El PSOE se divide cada vez más

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

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El PP de Rajoy se hunde en las encuestas, pero el PSOE no remonta cabeza, la falta de capacidad de los socialistas para encontrar una solución a los problemas de Europa y de España está provocando fuertes encontronazos entre sus máximos dirigentes, hasta el punto de que no se descarta que en un futuro no lejano se puedan producir expulsiones y hasta escisiones en su seno. Cualquier problema podría producir la chispa que haría saltar por los aires al partido de la socialdemocracia española.
Un hecho, en principio intrascendente, como la reaparición en público del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero en Avila para “debatir” con el cardenal Antonio Cañizares sobre las relaciones entre Estado y Religión estuvo a punta de organizar la marimorena y fueron muchos los militantes del partido que pusieron el grito en el cielo al ver las “carantoñas” que los otrora “enemigos” se daban “piquitos” en la boca bajo la atenta mirada del ”obispo” socialista José Bono y de los ex ministros José Montilla, Miguel Sebastián, Beatriz Corredor o Angel Gabilondo. La sensación de que las peleas entre Iglesia y PSOE son una pantomima ha encendido los sentimientos laicos de muchos dirigentes socialistas que no entienden que se puedan hacer actos como ese mientras desde el PSOE de Rubalcaba se había “amenazado” a la Iglesia católica y romana de nada menos que de romper los Concordatos que fueron fijados por Franco durante la Cruzada contra la República y que ratificaron los sucesivos gobiernos de la transición, empezando por el “come frailes” Alfonso Guerra.

Desde hace tiempo se viene gestando en el PSOE un frente españolista que añora, en gran parte, las actitudes populistas de Esperanza Aguirre y que cree que la reforma del Estatut catalán fue una gran equivocación que dejó abierto el camino a la derecha en la defensa de la unidad de España. Este sector, liderado, por el ex presidente del Congreso, José Bono, tiene numerosos adeptos, empezando por los ex presidentes de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y de Castilla La Mancha, José Barreda y donde entraría uno de los nuevos candidatos a secretario general del PSOE, Emiliano García Page, alcalde de Toledo. El hecho de que este sector consiguiera reunir a Cañizares, mano derecha del Papa Benedicto XVI, con Zapatero en pleno debate sobre las relaciones Iglesia –Estado en el PSOE, indica la capacidad de maniobra con que cuentan. Su objetivo sería ganarse incluso a una parte de los católicos de centro-derecha, aceptando tesis como la defensa a ultranza de las víctimas de ETA, renegando de todo lo que recuerde en cambio a las víctimas del franquismo y, por supuesto, participando activamente en la reforma del Estado y de las Autonomías.

Fruto de este giro a la derecha de muchos dirigentes socialistas, pero también como respuesta a las decisiones del Gobierno Zapatero sobre la contra reforma laboral y de los actitudes de Rubalcaba apoyando, de hecho, los recortes del Gobierno de Rajoy, muchos militantes socialistas han intentado protestar en las asambleas de sus respectivas agrupaciones y se han apuntado a cualquier dirigente que les prometa un “giro a la izquierda”. Fue esta actitud la que posibilitó que Carme Chacón estuviera a punto de dar la campanada frente a Rubalcaba en el Congreso de Sevilla y lo que ha hecho que hayan convertido al secretario general del PSOE madrileño (PSM) en un líder para batir a la actual dirección.

En realidad, Tomás Gómez, cuando llegó a la dirección del PSM, desde su alcaldía en el municipio madrileño de Parla, ni siquiera soñaba con liderar la fracción de izquierdas, pero la actitud de la dirección federal de Ferraz intentando quitarle de en medio para poner a la ex ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, y el empuje de los militantes más rebeldes le ha puesto en el disparadero. Sus enemigos rubalcabistas le acusan de haberse puesto en manos de los carrillistas, una pequeña fracción del PSM, procedente del partido que fundó Santiago Carrillo cuando le echaron del PCE y que cuenta con militantes muy activos especialmente en los momentos de crisis, además de muy ligados a Comisiones Obreras. Esta fracción ya consiguió en su día que se permitiera a los militantes socialistas estar adscritos a cualquiera de los dos grandes sindicatos y no solo a UGT.

La huida de Carme Chacón, que tras su derrota solo ha hecho apariciones muy esporádicas, ha engrandecido la figura de Tomás Gómez Franco, al que sus cohorte apoda “el tigre”, hasta el punto de que podría ser el contrincante de Rubalcaba en las primarias para elegir al candidato del PSOE en las elecciones generales de 2015. El camino no va a ser de rosas y hay quien cree que si Rubalcaba no consigue dominar a la rebelde agrupación madrileña podría incluso intervenirla y colocar una gestora. Ya, en plena discusión sobre la crisis de Bankia, el actual líder del PSOE fue pillado in fragante comentando al portavoz adjunto en el Congreso, Eduardo Ladina su intención de proceder contra la mano derecha de Tomás Gómez, Mura Menéndez (la hija socialista del comandante de navío Camilo Menéndez, que apoyó a Tejero el día del Golpe del 23-F) por haber filtrado la decisión del comité federal de no pedir una comisión de investigación sobre la crisis del banco que dirigía Rodrigo Rato.

Gran parte de los militantes que apoyan a Tomás Gómez están de acuerdo con muchas de las tesis que ha venido defendiendo Izquierda Unida sobre la salida de la crisis: creación de una banca pública, cese de las expulsiones de las familias que no pueden pagar las hipotecas de sus casas por haberse quedado en paro, reforma de la ley electoral para acabar con el bipartidismo, reducción de los privilegios de los políticos, reforma de la constitución europea para eliminar el liberalismo económico y financiero, etc. Si Gómez fracasase, una parte de estos militantes podrían acabar en Izquierda Unida, como ha ocurrido en Grecia.

En medio de todo este berenjenal, la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba se eleva cada vez más aislada, con una plana mayor llena de segundones de la política, aunque con la fuerza que le da el contar con todo el aparato del partido. Su plan sigue siendo darle correa a Rajoy para que vaya cayendo en las encuestas hasta que en unas próximas elecciones generales el PSOE pueda volver a ganar. El actual secretario general socialista está dispuesto, incluso, a ayudar al PP a formar un gobierno de concentración nacional que tampoco resolvería nada, pero pondría al PSOE como un partido centrista, que ayuda a gobernar en tiempos de crisis y que sería la única alternativa posible llegado el momento de la caída de Rajoy. Para ello cuenta con el apoyo de Felipe González y de todos los demás barones socialistas que encabezan las federaciones regionales y nacionales, como Patxi López, que sería su sucesor en caso de fracasar, e incluso del otrora enemigo José Antonio Griñán, el presidente andaluz, que hoy gobierna gracias al apoyo de IU. Griñán que se decantó, en principio, por Chacón, cree que ésta no va a ser capaz de mantenerse durante cuatro años frente a Rubalcaba. De ahí la frase enzimática con que se definió hace unas semanas el dirigente andaluz: Yo apoyo ahora a Rubalcaba. Que sea el futuro, no lo sé"

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