La independencia y los políticos

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

google+

linkedin

Comentar

Imprimir

Enviar

Creo que ha llegado la hora de intentar entender a los que teniendo lengua propia cuando quieren significarse dicen Catalonia is not Spain.
Algunos se empeñan – confieso que yo he sido uno de ellos – en rebelarse contra la pretensión independentista de quienes forman parte de este país y no entienden que no hay fuerza humana coercitiva que pueda luchar contra los sentimientos. Tengo amigos catalanes que, aunque sin argumentos históricos ni razones que lo justifiquen, se sienten no españoles y que ayer estuvieron en la macro manifestación de Barcelona pidiendo ser un país distinto, y ante eso poco se puede hacer porque no hay quien les apee del burro cuando confunden deseo con realidad y no reparan en los inconvenientes y desventajas que asumirían si finalmente fuesen independientes.

Algo de fraude hay en todo esto y quienes alimentan artificialmente un sentimiento que sí existe son unos profesionales del aprovechamiento en beneficio propio del malestar colectivo. Sin hacer referencia a algo tan importante como es la Constitución española, que también rige para los catalanes, alguien debería explicarles las consecuencias que tendría para sus vidas y sus bolsillos una aventura como la que les proponen desde el mismo gobierno de la Generalitat, porque Artur Mas y el renacido Jordi Pujol mienten cuando les quieren hacer creer que esta crisis económica que estamos sufriendo para los catalanes independientes no sería un problema porque tendrían superávit. También les mienten cuando les ocultan que disminuiría el consumo de productos catalanes entre quienes somos sus mayores clientes y consumidores. Algunas empresas – como ha ocurrido en Canadá que se han ido de Quebec a Toronto – se deslocalizarían de allí, dejarían de formar parte de la Unión Europea y tendrían que ponerse a la cola e iniciar los trámites de incorporación a este club,
Para los políticos catalanes este pulso es un brindis al sol que aprovechan y estimulan como una forma de envolverse en la señera y dejar de asumir otras responsabilidades. En cambio el error del resto de España sería ignorar que el sentimiento secesionista existe en Cataluña y que hay que convivir con él.

Hizo bien Rajoy cuando el otro día en la entrevista que le hicieron en televisión española dijo que frente a esa “algaravía” lo que había que hacer era ponerse a trabajar en serio en lo importante, que es sacar de la crisis a este país. No les habrá sentado nada bien que a la Diada la califique de algarabía, pero a veces una sola palabra rebaja la trascendencia de un acto jaleado por los gobernantes.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios