El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune
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El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune

Argelia cierra el gasoducto Magreb/Europa: un error estratégico que tendrá consecuencias

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Por Pedro Canales / Atalayar

El cierre unilateral del gasoducto Magreb/Europa por parte de Argelia es un error estratégico que acarreará desastrosas consecuencias para el país norteafricano y toda la región, si no se corrige rápidamente y sin paliativos.

En cuestiones estratégicas, militares y políticas, no se deben tomar decisiones precipitadas si no se tienen los medios de implementarlas y de hacer frente a las consecuencias.

El régimen argelino ha tomado en pocos meses dos decisiones estratégicas importantes: la primera ha sido la ruptura unilateral de relaciones diplomáticas, económicas, de cooperación y de seguridad con Marruecos; la segunda, cerrar el gasoducto Magreb/Europa, que transportaba 6.000 millones de metros cúbicos de gas desde los yacimientos de Hassi R’Mel hasta España, pasando por Marruecos.

Ambas decisiones estratégicas han sido adoptadas por el Alto Consejo de Seguridad argelino, un organismo militar que ha pasado de ser una instancia consultiva a un órgano ejecutivo, y al que está asociado sin derecho de veto el presidente de la República, los ministros de Interior y de Exteriores, y los jefes de la seguridad.

Las dos decisiones tenían un mismo objetivo: golpear política, diplomática y económicamente al vecino marroquí, a quien se le acusa, sin haber mostrado pruebas fehacientes, de atacar los intereses soberanos de Argelia, de financiar y apoyar a grupos políticos que Argel califica de “terroristas” (el Movimiento de Autonomía Kabil MAK, y el movimiento opositor Rachad), de haber provocado los “incendios criminales” que han arrasado el país este verano, y de haber organizado indirectamente el linchamiento del joven kabil Djamel Bensmain.

Sin embargo, existe una diferencia notoria entre las dos decisiones tomadas por el Alto Consejo de Seguridad. La primera, la ruptura de relaciones con Marruecos, Argel puede asumirla y hacer frente a sus consecuencias, movilizando sus redes de apoyo y ejerciendo lobby en todo el mundo, en países amigos y aliados, y en organismos multinacionales, la Unión Europea, la Unión Africana y la ONU, principalmente.

A la segunda, por el contrario, Argelia no podrá hacerle frente. Los acuerdos firmados con España, con Portugal y con la Unión Europea, para el abastecimiento del gas, no podrá honorarlos. El único “plan alternativo” esgrimido por Argel para compensar los 6.000 millones de metros cúbicos del gasoducto Magreb/Europa es el de aumentar la capacidad de transporte del MEDGAZ, que actualmente trae a España unos 8.000 millones de metros cúbicos y que podría previas modificaciones técnicas y una inyección de millones de euros, aumentar su flujo en un máximo de 2.000 millones de metros cúbicos. La otra pata del “plan alternativo” consiste en aumentar el transporte de gas líquido por metaneros, que actualmente asciende a 1.000 millones de metros cúbicos, y que en ningún caso podría superar otros 1.000 millones de metros cúbicos más. Esto en lo que se refiere al daño provocado a España/Portugal/Unión Europea, por la decisión.

Pero donde el punto estratégico argelino realmente falla es en el objetivo perseguido. Marruecos se verá afectado en un primer momento, ya que todo deja indicar que los estrategas marroquíes no habían contemplado este escenario por considerarlo suicida e irrealista. La industria que se abastece energéticamente de los 800 millones de metros cúbicos de gas que el gasoducto dejaba a su paso por Marruecos no tiene alternativa inmediata. El “gas argelino” proporcionaba a Marruecos un 10% de su producción eléctrica.

En cuanto al no-ingreso de los 100 millones de dólares anuales de media, que quedaban en Marruecos fruto del Acuerdo firmado en 1996, serán compensados ampliamente por los aliados árabes de Marruecos. Argel no ha sabido leer el mensaje que Arabia Saudí, Qatar, Bahréin, Kuwait y Jordania han enviado en las Naciones Unidas al apoyar a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental y en “la soberanía de sus provincias del sur”.

Por otra parte, los planes a medio y largo plazo de Marruecos en el sector de la energía, no sólo compensarán el golpe dado por Argelia, sino que permitirán a Marruecos exportar energía a la Unión Europea, a Gran Bretaña y a los países del entorno africano.

Lo más llamativo del “error estratégico” de Argelia es que su principal aliado en el escenario internacional, miembro del Consejo de Seguridad, que es Rusia, está construyendo en las cercanías de Nador a las puertas de Melilla, un complejo petroquímico con una inversión de 2.000 millones de dólares, capaz de refinar unos 100.000 barriles de crudo diarios que llegarán a través del terminal petrolero del megapuerto Nador West Med en construcción.

Si la decisión del “cierre definitivo” del gasoducto Magreb/Europa no es revocada en corto plazo, las repercusiones serán muy negativas para Argelia y para todo el Magreb. El objetivo de la Unión del Magreb Árabe, ya alcanzado en 1989, pero en somnolencia profunda, ha sido enterrado definitivamente también. Y ello, a pesar de la pasividad de España y Europa frente al vecino argelino.
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