El imperio norteamericano muestra cada vez más signos de debilidad no solo económica, sino también militar. Los tiempos de Corea, Vietnam, Afganistán o Iraq, que en general acabaron en desastres, han pasado e Israel se siente cada vez más inseguro por su dependencia umbilical con Washington por eso tiene prisa por destruir a sus enemigos antes de que se acaben los dólares.
El genocidio al que somete día tras día en Palestina no tiene parragón no siquiera comparado con las bestialidades de la Alemania nazi contra Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y demás países de su entorno. Es algo que la historia recordará durante siglos y que condenará cuando el imperio USA desaparezca.
Con la destrucción de Irán, Netanyahu pretende poner a Estados Unidos ante la tesitura de entrar en un nuevo conflicto bélico que va a costar miles de billones de euros que van directamente a cargarse en la ya abultada deuda que tienen los Estados Unidos y las grandes tecnológicas que se han puesto al servicio de Israel.
Israel quiere copiar el modelo que Estados Unidos aplicó a Japón en 1945 para convencer a a los japoneses no solo de rendirse sino de convertirse en sus propios aliados. Así se lo dijo al ex presidente Biden y ahora al loco de Trump. Ya veremos como acaba todo.