D'Artagnan Gómez y sus tres mosqueteros

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Derrotado en la Conferencia socialista puede terminar encerrado en su propia " máscara de hierro". Si Alejandro Dumas hubiera asistido a la Conferencia Política del PSOE podría haber transmutado a sus personajes ficticios de la Francia de Luis XIII en los comienzos del siglo XVII por los muy reales de la España del siglo XXI.
El juego de conspiraciones, traiciones, intereses personales camuflados de bienestar político, incluso amoríos y lealtades llevados al límite le habrían permitido al mulato novelista francés convertir al ambicioso y osado Secretario general de los socialistas madrileños en una suerte de D'Artagnan llegado a la Corte madrileña desde la " Gascuña" obrera de Parla para probar fortuna junto a los tres mosqueteros cruzados en su camino: Porthos Quintana, Athos Barranco y Aramis Cascallana, tres ex alcaldes que le protegen y le secundan en su lucha abierta contra el cardenal Rubalcaba, Milady Valenciano y Rochefort López, los tres" malvados" que con la excusa de defender al estado atacan sin parar a la " reina" Chacón por sus supuestos delitos de "traición" junto a su particular Duque de Buckingham, Miguel Barroso.

Nuestro hispano mosquetero tendría en la combativa Manu Menendez a su particular Constanza, siempre dispuesta a cualquier sacrificio con tal de ayudar en sus empeños a su " caballero andante"; y las ansiadas joyas de la Reina Ana - que era española y por un tiempo reinó no sólo en Francia sino también en Navarra y hasta en Cataluña - serían en este 2013 que vivimos las elecciones primarias internas que se niegan a convocar con premura Richelieu Rubalcaba y su guardia pretoriana.

Si hacemos caso a la historia del convulso reinado de Luis XIII y bien haría Tomás Gómez en hacerlo más allá de la realidad novelada por Dumas doscientos años mas tarde, los adversarios de Richelieu perdieron la batalla y al cardenal del Rey le sustituyó a su muerte Mazarino, el cardenal de la Reina y supuesto y nunca probado amante. Los mosqueteros envejecieron como soldados de fortuna, la Reina se retiró a Val-de-Grace y murió como la última representante de la grandeza de los Habsburgo españoles, y su hijo, conocido como el Rey Sol, lograría que Francia se convirtiera en la primera potencia europea sustituyendo en ese puesto a la declinante España.

Apresado entre la realidad que le oprime y la ficción que quiere protagonizar, Gómez se mueve en soledad junto a los suyos, que encuentran en la discrepancia pública y en el ataque a la actual cúpula de su partido la única forma de ser reconocidos por los medios de comunicación, y a través de ellos obtener el reconocimiento social necesario para abordar con garantías de éxito unas elecciones autonómicas en territorio enemigo. Sus posibilidades de convertirse en sucesor del " cardenal laico" en que se ha convertido Perez Rubalcaba son mínimas, por no decir que nulas. Por delante de esa legítima ambición siempre van a estar dos vascos, una catalana, una andaluza y hasta un castellano-manchego. Sus intentos de articular una oposición al programa oficial de la Conferencia, con contactos bilaterales en el propio recinto congresual o en hoteles próximos al mismo se saldó con un completo, inapelable y expresivo fracaso.

Puede sumarse, como ya lo hizo, a la mas que probable candidatura de Carma Chacón, a la del agazapado Eduardo Madina e incluso a la previsible y calculadora Susana Díaz, pero lo que es seguro es que deberá ganar primero su candidatura a encabezar las listas del PSOE en la Comunidad de Madrid y ganar y gobernar desplazando al Partido Popular y al líder que coloque Mariano Rajoy, y que cada día que pasa parece más probable que no sea Ignacio González. Papeletas difíciles, y que son las mismas que tiene que lograr Emiliano García Page en Castilla la Mancha desde su alcaldía toledana, no así Madina, ni Patxi López, ni la " viajera" Chacón. Nuestro particular mosquetero consiguió ser el alcalde más votado de España y asaltó el poder territorial de su partido tras la debacle de los socialistas con Rafael Simancas por la traición de los conjurados agrupados en los " renovadores de la base". De aquellos fastos a estos lodos.

Las luchas por el "trono" no han variado mucho, ni en el fondo, ni en la forma. Siglos atrás las protagonizaban los miembros de una misma familia: padres, hermanos, tíos, sobrinos...investidos de la " razón de la sangre". Hoy esas mismas luchas se realizan bajo el amparo de la política y de los partidos como expresión de la voluntad de los ciudadanos a través de las urnas. Está en juego el poder. Los caminos para conseguirlo unen a los representantes del " pueblo" con los de la religión, la riqueza y hasta con los que se mueven en las alcantarillas. En España, desde que Carlos II muriera sin descendencia y sus sobrinos se disputarán el trono, uno apoyado por Francia y otro por lo que hoy sería Alemania, hemos sabido y padecido mucho de eso.

El novelista Dumas se inspiró en hechos reales ocurridos en la Francia de mediados del siglo XVII y los adornó con su imaginación, que hasta es posible que fuera más cierta que la propia realidad. Así, los viejos mosqueteros y sus hijos terminaron ayudando a un Rey inglés a defender su corona frente a los independentistas escoceses y liberando de las mazmorras y la soledad al hermano gemelo del suyo propio. Más conspiraciones, más traiciones, más ambiciones, hasta que el poder terminó dentro de una "Máscara de hierro".
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