La dignidad perdida
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La dignidad perdida

lunes 05 de agosto de 2019, 06:20h

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Cuando un hombre o una mujer rinde su inteligencia ante un estulto, se ha echado a perder sin remisión, indulgencia, ni rehabilitación posible, y esa anomalía se produce cada vez que alguien cede sus argumentos ante un poderoso cuyo único mérito es el de poseer la capacidad del César cuando maneja el dedo pulgar.

A lo largo de mi vida he sido testigo de la rebelión de algunos personajes dignos que pusieron en riesgo y perdieron su posición al contradecir el empecinamiento caprichoso y erróneo de sus jefes, pero también he visto la sumisión de gente inteligente que prefirió perder parte de su honra por conservar el favor de un mediocre.

En el ámbito de la política los mejores no siempre llegan a alcanzar el poder porque la voluntad del pueblo manifestada por la suma de votantes inteligentes y estupidos, informados e ignorantes, con principios y sin ética, aprovechados y generosos,tolerantes y sectarios, da como resultado un magma de colores y tendencias, con frecuencia contradictorias e incompatibles para el pacto o el buen gobierno . Pero aunque los supuestos líderes sean mediocres, en su entorno siempre hay gente preparada, estudiosa, leída y experimentada que ocupa segundos o terceros niveles desde los que asesoran al jefe y aspiran a ganarse su favor.

Hoy quiero hablar de uno de ellos que ha puesto en riesgo su fama aunque no su hacienda mientras anda en cantares populares y su nombre es paseado a ritmo de choteo por foros, tertulias y columnas impresas. Se llama Josė de primero, Félix de segundo y Tezanos de apellido.

Le recuerdo de cuando éramos jóvenes y siempre me pareció un intelectual preparado y estudioso que dedicaba su tiempo a ser la masa gris del partido socialista en los años de Felipe González y Alfonso Guerra.

Les voy a ahorrar sus méritos académicos, que podrían encontrar en wikipedia, porque no son escasos, pero un buen día cometió el error de trabajar para un mediocre con causa.

Hay gente que se echa a perder después de años de trabajo, esfuerzo, sacrificio y logros ganados a pulso, y no es que yo convierta en mito lo que solo es cultivar las varices de tanto estar sentado frente a un libro, pero cuando alguien sale listo y trabajador no es cuestión de menospreciarlo.

No entro a discutir sus conocimientos demoscópicos aunque tengo mi opinión sobre cómo está utilizando un instituto público y sus millonarios recursos al servicio de una campaña electoral permanente que favorezca a su partido. Lo que realmente me hace verle con ojos lastimeros es su entrega intelectual a un personaje mediocre, como es Pedro Sánchez, del que canta sus alabanzas ante cualquiera que quiera escucharle, como he tenido yo la oportunidad de hacer en un almuerzo ante un grupo reducido de personas donde baboseó en favor de su jefe.

No es que dijera solamente que el Presidente del gobierno es brillante e inteligente, sino que ponderó algunas cualidades singulares de su jefe que, salvo él, hasta ahora nadie ha descubierto, o no, pero las proclama sin pudor porque cuando una persona preparada se entrega con armas y bagajes al servicio de un mediocre con mando en plaza es que ha renunciado a preservar su propia dignidad .

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