Puigdemont y su particular día de la marmota
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Puigdemont y su particular día de la marmota

lunes 12 de febrero de 2018, 18:52h

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El candidato a president de la Generalitat se marchó a Bruselas para prolongar cada día su situación de presidente y se ha quedado atrapado en sun propio tiempo político, repitiendo lo mismo cada 24 horas y obligando a toda la clase política a convertirse en rehenes de su propia marmota

Cada día se levanta para vivir lo vivido el día anterior. Y así hasta que tras deprimirse, suicidarse, hacer el bien y el mal a partes iguales y enamorarse, Phill consigue romper ese ciclo de 24 horas que le tiene atrapado en el tiempo. El gran Bill Murray - ese actor tan difícil de olvidar como inclasificable - consigue que la increíble historia del hombre atrapado en su propio tiempo se haya convertido con el paso de los años en uno de los grandes clásicos de la historia del cine.

A nuestro hombre del tiempo catalán le está ocurriendo lo mismo. No está en un pequeño pueblo de la América profunda pero sí tiene a su particular marmota para indicarle si ya ha pasado el invierno. Puigdemont se marchó a Bruselas para prolongar cada día su situación de presidente y se ha quedado atrapado en sun propio tiempo político, repitiendo lo mismo cada 24 horas y obligando a toda la clase política a convertirse en rehenes de su propia marmota. Le queda una salida: convertir a Elsa Artadi en su Rita particular, declararle su amor político, y dejar que un gobierno de la Generalitat con él en la distancia - si quiere como guardian de las esencias soberanistas y a la espera de las elecciones europeas de junio del 2019 - traiga de una vez por todas la tranquilidad a Cataluña y los cambios que necesita España a este país en el que los políticos de todos los colores se han convertido en actores secundarios de la película que tiene a don Carles como protagonista.

El film de Harold Ramis va a cumplir 45 años y su pequeño pueblo de Amer bien podría ser el homólogo norteamericano en el que se mueve el comentarista del tiempo. Hasta podemos buscarle un parecido al ex presidente con el actor de “Caza fantasmas”, otro de los títulos cinematográficos que podemos utilizar para definir las actitudes de los líderes políticos desde Mariano Rajoy a Iñigo Urkullu, pasando por el resto de los que dicen representar a la derecha y la izquierda española pero que parecen haberse olvidado de que en España viven 46 millones de ciudadanos.

Desde Barcelona, los que dicen saber y tener en sus manos el argumento de la crisis catalana, aseguran que con los idus de marzo llegará el nuevo gobierno, tan independentista como el anterior pero aceptando las reglas jurídicas de la Constitución. Y con Puigdemont aceptando que su tiempo de presidente se terminó cuando el gobierno de la nación decidió aplicar el artículo 155, que es una tijera en el tiempo político de aquellos que soñaron, pensaron y creyeron que un estado se puede cortar en trozos tras quinientos años de mal que bien caminar juntos.

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