Los convidados de piedra y el burlador de Sevilla
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Los convidados de piedra y el burlador de Sevilla

lunes 09 de abril de 2018, 06:09h

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Quinientos años más tarde de que fuera alumbrado para la escena “el burlador de Sevila” ha vuelto a la ciudad del Guadalquivir. No sabemos si Tirso de Molina se lo imaginó con barba pero si con verbo capaz de seducir y llevar a la perdición a más de una doncella. En todo caso si que era más joven que este don Juan en el que se ha transformado el presidente del Gobierno. Mariano Rajoy seduce de otra manera, menos garbosa pero con un indudable éxito. Convocó a los suyos para festejar los éxitos de su Gabinete y ha sido capaz de salir a uña de caballo sin rasguños en su cuerpo. Bien es verdad que deja heridos y heridas a sus espaldas, alguno y alguna de difícil curación.

Vayamos por partes: al presentarse Cristina Cifuentes en la Convención con su lastre de acusaciones sobre su master en política autonómica no ha tenido más remedio que mostrarle su apoyo, pero sin nombrarla y con sordina. Ha apoyada a la presidencia de la Comunidad madrileña pero no a su actual tituar y los besos y abrazos han sido rápidos y frios. Basta con mirar las imágenes y escuchar a los que allí estaban. La defensa cerrada la ha dejado para la secretaria general y María Dolores de Cospedal ha vuelto a bailar con la más fea y proporcionar cariño y apoyo a su compañera de partido. Espíritu de equipo y solidaridad política en un tema que ha vuelto a abrir al PP en canal.

En Sevilla y bajo la alargada sombra de Rajoy convertido en burlador del futuro, como el mismo ha señalado al animar a los suyos y pedirles que confíen en la victoria, se han convertido en convidados de piedra la mayoría de los dirigentes populares: nada de Javier Arenas, nada de Martínez Maillo, menos de Pablo Casado, casi nada de Javier Maroto...y desde luego nada de los dirigentes territoriales, la inmensa mayoría escondidos a la espera de los nuevos actos del drama que se está rerpresentando en este corral de comedias que es Madrid y pensando en su futuro electoral y en el cómo afrontarlo.

Antes de final de mes tienen que tener cerrados Rajoy, Soraya y Montoro los apoyos para aprobar los Presupuestos. Sin ellos es casi imposible que la Legislatura llegue hasta 2020, que es el sueño y la ambición del presidente. Si en Cataluña se forma gobierno y se retira el 155 puede que el PNV vuelva a negociar el sí, con un nuevo plus de dinero e inversiones para el País Vasco, pero no es seguro no siquiera en esas condiciones. Y la llamada a la responsabilidad hacia el PSOE y esos cinco escaños que faltan para lograr la mayoría absoluta ha tenido dos respuestas: el no de Pedro Sánchez y el voto de censura contra Cifuentes en la Comunidad de Madrid. Ningún partido parece querer pactos de paz- por supuesto que Ciudadanos menos que el resto -y prefieren que suenen las trompas de guerra. Y sin hacer prisioneros, ni con los que atacan desde el exterior, ni con los que pelean por un puesto en unas listas electorales que van a llevar a menos dirigentes populares a los Parlamentos y gobiernos autonómicos, al parlamento europeo y a los siempre reconfortantes gobiernos municipales.

Al Don Juan de la ficción no le dió tiempo a arrepentirse de sus pecados y se encaminó directamente al infierno. Mariano Rajoy quiere evitar sea como sea ese destino infernal que para él es la pérdida del poder. Si tiene que dejar la Moncloa será tras perder en las urnas y como jefe de la oposición. Los actores que ansiaban su papel se conforman con ser secundarios y lo que han representado en Sevilla: convidados de piedra.

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