Andalucía será el “conejillo electoral” para todos
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Andalucía será el “conejillo electoral” para todos

lunes 08 de octubre de 2018, 20:03h

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Todo cambia en el ámbito de la derecha. Es difícil que Ciudadanos le gane al Partido Popular, es mucha la diferencia que existe entre ambos ( 33 a 9 ), pero si la formación de Albert Rivera le vuelve a “meter otro bocado” a los escaños con que cuentan los populares, no sólo estará en cuestión el líder andaluz al que apoyaron Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, también lo estará la nueva dirección nacional de Pablo Casado.

a política española se dispone a utilizar Andalucía como su “conejillo electoral” de cara a los comicios municipales, autonómicos y europeos del 25 de mayo de 2019. Lo que ocurra en las ocho provincias hará que los líderes de todos los partidos se planteen la estrategia a seguir.
Para Pedro Sánchez es fundamental que los socialistas no pierdan peso en esa Comunidad aunque sea a costa de “reforzar” a su compañera presidenta. Lo mismo le ocurre a Pablo Iglesias con la responsable de Podemos, que le causa dolores continuos de cabeza pero no puede prescindir de ella, y asegurarse al menos los quince sillones que tiene en el Parlamento autonómico es esencial para las futuras citas con las urnas.

Visto lo ocurrido en la convocatoria de Vox en la plaza madrileña de Vistalegre, puede que la formación de Santiago Abascal no consiga representación parlamentaria - tiene un 0,45% de los votos - pero sí que influirá en el reparto que consigan en las provincias tanto el PP como Ciudadanos. La fragmentación de las papeletas por el lado de la derecha más conservadora va a indicar hasta qué punto lo que consiguieron Manuel Fraga y José María Aznar, al reunir todo el voto que había desde el centro a la derecha más franquista y montaraz, sigue vigente o lleva camino de alejar a la derecha del poder por muchos años.

La presidenta andaluza está gobernando desde 2015 gracias a Ciudadanos. Sus 47 escaños necesitaban los 9 de los “naranjas” para mantener al PSOE en ese poder del que lleva 40 años disfrutando. Susana Díaz tenía más fácil pactar con Juan Marín que con la “morada” Teresa Rodríguez. Y lo hizo.

En tres años, los que van de 2012 a 2015, la forma de hacer política en Andalucía cambió de forma radical. Si Javier Arenas había conseguido vencer a la izquierda con sus 50 escaños, el PP comprobó que llegar a la mayoría absoluta en solitario era una misión casi imposible. Venció a José Antonio Griñán pero los doce escaños de IU conseguidos por Diego Valderas dejaron al sustituto de Manuel Chaves en el palacio de San Telmo, sede del gobierno regional.

Arenas dejó su puesto a Juanma Romero y los 50 escaños quedaron reducidos a 33 mientras que Susana Díaz conseguía mantener los 47 para los socialistas. ¿Quienes perdieron?: Izquierda Unida se quedó en cinco, con un Podemos que se colocaba tercero con quince; y Ciudadanos con 9 reclamaba un puesto en el centro del tablero electoral. El bipartidismo imperfecto que existía en Andalucía desde los tiempos de Rafael Escudero desaparecía quizás para siempre.

Por primera vez en muchos años todos los liderazgos están en cuestión, dentro y fuera de las respectivas formaciones. No se salva ninguno, ni los recien legados, ni los que lucen los galones. Además, el poder territorial de los barones ha vuelto a crecer y reclamar mayor independencia.

Si en el PSOE Sánchez se ha hecho con el poder en el estado y no parece que quiera ponerlo en juego con un adelanto electoral, la “revalida” para su gobierno la va a tener en Andalucía, primero, y en el resto de España, después. Puede que incluso tenga que volver a hacerlo en Cataluña si las divisiones dentro del independentismo siguen aumentando. Hasta que no “gane” en las urnas estará sujeto a la incertidumbre de lo que hagan y consigan el resto de los dirigentes de su partido, deseosos la mayoría de “compartir” el poder y no regresar a los tiempos del centralismo que impusieron Felipe González y Alfonso Guerra durante 20 años.

Tras la agónica y fratricida batalla dentro del PP para suceder a Rajoy, con el regreso de José María Aznar al primer plano, el futuro político de Pablo Casado se va a decidir en el apretado calendario electoral de los próximos doce meses. Tiene un pequeño margen en Andalucía, pero no lo tendrá en el resto. Si ha logrado sobrevivir al famoso master de la Rey Juan Carlos, no lo logrará si pierde frente al PSOE y, no digamos, si pierde también el segundo puesto. En esa tesitura comparte problemas y esperanzas con Rivera, y ambos con un ojo mirando la progresión de Abascal y VOX.

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