más sies menos necesidades de abstención. El número mágico puede ser el once, que es la diferencia entre 145 y 155 para evitar un empate en la segunda votación.

6.- Pedro Sánchez puede insistir en presentarse a la investidura - que en todo caso y como máximo tendría que tener la segunda votación el mismo 23 de septiembre, por lo que los debates deberían comenzar el sábado 21 - con la intención de convertir el Hemiciclo del Congreso en el escenario privilegiado de la campaña electoral, y presentarse como el ganador de unas elecciones al que tanto la oposición de derechas y, sobre todo, de izquierdas no le deja gobernar con perjuicio para España.

7.- Sin los votos necesarios que le ofrezca el candidato socialista el Rey podría “lanzar” a otro candidato que le asegurara la mayoría necesaria. Es una posibilidad pero sería inédita y llevaría a una crisis institucional de consecuencias imprevisibles, con un enfrentamiento entre el principal partido y la Jefatura del Estado. Hoy por hoy no parece que existan dentro del ámbito del PSOE alternativas a Pedro Sánchez.

8.- Lo más fácil y directo, que el presidente en funciones imite a su denostado rajoy, renuncie a volver a presentarse y no deje más camino al Rey que el de la disolución de las Cámaras y la firma del decreto de cita con las urnas para el 10 de noviembre. Una situación que no tendría respuesta, con las nuevas Cortes, hasta febrero de 2020, sin Presupuestos Generales, ni Presupuestos autonómicos y con una situación económica abocada a una crisis internacional. Peor panorama, imposible.

Felipe VI no podía esperar más para convocar las consultas. Apenas cinco días separan los dos días de reuniones con los líderes políticos de los dos días necesarios para los debates de investidura. Y, al margen de los sorprendentes datos del CIS sobre el apoyo a los partidos que acaba de hacer públicos este jueves, las declaraciones de unos y otros suenan más a mensajes electorales que a propuestas de gobierno.

Compromiso para el Rey dentro del escaso margen que le permite la Constitución, y pérdida de credibilidad que le alcanza junto a esa misma pérdida por parte de los partidos y del propio sistema democrático. Impotencia ciudadana tras las elecciones de 2015 y de 2016; tras la moción de censura de 2018; y tras las cinco elecciones de 2019 a las que parecen que estamos abocados. Todo ello con el enorme desgaste social y económico que conlleva, para comprobar que los dos bloques de las medias Españas permanecen inalterables. Y para ver que lo que mejor hace la clase política es echarse las culpas unos a otros.


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