Ese territorio hostil que se llama centro

Ese territorio hostil que se llama centro

lunes 05 de septiembre de 2016, 18:43h

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Es el claro objeto de deseo por parte de todos los partidos y en todos los países. Se le busca, se le pretende, se le agasaja y hasta se le presenta como la quintaesencia de la vida pública, una especie de bàlsamo de Fierabras capaz de curar los excesos que vengan de la izquierda o la derecha

Al centro se le presenta como el jardín del Eden pero en realidad es un territorio hostíl y todos aquellos que se han atrevido a cruzarlo o a vivir en èl, han desaparecido. Los han matado desde las dos orillas.

Partiendo desde la derecha intentaron organizar un centro político que sirviera para amortiguar los " choques" ideológicos entre la derecha y la izquierda primero Adolfo Suarez, con la UCD y el CDS, y más tarde Miguel Roca y Antonio Garrigues con el Partido Reformista. Fueron aplastados por la presión del hoy Partido Popular y por el PSOE, que se proclamaban de centro derecha y centro izquierda en busca de ese mágico 5 sociológico que da y quita victorias electorales.

Desde la izquierda lo intentó Rosa Díez con UPyD, con el mismo y trágico resultado. Y ahora, desde una multiplataforma de antiguos militantes de derechas e izquierdas lo intenta Albert Rivera con Ciudadanos. En diciembre de 2015 aspiraba a ser primera fuerza desde el centro derecha desplazando al PP y a una parte del PSOE. Se quedó en cuarta posición con sus 40 diputados nacionales y sus acuerdos autonómicos en las Comunidades de Madrid y Andalucia, poniendo en valor su papel de regeneración y equilibrio entre los dos grandes partidos.

Firmó un acuerdo de investidura y posible gobierno con el socialismo de Pedro Sánchez, pomposaments firmado en el Congreso, que se diluyó como un azucarillo. Y lo ha vuelto a hacer con los populares de Mariano Rajoy, con idèntico resultado. Tras los dos " fallos" en apenas ocho meses se teme lo peor: que si se repiten las elecciones en diciembre sus 32 escaños pasarán a ser historia y su papel de " arbitro" electoral correrá el mismo destino que sus predecesores.

Tal parece que a los españoles nos gusta el centro, reivindicamos las virtudes del centro, pero no nos creemos a los partidos que se definen como tales. Si les entregamos votos, lo hacemos con cicaterïa y nos inclinamos por lo conocido aunque no nos guste antes de aventurarnos por lo nuevo y desconocido. Hasta el Podemos de Pablo Iglesias ha aufrido ese fenómeno: intentó " centrarse" en sus mensajes electorales de junio y junto a la Izquierda Unida de Alberto Garzón perdió un millón de votos.

Rivera y el resto de dirogentes de Ciudadanos defienden lo que tienen y han aceptado que es muy dificil que tengan más. Desde el PP y con Rajoy al frente aspiran a " recuperar" votos y escaños como ya han hecho en las ùltimas elecciones. Necesitan tanto las papeletas afirmativas que se fueron en diciembre a ese " centro" como la abstención de una buena parte de los votantes de la izquierda que representa Podemos y sus confluencias. Si lo logra, la derecha popular volverá a vestirse de centro-derecha y puede que hasta ayude al PSOE a regresar a ese centro- izquierda que tuvo con Felipe Gonzàlez.

Los dos grandes dinosauros de nuestra política, a los que se quería exterminar hace ocho meses han demostrado que siguen más que vivos y dispuestos a mantenrse en ese bipartidismo imperfecto con el que quisieron emular a Cánovas y Sagasta. Las " primarias" que se van a celebrar el 25 de septiembre en Galicia y Euskadi serán una buena pista para el inmediato futuro.

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