El presidente de la República Saharahui, Brahim Gali, con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
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El presidente de la República Saharahui, Brahim Gali, con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

El Polisario intenta parar la expansión de Marruecos en el Sahara

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El rey de Marruecos, Mohamed VI, ha dado un paso más en sus planes para incorporar a todo el Sahara al territorio marroquí, después de haber ocupado gran parte de él gracias a la colaboración y a la desidia de las grandes potencias internacionales, entre ellas, España.

El alto al fuego vigente en el Sahara Occidental desde 1991 saltó por los aires el 13 de noviembre, cuando el ejército marroquí lanzó un ataque militar contra manifestantes saharauis que bloqueaban la carretera de Guerguerat, que atraviesa cinco kilómetros de una zona de separación que comunica al Sahara ocupado por Marruecos con Mauritania.

Los manifestantes protestaban desde el 21 de octubre por el uso ilegal del cruce fronterizo, una violación marroquí del alto al fuego, por el que circulan además mercancías producto del saqueo de recursos del Sahara Occidental como fosfatos y productos de la pesca en la plataforma marítima. Saqueo en el que participan transnacionales españolas, estadounidenses, francesas y de otros países.

El Frente Polisario, el movimiento de liberación nacional del pueblo saharaui fundado en 1973, repelió el ataque marroquí, golpeando con artillería cuatro bases y dos puntos de vigilancia, y declaró la reanudación de la guerra.

“Comenzó la guerra de liberación de todo el pueblo”, anunció el Frente Polisario, mientras se activaba la movilización general en los territorios liberados y los campamentos de refugiados en Argelia. También hubo manifestaciones en El Aaiún y otras ciudades saharauis ocupadas por Marruecos, duramente reprimidas por la monarquía.

A fines de 2016, se produjo una escalada de tensión en la misma región, entre las tropas marroquíes y el Ejército de Liberación Saharaui, que finalizó con la recuperación del territorio en su totalidad por parte de las tropas saharauis el día 20 de noviembre, pero ante los llamamientos desde la ONU, el 28 de abril de 2017 el Frente Polisario se retiró del área de Guerguerat pese a la oposición de su secretario general Brahim Gali.

El Sahara Occidental es el último territorio reconocido por la ONU como pendiente de descolonización en el continente africano. En 2019 el régimen dictatorial marroquí insistió en que no contempla la posibilidad de un referéndum que incluya la opción de la independencia, sino solo una cierta autonomía dentro del Estado marroquí.

Las autoridades saharauis han solicitado asimismo el retiro de la misión de la ONU, la MINURSO. El propósito de la presencia de la misión de la ONU era garantizar la observación de los términos de la tregua y organizar una consulta de autodeterminación, pero la misión ha sido un continuo fracaso y además nunca tuvo entre sus mandatos la protección de los derechos humanos de los saharauis bajo ocupación marroquí, una limitación que permanentemente denunciaron las organizaciones saharauis.

“En realidad, la ONU ha vigilado la consumación por la vía de los hechos de un régimen colonial extremadamente opresivo por parte de la monarquía marroquí. Cuenta con el apoyo del imperialismo francés y yanqui, de regímenes ultrarreaccionarios como Israel y Arabia Saudí, así como la complicidad del Estado español, que sigue siendo formalmente la potencia administradora del territorio. Desde la traición de Felipe González y el PSOE, en la etapa postfranquista, todos los gobiernos se han acomodado al statu quo de ocupación colonial marroquí, incluyendo al actual gobierno pseudoprogresista del PSOE y Podemos”, afirma un comunicado de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

La frontera entre el Sáhara Occidental y Mauritania ha sido una zona caliente durante décadas. Entre 2016 y 2017, Marruecos intentó asfaltar los cinco kilómetros de ruta que atraviesan Guerguerat entre el muro militar marroquí y la frontera mauritana, pero el Frente Polisario movilizó sus tropas e impidió que la obra se completara.

El 8 de noviembre se cumplieron diez años de la Masacre de Gdeim Izik, el desalojo y destrucción de un campamento de protesta en el que participaban unos 20 mil saharauis en las afueras de El Aaiún, seguido de una razzia represiva salvaje por parte de la dictadura marroquí en todo el territorio ocupado.

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