Si nada, ni nadie lo impide - y parece que no, por fín - Cataluña tendrá un presidente elegido por el Parlament y un gobierno en la semana del 5 de marzo. El jefe del Ejecutivo será un dirigentes de Junts per Catalunya y su número dos un representante de Esquerra Republicana. El pacto está cerrado entre las tres fuerzas políticas que pueden llegar a la mayoría absoluta, las dos anteriores más la CUP de la que Anna Gabriel fue portavoz.
El camino que llevará al sucesor de Puigdemont a la presidencia de la Generalitat se va a recorrer en tres pasos, de los que ya se ha informado al gobierno central a través de una doble vía: la directa con la vicepresidencia en Moncloa y la indirecta con un miembro de la Ejecuitva del PP con despacho en la sede central de la calle Génova. Y aseguran que los elegidos para ambos cargos aún no tienen nombre, por más que algunos de los implicados llevan defendiendo el nombre del ex-consejero Turull, y que dependerá de los ajustes de última hora y de la situación judicial y penitenciaria de los dirigentes de las dos formaciones que concurrieron a las elecciones y de los votos que consiguieron.
El primer paso lo darán Carles Puigdemont y una nutrida representación de las fuerzas independentistas que ocupan escaño en el Parlament en Bruselas la próxima semana, con un acto de “investidura simbólica” y sin efectos jurídicos y políticos en el que el líder de Junts per Catalunya será nombrado presidente, una realidad que el “refugiado” o huido en Bruselas ha aceptado tras negociar, sobre todo, con ERC y que cuenta con la “bendición” de Oriol Junqueras desde su situación de preso en la cárcel de Estremera.
El segundo paso se dará en Barcelona una semana más tarde, con una primera votación con un “candidato” imposible por su situación jurídica y penitenciaria, para salvadas las formas y la petición de la CUP de hacer visible a “su presidente”, y dejar así paso a la autentica votación de investidura de la persona que se sentará en el palacio de la Generalitat. Y que no será, desde luego y a tener de lo pactado, Elsa Artadi, que si estará en el Ejecutivo como una de las personas de confianza de Puigdemont.
El tercer pasó llevará a la votación y elección del nuevo presidente y a la formación del Ejecutivo catalán, con una composición muy similar en su estructura y asignación de Consejerías casi idéntica a la que había antes de la intervención, y la consiguiente desaparición del artículo 155, y el comienzo de una negociación “desde cero” con el gobierno central de Mariano Rajoy - se explica así la agresiva intervención del presidente exigiendo un gobierno en Cataluña - que ya habrá abordado la sustitución de Luís de Guindos, el ministro que este mismo miercoles aseguraba que el lunes 26 habría abandonado el cargo.
Se cerrará así una etapa a partir de la cual la situación de los hoy encarcelados puede variar a través de las fianzas que el juez Llarena pueda imponerles para “ normalizar” su situación jurídica a la del resto de dirigentes que participaron en el ilegal referendum y en las posteriores declaraciones políticas en el Parlament, desde Forcadell a Romeva y que gozan de libertad. Algo que el propio Mariano Rajoy y Soraya Saenz de Santamaría llevan persiguiendo desde hace semanas.
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