Los Másteres del Universo
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En un periodo muy corto hemos tenido las cumbres del G7 y ahora la de la OTAN, con Ucrania y Putin como trasfondo

Esta mañana nuestro marino parecía disconforme con algunas noticias, sin muchos preámbulos comenta:

—Estoy viendo una foto que lo sintetiza todo. Unos políticos ufanos alrededor de una mesa con un fondo idílico. Son los jefes de gobierno del G7 y sus declaraciones al cierre de la cumbre: «Putin no ganará esta guerra».

Me suena a hueco y algo patético.

Para empezar, no hablamos de una guerra, sino de una invasión de un territorio, con independencia de avatares históricos, Ucrania es un país soberano, a pocas horas de cualquiera de los países de la UE.

Mientras Europa farisaicamente se ha rasgado las vestiduras y tomado unas medidas que, a todas luces, son insuficientes. Suena a risa estas afirmaciones al cierre de la cumbre de los másteres del Universo, eso de «Putin no ganará esta guerra», no puede sonar más que a una burda burla.

Ucrania ya ha perdido la guerra, porque es la que está poniendo los muertos, los refugiados y las pérdidas de seres queridos. Sin contar, cuando todo esto remita, lo que les quedará para poder reconstruir su país a nivel de infraestructuras, ciudades, industrias, sanidad y servicios.

Esas declaraciones buenistas del G7 están muy lejos del sufrimiento cotidiano de los ucranianos. Los que siguen allí sufriendo las escaseces, viendo como sus hogares y sus vidas ya se han roto; y estos son los afortunados, porque los otros han muerto; añadamos el sufrimiento de los que han salido, con las penurias propias de ser unos refugiados.

Mientras alrededor de esa mesa, con todo el confort, con aire de circunstancias y preocupación impostada hacen declaraciones que, vistos los antecedentes, resultan patéticas y con unos anuncios de sanciones que Putin ha venido sorteando sin grandes dificultades.

Declaraciones como las del presidente francés, Emmanuel Macron, un líder que nunca se sabe si sube o baja, que dice «nuestras sanciones contra Rusia se mantendrán tanto tiempo como sea necesario y con la intensidad necesaria» lo que se contradice con lo que pidió hace poco al pedir «no humillar a Rusia»

Interviene nuestra joven profesora:

—Eso no está alejado de lo subrayado por el canciller alemán, Olaf Scholz, cuando dijo «seguiremos imponiendo al presidente Putin y su régimen altos costes políticos y económicos», que siendo Alemania el país que es el mayor comprador de gas, incluso desde la invasión de Ucrania, resulta chusco.

Aunque el mayor ejercicio de cinismo ha sido, en estos momentos, la aceptación unánime para convertir en candidata a Ucrania para su ingreso en la UE. Un ejercicio de hipocresía porque, a efectos prácticos, todos saben que los requisitos para poder acceder no se cumplen, ni se cumplirían mucho tiempo después del fin de la guerra.

Todo esto no deja de ser un trampantojo, una ilusión óptica con la que nos intentan vender que están muy preocupados por esa guerra, pero no deja de ser un producto para el consumo de los ciudadanos y que esconde una verdad muy dura. Han saltado por los aires toda la geopolítica del fin de la «guerra fría» y la caída del muro de Berlín.

El marino interviene:

—Una vez más las soluciones reales, ni se toman, ni se tomarán tal como se hizo en conflictos recientes dentro de Europa, sin contar la invasión de Crimea, en la que todo el mundo miró para otro lado.

Claro que, como ha ocurrido en todas las guerras, habrá sectores y países que sacarán provecho de esta crisis y, una vez más, nos quedarán las buenas intenciones y la «diplomacia de esgrima», pero sin arriesgar nada porque tenemos que seguir en las estrategias geopolíticas y geoestratégicas. Mientras a gentes sencillas se les ha destrozado su vida.

Después nos contarán que esas sanciones a Putin se llevarán a la ONU, cuando todos sabemos que Rusia es uno de los países con derecho de veto. La ONU, un organismo del que todos están de acuerdo que es inoperante y excesivamente costoso, pero que nadie se atreve a adaptarlo a los tiempos actuales o, sencillamente, dinamitarlo.

Tenemos demasiada burocracia local, nacional, europea e internacional que nos resulta altamente gravosa, pero que no nos atrevemos a revisar. Patada y balón para adelante.

La profesora dice:

—En medio de todos estos vericuetos y juegos de artificio me vienen a la mente aquellas palabras de Jean-Claude Juncker, el político luxemburgués, ex presidente de la Comisión Europea, cuando dijo «Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos». Toda una declaración de principios que resume el juego de las instituciones y cuáles son los verdaderos intereses de los políticos.

Lo que sorprende es que, unos y otros, se quejen del florecimiento de movimientos populistas, tanto de derechas como de izquierdas, cuando son este tipo de políticas, estas acciones las que dan pábulo al hartazgo y decepción de los electores.

El marino concluye

—No obstante, tengo que proclamar que los políticos jamás mienten ¡Ellos son la mentira!

Entre risas nuestros amigos proclaman que están en una deriva muy peligrosa y lo mejor es acercarse al mar.

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