El cartero de Podemos

jueves 18 de febrero de 2016, 04:46h

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Empezaron enseñando la patita pero ha llegado el momento de mostrar la pezuña, que es más basta y sucia.
Pablo Iglesias quiere tener jueces como el que condenó en Venezuela, con pruebas falsas, al opositor Leopoldo López, y que cuando se arrepintió de lo que había hecho se tuvo que exiliar a otro país desde donde denunció esa injusticia.

Ese programa de gobierno que le han enviado al Psoe para llegar a un acuerdo dice que los magistrados para algunos puestos clave de la justicia, como el Fiscal General del Estado, los magistrados del Tribunal Constitucional o los vocales del Consejo General del Poder Judicial sean designados, además de por los criterios clásicos de mérito y capacidad, por su “compromiso con el programa del Gobierno”

De un plumazo se quieren cargar la independencia que la ley le atribuye a los jueces para tenerlos a su servicio.

Es cierto que algunos magistrados estarían encantados de trabajar con esos criterios no democráticos, y si llega a gobernar Podemos no tendrían ningún inconveniente en interpretar la ley en contra de los disidentes, porque ya tienen entre sus filas a jueces y militares que les han jurado lealtad, pero lo significativo de esta propuesta totalitaria que pretende acabar con la división de poderes, es que caminan hacia la abolición de principios impropios de una democracia.

Las asociaciones consideran que esta exigencia de adhesión política supone un ataque a la independencia del Poder Judicial.

Cuando los ciudadanos debaten sobre la opción política de Podemos se fijan en diversos aspectos que tienen que ver con la economía, los medios de comunicación o incluso su pretensión de cambiar la forma de Estado, pero se olvidan de los más importante que es lo que a mí más me preocupa.

Podemos quiere acabar con nuestras libertades individuales, porque no cree en la democracia.

Estoy totalmente persuadido que un partido cuyos dirigentes hablan de violencia, construcción de cócteles molotov, y agresiones físicas a los opositores – y las pruebas están en sus conferencias o discursos grabados que están en Internet para el que quiera verlo y escucharlo – no es bueno para los ciudadanos de un país imperfecto, con muchas cosas que mejorar, pero que al menos puede respirar libertad y saber que si alguien llama a su puerta por la mañana, es el lechero.
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