De la independencia a la Monarquía como objetivo
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De la independencia a la Monarquía como objetivo

martes 26 de diciembre de 2017, 05:49h

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Si se escuchaban con atención los últimos mensajes antes de la cita con las urnas del día 21 de Pablo Iglesias y Carles Puigdemont se descubría que la palabra independencia no estaba y que había sido sustituida por otra de mayor alcance nacional: monarquía. El líder de Podemos y el ex-presidente de Cataluña reconocían, sin hacerlo de forma explícita, que el tema de la soberanía y la salida de España de esa Comunidad había perdido fuerza y relevancia y que, para el inmediato futuro, tenían que articular un nuevo mensaje más amplio y global, que se pudiera plantear en todo el estado y para el que, según sus cálculos, podían contar con mayor número de seguidores: la continuidad de la Monarquía tal y como aparece en nuestra Constitución.

El gobierno de Mariano Rajoy y el partido de Mariano Rajoy pasaban a un segundo plano y se colocaba a Felipe VI y la continuidad dinásticamente - frente a la reivindicación de la República - como nuevo slogan al que referirse en las próximas semanas y meses. Colocar al Rey en la diana de la izquierda y de los independentistas representa el último tramo de una estrategia que antes, ahora y mañana busca que los españoles reivindiquen un referendum constitucional en el que, por encima de la articulación de nuestras autonomías y de unas nuevas redacciones de los artículos más sociales, se coloque la gran pregunta que no apareció hace cuarenta años: elegir entre las dos formas de estado que en aquel lejano 1978 era un imposible, monarquía o república. Una forma de hacer retroceder a España a los duros y terribles años treinta que comenzaron un 14 de abril y terminaron un 20 de noviembre de 1975.

Las distintas reacciones al discurso navideño de Felipe VI reflejan esa realidad, incluyendo en esa dicotomía estructural del estado al PNV de Urkullu, que aprovechando los resultados electorales y la casi segura puesta en marcha de un gobierno tan independentista como el que se anuló con el 155 de la Constitución - y al que se refirió sin mencionarlo el Monarca - ha vuelto a mostrarse reacio a aprobar los Presupuestos del Estado pese a los cinco mil millones que le ha arrancado al gobierno de Rajoy en la persona de su ministro de Hacienda, obligado éste, una vez más, a “bailar con la más fea” por aquello de los impuestos y el reparto de la riqueza o la pobreza que generan.

Si Puigdemont y los suyos necesitan “culpar” a alguien por encima del Presidente del Gobierno de sus males ya tienen al descendiente de Felipe V para recordar a los catalanes que les siguen que hace trescientos años les despojaron de unos privilegios de los que gozaban frente al resto de españoles, si exceptuamos los navarros. Y en el magma de Podemos y sus distintas confluencias colocar al Rey en el punto de mira es una forma de buscar una salida al difícil y complicado laberinto en el que la crisis catalana les ha metido. En definitiva vamos a tener menos mensajes de independencia y más de monarquía.

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