El presidente Pedro Sánchez no cuenta ya con ningún apoyo político real y ser halla cada vez más aislado en La Moncloa, pero todavía cree que él podrá con todos y se mantendrá hasta que algo o alguien decida provocar su marcha. Sus socios de investidura le han ido abandonando poniendo cada vez más pegas a sus iniciativas legislativas, pero al mismo tiempo nadie quiere echarle porque se juegan sus escaños en un adelanto electoral. Lo dijo Yolanda Díaz: “No hay plan B”.
Hasta Sumar y Más Madrid, que cuentan con ministros en el gabinete, tratan de alejarse lo más posible de los escándalos del PSOE para que no les acabe manchando y el coro de ministros/as que formaba su punta de ataque es cada vez más pequeño y más callado.
A medida que avanzan las investigaciones judiciales sobre el PSOE y en el entorno personal del presidente se nota el desaliento que mueve a las principales figuras del gobierno y de los líderes de los partidos que forman el gobierno de coalición. La sentencia del Tribunal Supremo condenando al fiscal general, García Ortiz, ha puesto en evidencia la debilidad de Sánchez y los fallos de su estrategia de la resistencia.
Los escándalos sexistas de Koldo y Abalos han abierto una herida en el PSOE que será difícil de cerrar como lo está demostrando el caso de Paco Salazar, el ex director de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia, al que varias mujeres habían denunciado por acoso sin que el partido las hiciera caso. Algo parecido le ocurrió a Sumar y Más Madrid cuando se destapó el caso de Iñigo Errejón. Todo ello sumado a las historias que se cuentan y que van aumentando cada día más sobre las “saunas” que regentaba el suegro de Sánchez. Algo que ha permitido al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo poner en duda el feminismo socialista.
Lo único que ha mantenido a Pedro Sánchez en La Moncloa, durante los últimos meses, ha sido el miedo de sus socios de investidura a lo que les pueda pasar en un adelanto electoral. Las encuestas no dan más allá de 20 diputados a los partidos situados a la izquierda del PSOE, incluido Podemos, mientras que los grupos independentistas catalanes también son pesimistas sobre los resultados que podrían obtener. El PNV, que ha sido el principal apoyo de Sánchez, podría perder algún diputado y quedar por debajo de los abertzales.
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